El músico cubano Eliades Ochoa, miembro fundador el proyecto Buena Vista Social Club y ganador de varios premios Grammy, aseguró que “todos los días hay cosas para aprender”, porque “siempre hay algo nuevo”: “Cada día le paso la mano a mi guitarra para seguir aprendiendo”.
Así lo dice el veterano guitarrista y cantante en una entrevista con EFE en Cartagena (este de España), donde recibió el premio del festival La Mar de Músicas en reconocimiento a sus 50 años de trayectoria y su trabajo para llevar “la auténtica música tradicional cubana a todo el mundo”.
Viejo conocido de este festival de músicas del mundo que se celebra desde hace 29 años y en el que actuó en tres ocasiones anteriores, Ochoa reconoció que esta vez será especial: “Esta presentación es un poco más gigante que las anteriores, hay un premio por el medio, eso no ha pasado otras veces (...), está a otros niveles”, aseguró entre risas.
“Son pocas veces que me pongo nervioso y me está pasando eso con el premio, porque es un premio del tamaño de la mar. Recibiendo este premio gigante, siento que el Mediterráneo va a estar cerca de mí y yo cerca del Mediterráneo. Me faltarían muchas palabras para expresar lo que siento”, insistió el músico, que acumula cuatro premios Grammy Latino y una nominación a los Grammy, entre otros reconocimientos.
El maestro del son cubano remarcó, sin embargo, esa necesidad de seguir aprendiendo, de estudiar, de evolucionar: nacido en una zona rural de Cuba hace 78 años, hijo de campesinos, su formación musical fue autodidacta.
“Mi papá tocaba muy bien el tres cubano, ¡pero muy bien! No era profesional, era un músico del campo. Mi madre tocaba también y cantaba, al igual que mis hermanos. Yo no he ido jamás a una escuela de música, de los seis hermanos nadie fue, todos aprendimos en la universidad de la calle”, rememoró.
Contó que ya tocaba en la calle “pasando el sombrero para recoger propinas desde muy jovencito”, en los ratos libres que le quedaban de otros empleos.
La música como profesión comienza con el ingreso en el Cuarteto Patria, en 1978, ocho años antes de la formación del proyecto Buena Vista Social Club que lo lanzaría a la fama mundial, pero él reivindica su trayectoria anterior: “Cuando llegó el Buena Vista yo ya había recorrido mundo, ya era un artista”, aseguró.
No obstante, defendió el proyecto con vehemencia: “Seríamos injustos si, cuando vayamos a hablar de la música cubana, no decimos que gracias al proyecto Buena Vista Social Club la música cubana salió al mundo con tremenda fuerza. Fue una luz que echó raíces, algo que llegó para quedarse, y que de hecho se ha quedado en el sentimiento del mundo”, afirmó.
Temas como “El Carretero”, “Chan Chan”, “El cuarto de Tula” o “Candela me quemo”, “estaban en el cajón del olvido” y aquel proyecto los recuperó, los puso “donde debían haber estado siempre” “y hoy día están en primera plana en cualquier concierto que yo vaya a dar (...), los pide el público”, rió.
No faltarán en el concierto de mañana lunes, en el que también interpretará temas de su último disco, Guajiro, publicado en el verano de 2023 y que incluye media docena de temas de composición propia.
Ochoa, que fue el músico más joven en el Buena Vista Social Club, donde estuvo rodeado de artistas consagrados de la música cubana como Compay Segundo, Pío Leyva o Ibrahim Ferrer, reivindica ahora la cercanía con artistas jóvenes y recuerda su colaboración con C. Tangana para el disco El Madrileño, en el que interpreta junto al rapero español el tema “Muriendo de envidia”.
Pero de todas sus experiencias, Ochoa asegura que la más especial es la del contacto con el público: “Es lo que me da fuerza para seguir haciendo música por el mundo”, por eso, vaticinó, queda Eliades Ochoa para rato: “La música me da vida, me siento joven”.
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