El compositor Hans Zimmer, que ha marcado el ritmo de algunos de los mayores éxitos de Hollywood de las últimas décadas con sus bandas sonoras, regresa a los escenarios europeos para desgranar lo mejor de su obra en un espectáculo con la potencia y el glamur propios de los grandes conciertos de rock.
"No puedo esconderme tras la pantalla", dice ante un grupo de periodistas en Londres el músico alemán, que a sus 65 años confiesa que sufre miedo escénico, aunque sus temores resultan inapreciables para el público cuando se pone al frente de su colosal banda, que combina la orquestación clásica con la música electrónica.
Ganador de dos Oscar, por The lion king (1994) y Dune (2021), Zimmer es el autor de algunos de los temas más reconocibles del cine contemporáneo, entre ellos los de Gladiator, Pirates of the Caribbean, Batman, the dark knight rises e Interstellar.
La música instrumental, argumenta, no está reñida con los grandes estadios, como demuestra el éxito de sus giras anteriores y sus ambiciosos planes para 2023, cuando ofrecerá más de 30 conciertos en 15 países europeos.
Zimmer aspira a modernizar el género y cautivar a los espectadores con un show en el que no escatima recursos visuales y sonoros. "Cuando vas a un concierto de música clásica ves a un hombre dándote la espalda durante toda la velada ¡Vaya maleducado!", espetó con ironía Zimmer, que recalca su intención de "hacer las cosas de forma distinta".
El alemán, bautizado como el músico rebelde de Hollywood por un documental de la BBC que se estrenará este mes, asegura que el público tiene más capacidad de atención de la que creen los empresarios del sector, que tiemblan ante algunos de sus temas de entre veinte y cuarenta minutos.
Con todo, él también hace concesiones a los espectadores y ha acortado sustancialmente su selección inicial de piezas para interpretar en directo, que superaba las cinco horas.
"El repertorio lo decido en parte por la popularidad de los temas y en parte porque algunos me gustan a mí, aunque no le gusten a nadie más", señala el músico, que no duda en "fanfarronear durante un segundo" cuando le preguntan por su repertorio.
"No hay mucha gente que pueda cerrar su concierto con The lion king y dejar para el primer bis el tema de James Bond. No está mal, ¿verdad?", afirma en tono burlón.
En un registro más reflexivo, asegura que no siente "orgullo" por ninguna de sus obras. "Algunos proyectos tienen significado para mí porque el proceso de creación fue fantástico, porque conocí a un gran director o porque trabajé con alguien que realmente me inspiró", relató.
"La música de The lion king tiene significado para mí porque gira en torno a la muerte de un padre y mi padre murió cuando yo era muy joven", describe.
A pesar de que la composición de sus temas está íntimamente ligada al guión y el ritmo de cada película, Zimmer insiste en que la música tiene vida propia más allá de la pantalla y ha renunciado a proyectar fragmentos cinematográficos en su espectáculo, repleto en cambio de efectos ambientales y de iluminación.
"La música puede hablar por sí misma. Si pones las imágenes, al final tienes que incluir también diálogo y entonces introduces al mismo tiempo efectos de sonido. Al final, simplemente vuelves a estar viendo la película", sostiene.
También sin respaldo de imágenes, Zimmer lanzará el próximo 3 de marzo un álbum doble grabado en directo durante la gira europea que ofreció la pasada primavera, cuyo primer sencillo, "The Last Samurai Suite", se publica este viernes.
A pesar de sus incursiones más allá del ámbito del cine, el compositor asegura que nunca se ha planteado abandonar el género que ha cultivado desde finales de la década de 1980.
Admite, con todo, que con la edad se hace cada vez más difícil la originalidad. "Cuanto más escribes, menos ideas tienes almacenadas en tus cajones y el blanco de la página se hace aún más blanco", afirmó el músico, que aseguró sin embargo que "no cambiaría por nada" su actividad.
Copyright © 2022 La Crónica de Hoy .