Escenario

“El exorcismo de Dios”, en busca de “divorciar el concepto de la espiritualidad con la religión”

ENTREVISTA. El cineasta venezolano Alejandro Hidalgo presentó en el Festival Mórbido su más reciente filme que busca reflexionar sobre el perdón desde el terror>

La Llorona
El exorcismo de Dios presenta claros guiños a ese terror clásico pero aplicando un toque contemporáneo. El exorcismo de Dios presenta claros guiños a ese terror clásico pero aplicando un toque contemporáneo. (CORTESIA)

Después de su paso por festivales de la talla del Fantastic Fest en Estados Unidos y de Sitges en Barcelona, llegó al Mórbido Fest la nueva cinta del venezolano Alejandro Hidalgo. En Crónica Escenario tuvimos oportunidad de charlar con este realizador acerca de la película titulada El exorcismo de Dios, que ha sido bien recibida por la audiencia que la ha visto hasta la fecha.

“Quería hacer un homenaje a mi película de horror favorita que es El Exorcista pero imprimiendo mi propia versión dentro de la historia. El resultado final es una cinta con todo un espectáculo visual de escenas de terror, muy contemporáneo, mucha tensión y suspenso pero que al mismo tiempo tuviera un drama que profundice en el dilema de un personaje atormentado por la culpa que busca redimirse con la vida y consigo mismo para poder salvar la vida de una chica poseída por el demonio”, inició explicando Hidalgo acerca de cómo nació la inspiración para realizar este relato sobrenatural del bien contra el mal.

“El esfuerzo radicó en hacer una película con todas las convenciones del género pero que a la vez tuviera un valor artístico y que hablara de un tema humano”, añadió el cineasta sobre el filme cuya historia sigue al padre Peter Williams, un exorcista estadounidense que, poseído por un demonio que intentaba expulsar, acaba cometiendo el sacrilegio más terrible.

El exorcismo de Dios presenta claros guiños a ese terror clásico pero aplicando un toque contemporáneo que funciona de buena forma en el detalle del relato. “Dentro de la cinta hay algunos íconos del terror que nunca se habían explorado y que son muy perturbadores, sobre todo para la gente religiosa. Así, creo que logramos algo bastante contemporáneo como lo han hecho otras cintas recientes, pero conservamos esos elementos de los clásicos, sobre todo de aquel que le dio vida al horror como la película de Friedkin”, dijo.

“También, recreamos a un demonio con una visión magistral, un plan bien orquestado y con algunos giros increíbles que me hacen sentir orgulloso de que la audiencia la pueda ver e intrigado por ver sus reacciones a esta coproducción entre México, Estados Unidos y Venezuela”, añadió el venezolano. 

A pesar de esos claros homenajes en la construcción, la película tiene un giro que la hace bastante especial al enfocarse de diferente manera en esta batalla de fe. “Una persona exorciza a Dios cuando deja que el demonio entre a través del pecado. En este relato, la religión funciona como una metáfora del nivel de conciencia e inconsciencia de un humano que absorbe culpas y se deja llevar por el lado oscuro”, mencionó.

“Creo que esa batalla interna llega a ser tan épica como la externa dentro de un exorcismo. Me gusta hablar de ello, de esos niveles que enfrentan lo sobrenatural de la luz contra la oscuridad pero a su vez hablan del dilema del personaje que lo llevará a tomar la decisión más importante de su vida que lo lleve a descubrir su propia naturaleza humana”, agregó Alejandro.

Gracias al éxito que tuvo su ópera prima, La casa al final de los tiempos, Hidalgo llamó la atención de Hollywood, lo cual ayudó a que esta cinta tuviera más inversión y resultó en una eficiente coproducción con mucho peso latino. “Quería entrar en el mainstream y la idea al hacer esta cinta independiente era conjugar el potencial humano, artístico, creativo y financiero de Latinoamérica para realizar una película americana”, expresó.

