Escenario

GIFF rinde homenaje a Blanca Guerra y Mónica Lozano

COBERTURA. El Festival Internacional de Cine de Guanajuato y la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión reconocieron la carrera de las dos celebridades fílmicas

Entrega de premios a la Mujer del Año
Blanca sería fundamental, en la década de los años 90, en el creciente movimiento llamado “nuevo cine mexicano”. Blanca sería fundamental, en la década de los años 90, en el creciente movimiento llamado “nuevo cine mexicano”. (CORTESIA GIFF)

La edición 25 del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF, por sus siglás en inglés) y la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión rindieron homenaje a las trayectorias de la actriz Blanca Guerra y la productora Mónica Lozano, en reconocimiento a su contribución al cine mexicano, la tarde de este martes en el Centro Cultural Ignacio Ramírez “El Nigromante” de la sede de San Miguel de Allende.

“Gracias por permitirnos celebrar sus carreras. Para mí el proyecto de Mujeres en el Cine y la Televisión está cerca de mi corazón por muchos años, la idea de reunirnos como industria nace en Guanajuato hace 21, con la necesidad de buscar apoyos e igualdad dentro de la industria y México debe estar muy orgulloso de este camino porque es uno de los países con indicadores más altos en el mundo, pues en producción hay un 65 por ciento de mujeres, un camino que figuras como Mónica (Lozano) o Tita Lombardo es lo que ha logrado esto. Hoy en día las mujeres lideramos como Dios manda”, expresó Sarah Hoch, directora del GIFF, en la ceremonia del homenaje.

La productora mexicana Mónica Lozano comenzó su carrera en el año 2000 y desde entonces ha producido y coproducido más de 30 largometrajes, entre los que se cuentan las películas mexicanas más reconocidas internacionalmente y de mayor éxito de los últimos años. Fue productora de grandes éxitos a nivel internacional como Amores perros (2000) del director Alejandro González Iñárritu; Nicotina (2003) de Hugo Rodríguez, y de Voces inocentes (2004) del director Luis Mandoki.

Además produjo grandes éxitos taquilleros como el drama de época Arráncame la vida (2008), la comedia protagonizada por Eugenio Derbez, No se aceptan devoluciones (2013), y la comedia romántica ¿Qué culpa tiene el niño? (2016). También fue productora de Ana y Bruno (2017), con la que ganó un Ariel en 2019 a Mejor Largometraje de Animación. Además, Monica Lozano fue elegida presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas A C. (AMACC) en 2019.

“Se me sale el corazón, no me gusta estar en frente sino atrás de cámaras por eso soy productora”, con estas palabras comenzó Mónica Lozano su discurso de agradecimiento luego de la proyección de un video conmemorativo de su vida. “Cuando me hablaron para decirme del homenaje me puse nerviosa, nunca me ha gustado ser foco de atención, los que me conocen saben que no disfruto del protagonismo. Todos saben que mi entrada fue una casualidad pero acaso no son casualidades todas las cosas que pasan, el guion estaba escrito”, comentó.

Durante su participación la destacada productora habló de la importancia de su familia en su vida profesional: “Soy parte de una familia de cuatro hermanas y cuatro hermanos, con mi padre dedicado por más de 50 años al servicio público y mi madre dedicada al hogar, al cuidado de la casa y de sus hijos. De mi padre aprendí el valor de la constancia y el esfuerzo, de mi madre que no me iba a ser suficiente con solo ser ama de casa, que quería tener otras oportunidades”, dijo.

“Soy madre de familia de tres hijos maravillosos: Fernando, Karla y Nicolás. Abuela de seis nietos. Ellos han sido mi mayor impulso para poder salir adelante. Sé que a ellos les hubiera gustado que estuviera más tiempo con ellos y, de verdad, cuando eres el sostén de tu casa, es muy difícil llevar un balance entre las actividades profesionales y el hogar”, añadió.

