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Estas semanas el clima no ha dado tregua, la lluvia alcanza a los incautos y a los previsores, pero no es tan maliciosa porque hasta da algunos espacios para que los momentos de magia surjan y hagan de esta vida una vida feliz, en esta ocasión dejó un hueco la tarde de este domingo para que se presentara la banda argentina Los Espíritus.
Sorteando las dificultades que a veces ofrece el tránsito de la CDMX, cientos de fanáticos se dieron cita en el escenario del Auditorio BB que alrededor de las 19 horas ya se hacia sentir su presencia, una que aumentaría a lo largo de la tarde y de la presentación de Viv and The Sect, banda invitada que encaminó al público de buena manera con su soul pop y psicodelia muy a la mexicana.
Media hora después de una gran presentación de apertura, justo al cuarto para las ocho salieron a escena los argentinos entre gritos, silbidos y vítores, pero también repletos de un poco de desesperación ante las indicaciones de emergencia que previeron el concierto, minutos que parecieron una eternidad.
Por fin comenzó la banda fundada en el 2010 y que visitó previamente las principales cosmópolis del país, Monterrey y Guadalajara, como parte de su gira internacional La Montaña, que a su vez dota de nombre a su más reciente material discográfico.
Con un ritmo suave casi onírico comenzaron Los Espíritus su presentación en el Auditorio BB, ensueño que inició con “Funeral” seguido inmediatamente por “Mares” y un corto pero sumamente sentido agradecimiento por parte de Maxi Prieto, saludo bien recibido por la horda de fanáticos.
Le siguió “La mirada” seguida de un grito de “Oe oe oe oe Espíritus”, ovaciones agradecidas por la banda que se entregó a su público y expresadas por el vocalista y coronadas con los siguientes temas “La fuerza”, “Jugo” y “En este mundo no hay lugar”, temas bien recibidos y cantados por todos los presentes.
Cabe mencionar que no se atascó la venue pero si se sentía repleta y cómoda al moverse ya sea a los sanitarios o al recargarse de bebidas espirituosas o simplemente cambiar de lugar. Desde cualquier punto donde te posicionaras se podía apreciar muy bien el show, un show clásico con una pantalla de fondo y un juego de luces adecuado que sumergió al público a este sueño roquero-psicodélico-cumbianchero.
“La Montaña”, “El Viento”, “Calles rotas”, “Huracanes” y “Jesús rima con cruz”, prosiguieron el concierto que no dio tregua masque algunos agradecimientos, y sonrisas con un toque de incredulidad por parte de los argentinos, que no daban cabida a tanto amor que les brindaba el público.
En su rectas final y con esta atmósfera que manejan a la perfección los argentinos concluyeron con “Navidad”, “Ola blanca”, “Las Cortinas”, “Esa luz” y “Vamos a la luna”, ante la respuesta emotiva de los presentes, que a la salida de Los Espíritus no dudaron e inmediatamente comenzaron a gritar por otra canción.
Los Espíritus regresaron con una sonrisa de oreja a oreja ante un leal grupo de seguidores y otros tantos de nuevos fanáticos, para interpretar “Lo echaron del bar” con su único invitado especial, Ronco, para finalizar con “Noches de Verano” y “La rueda que mueve al mundo” en una noche de mucho rock, blues, psicodelia, y que mejor con un guiño a The Doors y su icónica rola “Roadhouse Blues” al final de la noche, una gran… gran noche.
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