La película Con amor y furia (Avec amour et acharnement, 2022) está próxima a estrenarse en México. Dirigida por la cineasta francesa Claire Denis, el filme está basado en la novela Un tournant de la vie de la escritora Christine Angot, y narra lo que le acontece a la relación sentimental entre Sara (Juliette Binoche) y Jean (Vincent Lindon), cuando reaparece en la vida de ambos François (Grégoire Colin), quien fuese pareja de la primera, y al cual el segundo consideraba su mejor amigo.
La historia se sitúa en tiempos actuales, más específicamente durante la pandemia mundial por COVID-19. Aunque como la directora explicó a los asistentes a una función especial de su película en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), no es una historia sobre la pandemia, sino más bien una que transcurre durante la misma.
“No me parece que sea la pandemia la que determinó el que yo eligiera filmar esta historia de amor. Se dio durante la pandemia”, precisó Denis. “La pandemia tuvo un papel muy importante. Porque empezamos a filmar durante ella, y me pareció que era totalmente tonto fingir que no existía. Todos traíamos cubrebocas, a todos nos hacían pruebas tres veces a la semana. Y ello se ve reflejado en los créditos de la película los cuales son larguísimos, ya que aunque no teníamos mucho dinero y el equipo de rodaje era pequeño, nos estaban vigilando médicamente todo el tiempo. Entonces pensé que no había que fingir que no había cubrebocas y que había que ser fiel a la realidad”, destacó.
Claire explicó que las consecuencias de la pandemia y el confinamiento fueron contrastadas a través de la sutiles pero intensas y apasionadas interpretaciones de sus actores principales. “los actores supieron ser libres a pesar de todo, y supieron actuar esta atracción física, cuando en la pandemia era más bien el momento en que imperaba la soledad, la repulsión, el miedo. Y si, creo que la pandemia entró en la película como un personaje más”, añadió.
Uno de los asistentes a dicha función especial señaló que Con amor y furia guardaba ciertos paralelismos con Una bella luz interior (Un beau soleil intérieur, 2017), cinta previa de Claire Denis en la cual también colaboró con la guionista Christine Angot y la actriz Juliette Binoche, a lo que la realizadora contestó: “Una bella luz interior era como el monólogo de una mujer que todo el tiempo está pensando que nunca conocerá al hombre con el cual va a poder vivir una verdadera historia de amor. Pero es un monólogo interior, no es algo totalmente realista, solo son fragmentos”, dijo.
“En cambio, Con amor y furia, es un fragmento más grande y completo de una historia de amor. Y entonces es mucho menos ligero, porque se introduce en la película el peso de la vida real. Me acuerdo que Vincent Lindon decía: ‘Me encantan esas escenas en las que voy de compras al supermercado con mi carrito, y que le tengo que pedir su tarjeta de crédito’. (risas). Pero de alguna manera, allí también está el desequilibrio. Son felices juntos, pero ella es prisionera de Jean, especialmente cuando él va saliendo de la cárcel”, describe.
Otro de los temas transversales de la película es el deseo, en este caso en una etapa madura de la vida, y que puede desembocar en celos e infidelidades. Al responder a preguntas del público a ese respecto, la directora expresó lo siguiente: “Mientras uno tenga deseo en el cuerpo, sea uno joven o viejo, este no se vuelve ingenuo. Más bien al contrario, entre más se envejece, más miedo se tiene de perder el equilibrio frágil de una unión amorosa. Yo creo que Vincent y Juliette lo sabían muy bien, y eso es lo que ellos brindaron a la película. Y cuando digo que lo brindaron, es que lo dieron con su propio cuerpo”.
Respecto al tema de los celos y la infidelidad, se le inquirió si había un trasfondo shakesperiano en este largometraje, particularmente en relación a la obra Otelo: el moro de Venecia. Ella lo negó, argumentando lo siguiente: “A menudo, en los libros de Christine Angot se habla de triángulos amorosos. A mí me encanta Otelo, pero en realidad, en ella no hay un triángulo amoroso, porque el tercer personaje son los celos. Quizás allí hay una dimensión más, una dimensión superior, ya que Otelo es negro y Desdémona es blanca, y en la sociedad de Venecia de esos años esta cuestión es como una especie de oprobio”.
Denis también explicó que ella no recurre a los castings ni a nada parecido al momento de elegir a los actores para sus proyectos cinematográficos. “Yo nunca hago ensayos, pruebas con los actores. Yo siento que tengo que elegirlos más o menos como elegimos a las personas en nuestras vidas, es decir, corro el riesgo de que a lo mejor las cosas no van a salir bien. Yo necesito quererlos, no puedo decir ‘A lo mejor este es malo, cuando es alguien a quien yo amo’. Y para concluir, puedo decir que son amores de juventud: yo filmé a Grégoire Colin cuando tenía 15 años. Y aquí ya tiene 42”, reflexiona la autora, divertida.
Al ser cuestionada sobre el tema de la mirada femenina, Claire expresó: “Yo creo que a menudo esta discusión de cómo es eso de ser una mujer que hace películas, cuál es la diferencia entre la sensibilidad masculina y la femenina, es algo que yo no puedo discutir, porque yo nunca he sido un hombre (risas). Todas estas preguntas que luego hacen en los periódicos y los reporteros acerca de la mirada femenina y la mirada masculina, todo eso no es nada. Uno nace hombre o mujer pero siempre está un poquito en medio, y esa es la emoción”, destacó.
Finalmente, cuando otro de los espectadores le inquirió cómo hacía para encontrar equilibrio entre la vida profesional y la personal, la directora respondió: “Creo que esa otra a veces es muy injusta con la mujer que yo soy. Porque a veces, a esa que le gusta el cine, rompe un poco mi vida privada de todos los días. pero es una destrucción que yo elegí y acepto las consecuencias”.
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