El director Andréi Zviáguintsev, uno de los principales talentos del cine ruso y que vive actualmente exiliado en París, aseguró que la censura en su país “ha alcanzado grandes proporciones”, aunque todavía se sigue haciendo cine: “El proceso creativo continúa”.
Zviáguintsev, que estos días participa en el Festival de Cine de Marrakech, es uno de los directores rusos más premiados de la historia, con un Globo de Oro por Leviathan (Leviatán, 2014), por la que estuvo nominado también al Oscar, y el Premio del Jurado de Cannes por Loveless (Sin amor, 2017), que le valió una segunda nominación a los Oscar.
El cineasta pasó un momento crítico vital en 2021 tras caer gravemente enfermo de covid, del que fue a tratarse fuera de Rusia, y con la invasión de Ucrania decidió quedarse a vivir en Francia ante la dificultad de hacer cine y expresarse en su país.
“En Rusia la censura ha alcanzado grandes proporciones, ya que el conflicto entre la civilización rusa y Europa es evidente. La censura se ha agudizado”, aseguró a EFE en el marco del festival marroquí.
Sin embargo, añadió que en su país se sigue haciendo cine. “Hay bastantes estrenos y lanzamientos de películas. Allí, el proceso creativo continúa”.
En cuanto a sus proyectos, Zviáguintsev explicó que está en la etapa de preparación de su próxima película, Jupiter (La oposición de Júpiter), que se rodará en primavera de 2024. Habrá que esperar hasta 2025 para verla en pantalla.
Aunque prefiere no hablar mucho de ella para conservar la “sorpresa”, reconoció que, en su línea creativa, será una película “íntima”.
“No hay muchos personajes involucrados, pero la magnitud del rodaje será bastante grande: Europa, Francia, España. Habrá otro país europeo. Estamos buscando localizaciones. Para mí será un proyecto muy grande”, aseguró.
Para sacarla adelante, cuenta con dos productoras estadounidenses, además de francesas y españolas. Y la cinta, explicó, se rodará en ruso. “Hemos superado, digamos, el no tan obvio obstáculo en el camino de los proyectos en lengua rusa. Y estamos rodando películas en ruso”.
Y sobre el conflicto en Oriente Medio y sus repercusiones en el mundo del cine, el cineasta prefirió no opinar porque de momento está centrado en asentarse en París. “Me centro sólo en sentir los pies sobre la tierra. Por eso, mi opinión sería vacía y no se basaría en nada”.
Aunque destacó el hecho de que se celebre un festival en Marrakech, “una frontera entre el mundo árabe y el europeo”, lo que consideró “es un cimiento para la normalización de las relaciones”.
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