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El Compendio de Cineastas Contemporáneas continúa fomentando y mostrando los trabajos más destacados de algunas de las realizadoras más importantes de los últimos años en la industria del cine mexicano. Al lado de nombres como Ángeles Cruz, Fernanda Valadez, entre otras, Crónica Escenario tuvo oportunidad de hablar con otra de las participantes de este proyecto: Elisa Miller.
Directora, productora y guionista originaria de Morelos, México, fue la primera realizadora en recibir la Palma de Oro en el Festival de Cannes en el 2007 gracias a su cortometraje Ver llover, marcando un hito en la historia del cine nacional. Miller nos contó cómo llegó a formar parte de este compendio.
“Recibí la invitación por parte del festival, de Pablo Baksht y su hijo Nicolás Baksht, me agarran en un momento donde estoy super ocupada y me proponen hacer un autorretrato que al inicio me conflictúa porque ya son muchos proyectos que tengo encima en este momento, al principio fue una negativa pero Nicolás brinca y me propone esta idea basada en “About Sarah” del 2014 que es un autorretrato que yo le hice a la artista y me dice que porque no hacemos algo similar con el mismo dispositivo que use en ese momento, me comentaba ‘yo soy tú y me paro en tu vida mientras te filmo’ y de esta manera no le puedo decir que no”, expresó.
“Me encantó que así fuera este acercamiento basado en una peli mía que no es muy conocida realmente a nivel comercial y es muy extraña. Desde ahí me convenció y lo deje venir a mi casa, hicimos buen click como en el caso de Sarah que para el final se torna en algo de mi relación con ella y acabó por estar en cuadro, con mi risa y me convierto en un personaje y Nicolás hace un poco lo mismo al punto en que se vuelve una conversación. Nos convertimos en amigos y funciona bien como autorretrato, verme me resultó incómodo y noté una mirada amorosa sobre mi vida, mi cotidianidad y pensamiento del cine y es algo que él quiere hacer, complementábamos lo que estaba pensando y siempre hubo ese mutuo respeto”, añadió.
“Recuerdo que le decía: ‘estoy en una junta, no me puedes filmar’, así como yo fui mandada al patio de atrás en Sarah, a veces no era oportuna y un poco fui igual, fue algo hermoso sobre reflexionar del oficio o la pasión que es este trabajo”, complementó Elisa.
De alguna manera y más allá de su experiencia haciendo cine, Miller pudo descubrir y aprender algunas cosas de sí misma al realizar este autorretrato. “Algo que me caché y que lo sé porque doy clases en zoom, es como gesticulo viéndome desde la mirada del otro, ese momento en particular en que capturó donde están las chicas atrás en la moto fue de pronto decir ‘claro, es así como muchos de mis proyectos han empezado’, de una imagen de cómo dos chicas en moto van en la carretera u otro momento donde estaba lloviendo y vi cruzar a dos chicos debajo un puente peatonal y fue el detonante para imaginar la historia y me lanzo directo a crear personajes. Entonces me di cuenta de que es algo que hago: aunque no complete las historias, me sirve como ejercicio”, afirmó.
Junto a muchas de sus compañeras en este compendio de realizadoras, la morelense ha hecho varios roles en la industria pero nos habló que, si tuviera que elegir una, sería el estar detrás de la cámara. “Me siento mejor dirigiendo, aunque que he producido proyectos en los que creo fervientemente y recuerdo que me apodaba el antiguo director del CCC, ‘La abogada del diablo’ cuando produje El regreso del muerto, que era algo como vetado en el CCC pero que era una joya”, recordó.
“Cuando me lo enseñaron inmediatamente quise rescatarlo y me presenté en el CCC tipo abogada a decirles que no importaba lo académico, pero era una maravilla, y es ahí donde más segura me siento. O en la escritura también. He hecho todos los puestos: asistente de vestuario, asistente de producción, fui asistente de cámara; pasé por todo en mis años de estudiante pero también laboralmente de lo que fuera. En el primer cortometraje que participé fue como coordinadora de producción y ahora agradezco a quien lleve ese puesto en mis proyectos porque conozco el proceso y labor que conlleva”, dijo.
