La actriz estadounidense Eva Marie Saint, una de las rubias del maestro del suspense Alfred Hitchcock, cumple este jueves 100 años consolidándose como una de las pocas estrellas vivas de la época dorada de Hollywood en la actualidad.
Poco se sabe de su vida personal, más allá de que nació en una ciudad de Nueva Jersey el mismo día que se celebra la Independencia de Estados Unidos, que se crio en Nueva York y que asistió a la Universidad Estatal Bowling Green, en Ohio, para formarse como actriz.
Comenzó su carrera a finales de los años 40, aunque debutó en la gran pantalla por todo lo alto: junto al gran Marlon Brando participó en 1954 en On the Waterfront (Nido de ratas), una película dramática criminal con la que se ganó un Oscar a mejor actriz de reparto.
Saint recibió su estatuilla, de la mano de Frank Sinatra, dos días antes de dar a luz al primero de sus dos hijos. “¡Puede que tenga al bebé aquí mismo!”, dijo durante su discurso de agradecimiento mientras acariciaba su barriga y besaba el Oscar.
En 1997, el Instituto Estadounidense del Cine (AFI, por sus siglas en inglés) la clasificaría como la octava mejor cinta estadounidense de todos los tiempos.
Mucho más que una rubia estándar de Hitchcock
Su fama alcanzó su punto más alto cuando Hitchcock la eligió para actuar junto a Cary Grant, quien interpretó al ejecutivo Roger Thornhill en North by Northwest (Con la muerte en los talones) en 1959.
Para ponerse en la piel de Eve Kendall, Saint, que estaba ansiosa por interpretar un rol que se saliera de sus esquemas, tuvo que cortarse su larga melena rubia y trabajar su voz para sonar más sensual y encajar en los estándares de una ‘mujer fatal’ de la época.
Con el tiempo, Kendall ha resultado ser uno de los personajes femeninos más ambiguos de Hitchcock: una mujer espía, meticulosa, astuta y distante, enamorada de Grant, pero también capaz de traicionar a su amor con total frialdad con tal de salvarse a sí misma.
Pudo haberse quedado ahí, en una rubia atractiva, glamurosa y con el poder de seducción que se espera de una mujer de los años 60. Pero ella fue a más: en las siete décadas que abarca su carrera cinematográfica se lanzó a géneros como la comedia, con The Russians Are Coming (Ahí vienen los rusos); o dramas históricos, como Raintree County (El árbol de la vida).
Compartió pantalla con otras leyendas del cine que forjaron la época dorada de Hollywood, como Paul Newman en Exodus (Éxodo, 1960), Yves Montand en Grand Prix (1966) o Gregory Peck en The Stalking Moon (La noche de la emboscada, 1968).
En una de sus últimas apariciones, Saint interpretó a la madre adoptiva de Superman en Superman Returns (Superman regresa, 2006), protagonizada por Brandon Routh.
A sus 93 años, coincidiendo con la 90º edición de la gala de los Oscar, subió al escenario a presentar el premio al Mejor Diseño de Vestuario y protagonizó uno de los momentos más entrañables de la noche. “Me acabo de dar cuenta de algo: Soy mayor que la Academia (...) Estoy muy orgullosa de ello”, espetó entre aplausos.
Copyright © 2024 La Crónica de Hoy .