Algo que no omitió comentar el director fue la calidez con la que se le ha recibido en este país, el cual para él ya se convirtió en su nuevo hogar que le ha brindado las oportunidades que no tenía. “México ya es mi casa, me mudé para acá y siempre estaré agradecido con este país que me ha hecho reencontrar el calor humano que tenía mi país natal, Venezuela, que por situaciones adversas y una tragedia política de una dictadura que se vive en mi nación resulta muy complicado vivir allí y tener este tipo de emprendimiento que estábamos buscando. No podemos estancarnos en el victimismo y hay que buscar las maneras siempre, con pasión y mucho amor para materializar tu sueño”, destacó.

Usualmente las cintas que hablan de exorcismos y cuestiones sobrenaturales suelen toparse con problemas o situaciones que parecen sacadas de un guion de terror. Sin embargo, para Hidalgo y su crew los retos macabros vinieron por otro lado. “La maldición más fuerte que enfrentamos fue siempre luchar en contra del poco presupuesto que teníamos. En realidad no hubo ninguna especie de actividad paranormal en la grabación pero si hubo muchísimas dificultades técnicas y artísticas debido a las limitaciones presupuestales”, explicó. 

“Cuando vean la película, se darán cuenta que hay algunas puestas en escena de terror bastante complicadas, efectos especiales, visuales y sonoros que hacían que los días de rodaje fueran muy largos. En las dos primeras semanas, el equipo estaba absolutamente exhausto. Era difícil pero logramos inspirarnos para que dieran lo mejor de sí, se mantuvieran activos para acabar el filme que nos dejó ciertamente agotados de forma física, mental y hasta el alma. Pero ahora viene la recompensa de tanto esfuerzo”, dijo.

Jugando un poco con el título del filme, le preguntamos a Alejandro Hidalgo si creía que había aspectos que debían exorcizarse de la religión actualmente, a lo que contestó: “Definitivamente, creo incluso que es uno de los factores que esta película busca. Tratamos de divorciar el concepto de la espiritualidad con la religión. Si bien se plantea que Jesucristo vino al mundo hace más de dos mil años y trajo enseñanzas invaluables a la humanidad, éstas pueden ser admiradas y seguidas desde un punto de vista humano, filosófico o espiritual pero a final de cuentas la Iglesia y el Vaticano son instituciones humanas donde existe la corrupción de poder”, enfatizó.

“Se sabe de la opresión que ejercieron sobre la humanidad por más de diez siglos en el oscurantismo. Así que sí, creo que hay mucho que exorcizar de la religión. Yo, al menos, no puedo terminar de recibir a una religión que no acepta la homosexualidad pero sí abrazo el mensaje de amar al prójimo como a ti mismo. Creo que la película toca esos temas de alguna forma pero enaltece sobre todo al perdón, que desde mi punto de vista, es la manifestación más hermosa del amor”, agregó.

Concluyendo la plática, el director venezolano ahondó también en los aspectos que ha tenido que exorcizar de sí mismo desde su ópera prima en el 2014 hasta ahora con El exorcismo de Dios. “Creo que me he convertido, en definitiva, en un hombre mucho más maduro, visionario y disciplinado y sobre todo en un mejor líder. Antes, a través de mi inseguridad y el miedo que tenía buscaba aprobación o que la gente confiara en mí”, dijo.

“He aprendido a que ser líder no se trata de ser un dictador que impone sus ideas sino que da la libertad de trabajar en equipo, con creatividad y aportaciones, a siempre escuchar y abrirse a todo para obtener el mejor resultado. También hay un gran salto como productor y director en la realización, ya que este filme tiene un alto valor de producción, una composición musical de primera, efectos y locaciones más espectaculares”, continuó.

“Tal vez lo único que sí se extraña de mi primer trabajo es que era una historia más contenida, con un giro emocional más impactante pero eso lo estoy guardando para el siguiente proyecto. Pero claro, aún quedan muchos demonios por exorcizar en mí”, concluyó.

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