A pesar de que su pasión más grande es dirigir, para Elisa Miller el proyecto del cual forme parte tiene que tener ciertas características para aceptarlo. “Me tiene que cautivar, solo he hecho dos proyectos por encargo, uno de ellos fue porque me hizo reír, tenía ganas de hacer una comedia y quería trabajar en un proyecto que me hiciera sentir fuera de mi área de confort, pero tiene que engancharme para comprometerme porque sé el tiempo y energía que conlleva. Tiene que ser algo que me fascine”, agregó.
En los tiempos del cortometraje Ver llover, Miller se encontró con una frase que dice: “en la vida hay dos opciones, o te mojas o ves llover”. La directora y productora explicó qué tanto influyó en ella ese dicho. “Es la manera en que yo entendía a mis personajes y de alguna manera soy los dos, pero definitivamente alentaría más a mojarse sin duda. Tiene que ver con superar el miedo al fracaso y el éxito porque dan igual de miedo las dos, y entonces es lanzarse por lo que uno quiere y aventurarse y va a ser mejor porque si sale mal habrá sido mejor hacerlo que no haberlo hecho, e implica todo, desde ir con el productor a enseñarle el proyecto porque no te conoce e ir hacia adelante y, en mi caso, ha sido lo mejor aunque salga mal, porque si no qué sentido tendría”, comentó.
Aunado a ello, ahondó en su recuerdo de aquella experiencia en el Festival de Cannes en 2007, uno de los más importantes en el mundo del cine. “Cuando lo iba a hacer me invadió el miedo porque nunca había filmado un corto y me acuerdo de una libreta donde tenía todo de ese corto y escribí ‘solo hazlo’. Es un ejercicio de escuela y, sin miedo a la cursilería, al final se ve recompensado. En esa época pre-Cannes se divide en dos momentos: cuando estoy motivada a mandar mi corto a la convocatoria y cuando no puedo ni salir de mi cama, que quiero vivir abajo del suelo y no ver a nadie. Es en esos momentos cuando lanzo el anzuelo me ayuda a levantarme del hoyo, esa energía es como un chispazo. Sí a todo: a lanzarse, a la beca. Eso siempre ayuda, no es que siempre estemos en la cima”, destacó.
Para Miller no podían faltar las influencias que la llevaron a forjar su camino dentro de la industria cinematográfica en México. “Es muy larga la lista. María Novaro es una de mis profesoras favoritas y súper generosa, además de ser cineasta en activo; Lucrecia Martel y Agnès Varda quien además tuve la fortuna de conocer en persona en mis viajes de un cortometraje y dije: ‘quiero ser así de auténtica’, me conmueve, me emociona y sé que mi influencia está presente desde dar clases, hasta mover a quienes verán este autorretrato”, mencionó.
“Me encanta apoyar a quienes están iniciando su carrera porque me hace recordar como inicié, yo chavita creyendo a full en el sueño y me encanta verlo y reconocer talentos, abrazarlos y eso me parece bonito, apoyarnos e inspirarnos y ver que sí se puede, que podemos hacer más cosas: mi misión es inspirar a mi hija, que vea lo mejor de mí”, afirmó entusiasmada.
Cerrando la charla, Miller nos confesó un poco acerca del próximo trabajo que veremos desde su particular mirada como cineasta. “Estoy adaptando la novela de Fernanda Melchor que es Temporada de huracanes para hacerla en cine y arrancar con esa aventura para iniciar este año. Es un proceso de mucho aprendizaje. Es la primera adaptación que se va a hacer de la novela y me emociona porque admiro mucho su trabajo, al conseguir los derechos comienza este camino y el año pasado participé en la comedia que te comentaba que saldrá en Netflix. Terminando uno e iniciando otro porque es lo que me llena de vida; estar en el set, muy agradecida de estar aquí después de un año que nos enseñó tanto”, concluyó.
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