“Mi primera experiencia profesional fue de Alejandro Moreno Toscano en el servicio público. Tuve que aprender a moverme dentro de un mundo conformado por hombres en un país que no estaba acostumbrado a ver mujeres en puestos públicos. Para mí esa experiencia fue todo. Me enseñó a mover las trabas a las que el sistema estaba acostumbrado (...) Hoy juntas, solidarias, hacemos que las condiciones de sean aptas en las producciones y recordar que lo más importante no ha sido llegar sino disfrutar del viaje”, concluyó.

Luego del reconocimiento a la productora, tocó el turno de la actriz Blanca Guerra a quien también se le dedicó un material audiovisual que hizo un recorrido por su carrera. Nacida el 10 de enero de 1953, en la Ciudad de México, aunque empezaría a estudiar en la carrera de odontología, Blanca abandonó los estudios para entrar al Centro Universitario de Teatro, en la UNAM, permitiéndole ser seleccionada para varias obras de teatro como Sueño de una noche de verano y El juego de los insectos.

Debutó en cine con la película La loca de los milagros (1975), dando inicio a una notable trayectoria actoral, desarrollada principalmente en televisión, con cintas como Pedro Páramo (1978), Estas ruinas que ves (1979), Como México no hay dos (1981), Eréndira (1983), El imperio de la fortuna (1986), Ciudad de ciegos (1991). Blanca sería fundamental, en la década de los años 90, en el creciente movimiento llamado “nuevo cine mexicano”, formando partes de cintas como Principio y fin (1993), Salón México (1996), Un embrujo (1998) y En el claroscuro de la luna (1999), entre otras.

En la última década, la actriz ha participado en Niñas mal (2007), La zona (2007), Bajo la sal (2009), entre otras. La actriz también ha construido una notable carrera televisiva en novelas como Nuevo amanecer (1988), Valentina (1993), Amarte es mi pecado (2004) y Abismo de pasión (2012), por mencionar algunas.

“Me resulta muy conmovedor. Estoy muy agradecida porque uno no se da cuenta del trabajo de todo lo que ha pasado en tu vida profesional que va de la mano de la vida personal, todo lo que uno hace a partir de que encuentras tu vocación tiene que ver con tu familia, los tiempos que no estás con ellos sobre como estas en un lugar durante el día y en las noches estás con ellos”, dijo entre lágrimas.

“Con este reconocimiento me di conciencia de lo que me ha dado esta carrera, un montón de gente maravillosa con la que he crecido, con los proyectos que he desempeñado o los personajes con los que me he vestido a las que les he prestado lo que soy y ellos me regresan. Estoy muy agradecida de que me hayan hecho tener conciencia de mi trayecto”, añadió la icónica actriz.

En su discurso además de citar unas palabras de Arturo Ripstein, destacó la equidad de género que se está logrando en los últimos años: “ Nos hemos dado cuenta a través del Anuario (Estadístico del IMCINE) de los indicadores en todos los rubros de los espacios que peleamos porque se exhiban nuestras películas, y es evidente que las mujeres han cobrado un posicionamiento importante en todas las áreas de los proyectos. Hay mucha presencia femenina muy talentosa que ha demostrado que puede. Agradecemos que hayamos avanzado sobre la equidad de género”, dijo.

“Ayer hablábamos de cómo a través de las décadas ha habido una mayor cohesión y estado de complicidad dentro de la comunidad cinematográfica y de las artes. Ahora parece que hay más dispersión, pero estos festivales, la academia y las instituciones tenemos la obligación de volver a generar esa unidad, para seguir luchando por muchas cosas que tenemos la obligación de luchar por la defensa de nuestras artes”, continuó.

“Creo que sí es muy importante el que tengamos esas reuniones que nos lleven al camino de la complicidad para fortalecer nuestros eventos culturales. Estamos con muchas mujeres que son inspiración. Todas somos una sola fuerza, agradezco haberme encontrado con mujeres y hombres que me han hecho fuerte (...) Lo importante es que el cine para ser arte debe obedecer a lo más profundo de cada uno de nosotros, el gobierno está obligado a apoyarlo porque si no hay cultura posiblemente habrá un desarrollo deficiente”, concluyó.

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