Escenario

‘El Cuervo’: Una forzada y decepcionante adaptación moderna

CORTE Y QUEDA. El filme dirigido por Rupert Sanders llegó a las salas nacionales con Bill Skarsgård como protagonista al que no le alcanza para salvar la nueva versión

cine

Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Cortesía

La nueva adaptación cinematográfica de El Cuervo, dirigida por Rupert Sanders, representa un intento audaz por revivir un clásico del mundo de los cómics que ha dejado una huella imborrable en la cultura popular.

La historia original, creada por James O’Barr en 1989, es un complejo tapiz de amor, venganza, y redención, construido sobre una base de dolor personal, aires góticos y los estragos que causa la pérdida. Sin embargo, al examinar esta visión para una nueva generación de este “héroe”, destacan algunos logros y muchos fallos, así como el impacto de sus elecciones estilísticas y narrativas.

James O'Barr originalmente concibió al Cuervo como una obra emocional y simbólica que creó en un período de duelo personal tras la trágica pérdida de su prometida. En ella, él infunde una intensidad emocional y un sentido de justicia que resuena con fuerza en el asesinado Eric Draven, protagonista del relato que termina por convertirse en un símbolo de venganza y redención, mientras el ave negra actúa como su guía espiritual, creando un nexo entre el mundo de los vivos y los muertos.

Este simbolismo se entrelaza con el arte gótico creando una atmósfera que refleja el dolor y la transformación que Alex Proyas logró transmitir en su cinta de 1994.

El cómic utiliza a esta ave negra no solo como un mediador entre mundos, sino también como un emblema de la muerte y la resurrección. Su papel como los ojos y la base del camino de Draven le permite regresar al mundo de los vivos para cumplir su misión de justicia, lo que subraya el ciclo interminable de violencia y redención. 

Lee también

‘Tipos de gentileza’: Una muestra de la peor cara del ser humano

AJ Navarro
Fotograma del filme.

Este simbolismo adquiere una profundidad que resulta fundamental para la narrativa original y han sido elementos cruciales en las adaptaciones cinematográficas anteriores, sobre todo la reconocida versión de 1994.

Pero la adaptación de Rupert Sanders enfrenta atrevidamente el desafío de capturar la esencia del cómic original, respetar el legado de su predecesora y llega a una audiencia más actualizada. Sin embargo, la película protagonizada por Bill Skarsgård como Eric Draven y la cantante FKA Twigs como Shelly, olvida el mantener la atmósfera sombría del material original fallando bastante en su ejecución.

Skarsgård, conocido por su papel en It (2017) y Contra todos (2023), aporta una presencia física imponente al papel de Draven. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo, la adaptación parece limitarse a explorar superficialmente el potencial del personaje sin detonar más en su ejecución a pesar del rediseño a través de su cuerpo tatuado y sus cicatrices.

Su caracterización da una nueva imagen para el personaje, diferenciándolo de sus iteraciones anteriores. Aunque Skarsgård muestra su compromiso con el papel, el guión y la dirección no permiten una profundización suficiente en la complejidad emocional y psicológica de Draven, haciéndolo quedar mayormente como un inadaptado social.

Por otro lado, la cantante FKA Twigs, quien ya tiene cierta experiencia como actriz, aquí ofrece un papel como Shelly Webster, que carece de intensidad y carisma. Y es que, aunque es importante su rol, nunca tiene química con Draven, lo que lleva a una dinámica en la que se pierde demasiado tiempo tratando de desarrollarlos en el guión, dándole mucho peso a la relación entre ambos sin poder entregar algo mejor.

Lee también

‘Alien: Romulus’: Una de las mejores cintas del xenomorfo

AJ Navarro
Fotograma de 'Alien: Romulus'.

Y que Sanders peca en la sobreexplotación del personaje principal al tratar de darle una profundidad excesiva a su dolor y amor, además de que el uso a veces excesivo de una atmósfera melancólica en lugar de una estética noir efectiva afectan la calidad general del filme.

Aunque la adaptación intenta equilibrar la fidelidad al material fuente con una actualización moderna, es notorio que, a menudo, no logra encontrar un equilibrio satisfactorio entre estos elementos.

El problema principal de este Cuervo es que, aunque se esfuerza en mostrar una atmósfera oscura, a menudo se olvida de transmitirla de manera efectiva. La estética visual se convierte en un mero telón de fondo en lugar de un reflejo de la profundidad emocional y el simbolismo del cómic original. Esta falta de cohesión entre ambos aspectos puede hacer que se sienta desconectada y menos impactante aún con las secuencias de violencia gráfica que está dispuesto a mostrar.

Además, el filme toma ciertas libertades narrativas al actualizar la historia para una audiencia moderna. Aunque sigue explorando los temas de venganza y redención presentes en el cómic, estas adaptaciones a veces parecen forzadas o superficiales sobre todo al cambiar la motivación del protagonista por el romance.

La historia busca resonar con los temas contemporáneos, pero esta modernización no siempre se alinea bien con la esencia de la historia original.

Y aunque Rupert Sanders tome el gran riesgo de ofrecer una reinterpretación moderna de un clásico del cómic, enfrenta desafíos significativos en su ejecución en los que la película mantiene algunos elementos esenciales del cómic, como el simbolismo del cuervo y los temas de venganza y redención, pero que acá parece inclinarse en la lucha por capturar la profundidad emocional y la estética única que hicieron que la obra original y su adaptación de 1994 fuera tan impactante.