Escenario

‘La Cocina’, la amenaza de la deportación en los amores y caos de un restaurante

COBERTURA. El filme del cineasta mexicano Alonso Ruizpalacios se estrenó en la Berlinale y es una de las 20 películas que compiten por el Oso de Oro del festival

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Ramiro Ruiz, Anna Diaz, Raúl Briones Carmona, Rooney Mara and Alonso Ruizpalacios en la presentación del filme en la Berlinale

Ramiro Ruiz, Anna Diaz, Raúl Briones Carmona, Rooney Mara and Alonso Ruizpalacios en la presentación del filme en la Berlinale

EFE/EPA/CLEMENS BILAN

El director Alonso Ruizpalacios indagó profundamente en su pasado para hacer La Cocina, una mirada frenética a las vidas, los amores y el caos que rodean a los inmigrantes que trabajan en un restaurante en Times Square de Nueva York.

El conflicto mexicano-estadounidense es una de las 20 películas que compiten por el Oso de Oro del festival, estaba, dijo el cineasta, diseñado para mostrar el destino de los inmigrantes, quienes, lejos de llegar a una tierra prometida después de viajes largos y peligrosos, a menudo continuaban viviendo en un estado de suspensión.

La película documenta, en un blanco y negro descolorido que hace que los manjares suntuosos parezcan cenizas, la historia de un único servicio de mediodía.

Una toma de 10 minutos, filmada durante una semana, sigue el intrincado baile de cocineros y camareros, mexicanos, marroquíes, ecuatorianos e incluso estadounidenses, mientras, riendo y remando en una docena de idiomas, convierten el caos en almuerzo.

“Cuando era estudiante, trabajé en un Rainforest Café, que es un restaurante que no tiene nada de comida pornográfica”, dijo Ruizpalacios. “Me atrajo más eso, la experiencia colectiva... un grupo de hermanos, pero tan pronto como comienza la prisa, es cada uno por su cuenta”.

El personal hace magia, pero vive en una profunda inseguridad, con la amenaza de la deportación sobre ellos, una debilidad que el restaurante explota descaradamente.

Vi en ello una oportunidad de retratar la soledad del migrante”, afirmó Anna Díaz, quien lo retrató. Estela, de 19 años, una cocinera recién llegada de México, parpadea para contener las lágrimas.

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Imagen de ‘La Cocina’ de Alonso Ruizpalacios

Me pongo así porque mi madre dejó su país hace años y vive en un país donde no conoce el idioma”.

La inseguridad genera bravuconería y masculinidad tóxica mientras los trabajadores privados de sus derechos se esfuerzan por hacer valer cualquier forma de control que tengan a través de besos robados con compañeros de trabajo a los que alternativamente idolatran y menosprecian.

Para Raúl Briones Carmona, el papel impulsado por la testosterona de Pedro, un cocinero pródigo con poco control emocional, fue el primero que desempeñaron desde la transición a lo no binario.

Por primera vez me enfrenté a la construcción de un hombre, Pedro, que termina en una catástrofe y una tragedia por no detenerse, simplemente por decir ‘Estoy triste, necesito irme a casa, tal vez debería parar y salir de esa cocina’”, dijo el actor.

Además el actor mexicano abogó hoy por cambiar la construcción de lo masculino y acabar con las premisas tóxicas durante una rueda de prensa.

Briones, que declaró ser una persona no binaria, dijo que el de Pedro había sido su primer papel dentro de su transición hace cinco años y para él “fue un tema”, porque lleva tiempo cuestionándose los distintos personajes que le ha tocado interpretar en su vida.

“Yo tengo este rostro” -“hermoso”, bromeó- “pero siempre ha sido leído como un hombre fuerte, un hombre duro, he interpretado muchos villanos, asesinos, malvivientes, por la energía que proyecto”.

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El espectador ve a Pedro en la película cuando está “completamente devastado”, agregó, y señaló que durante muchas ocasiones se cuestionaba si los hombres, “bajo estas premisas tóxicas y violentas, no tienen otro final más que un final trágico”.

Briones reveló que se fracturó un dedo en las escenas finales de la película y en casa, con el dedo roto, el cuello contracturado y la espalda completamente desecha, se preguntaba si esa era la consecuencia de construir a un hombre como Pedro y “por qué los hombres necesitan defenderse de esta manera, defenderse a sí mismos o defenderse de los demás”.

“No creo yo tener ninguna respuesta más que el final mismo de Pedro, o sea, Pedro se crucifica a sí mismo por intentar construir bajo premisas sociales que lo vuelvan el hombre, ser padre, proveer, ser líder (...) Yo creo que algo tiene que cambiar en esa construcción de lo masculino”, agregó.

El filme, es un tributo tragicómico a los invisibles inmigrantes indocumentados que trabajan entre la cocina, transcurre un día cualquiera en la hora punta del almuerza en The Grill, una trampa para turistas en Nueva York.

El gerente descubre que han desparecido algo más de 800 dólares de la caja y todos los trabajadores, la mayoría inmigrantes ilegales, son interrogados.

Pedro, el protagonista, sueña en la vida con algo más que este trabajo y está enamorado de Julia, una camarera estadounidense, que no puede comprometerse en una relación con un extranjero indocumentado.

Un cúmulo de eventos abocan a Pedro a una espiral de autodestrucción en la que sume la cocina en un caos.