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‘Hazme el favor’: Una ingeniosa comedia para adultos que habla del sexo

CORTE Y QUEDA. La nueva película de Gene Stupnitsky es protagonizada con éxito por Jennifer Lawrence y Andrew Barth Feldman

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Fotograma de 'Hazme el favor'.

Fotograma de 'Hazme el favor'.

CORTESIA

La comedia siempre ha sido un recurso para representar conflictos cotidianos a través del ridículo, buscando evocar la risa y diversión de quien la ve. Puede hablarnos del absurdo drama detrás del romance, de las situaciones inverosímiles pero hilarantes que un personaje enfrenta para lograr una meta o simplemente vehículos de clara burla mediante el ‘pastelazo’ o la vulgaridad, dependiendo del humorista. En esta ocasión, el guionista y director Gene Stupnitsky opta por una comedia incómodamente entretenida que trae de vuelta a la ganadora del Oscar, Jennifer Lawrence, en terrenos cómicos con Hazme el favor.

La historia nos presenta a Maddie (Jennifer Lawrence), una mujer en sus treintas, soltera, sin fortuna en el amor y que está a punto de perder la casa donde creció por no poder pagar sus deudas. Sin tener mucho sentido de lo que quiere hacer en la vida, vive de ser mesera y chofer de Uber para tratar de solventar sus problemas. Pero cuando su auto es embargado por esa falta de pago, Maddie recurre a un anuncio clasificado donde unos padres ofrecen un auto completamente gratis a una mujer que acepte ‘salir’ con su hijo de 19 años, Percy (Andrew Barth Feldman). Así, Maddie tendrá que buscar la forma de seducir a este joven para obtener ese auto y salvar la vida que tiene. 

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Stupnitsky no desconoce este tipo de comedia. Basta con recordar su anterior filme, Chicos buenos (2019) o ese guión de Malas enseñanzas (2011) coescrito por él, incluso su paso por 66 episodios de The Office para reconocer que no tiene tapujos en usar una comedia negra que evita caer en lo vulgar pero no deja de ser bastante mordaz o arriesgada. Afortunadamente para él, Lawrence entra en el juego de ser esta ‘devoradora de hombres’ con ciertos problemas por el compromiso en Maddie, mostrando una gran vena cómica que deja de lado sus papeles más conservadores en el género para arriesgarse a darlo todo.

La actriz y también productora del filme explota el hedonismo de Maddie, dándole un toque desfachatado de una adulta que no ha sabido madurar ni dar un paso más allá de su zona de confort. Sin embargo, pareciera que el margen de diferencia de edad podría ponerla como una maestra en las artes del erotismo pero sus constantes choques con Percy y esa falta de interés sexual de su parte hacen que ella comience a cuestionarse ciertos aspectos de su vida. No sin antes bailarle de manera sensual, invitarlo a beber alcohol u obligarlo a hacer cosas que el chico jamás haría.

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Si bien Lawrence muestra una sensibilidad cómica muy efectiva, es Andrew Barth Feldman con su Percy el que resulta una tremenda revelación. Su cara de inocencia y sus errores básicos transmiten un poco de esa ansiedad adolescente de no saber nada, no tener amigos y no saber cómo dar el siguiente paso hacia la atemorizante ‘madurez’. La química que logra con Lawrence es aplaudible, logrando incluso que estos personajes aparentemente opuestos y marcados por la diferencia de edades, encuentren un punto en común a través de este negocio riesgoso que hay detrás de la relación entre ambos.

Cabe resaltar la comedia física de la cual dependen ambos para lograr esos momentos de gracia. Asimismo, existe de por medio cierto comentario por parte de los escritores que plantea un salvaje abismo entre las generaciones y su manera de ver o vivir la vida. Mientras que Percy no puede despegarse del celular o su generación prefiere lo virtual y la tecnología hasta en las fiestas (algo con lo que bromea Lawrence en una particular escena), sus padres (Matthew Broderick y Laura Benanti) usan eso para cimentar una sobreprotección tóxica con su hijo al grado de contratar a alguien para lograr el cometido de hacerlo salir al mundo.

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A pesar de ello, la trama realmente no es novedosa. Se perciben también aires del clásico protagonizado por Tom Cruise, Negocios riesgosos (Brickman, 1983), ni qué decir de algunos clichés de la comedia romántica que hacen gala en la falta de plausibilidad de la situación que se plantea. A pesar de ello, Stupnitsky y su coescritor John Phillips sortean los problemas del drama detrás de ambos protagonistas con sus dos primeros actos que coquetean también con ese humor picante de las comedias estudiantiles alocadas de la década de los 80. Gracias a las situaciones extremas que ambos enfrentan juntos se evita caer en un sentimentalismo aburrido que se incline por el drama. De hecho, es justo en esos instantes donde el tema de madurar emocionalmente aparece donde el ritmo flaquea, rompiendo un poco con el balance y tono del filme.

Aunque la cinta no resulta tan reflexiva o hilarante como su anterior proyecto detrás de cámaras, Stupnitsky cumple gracias a su pareja protagonista que conjunta bien la inocencia de un chico de 19 años que no quiere saber nada de sexo con la contraparte de Lawrence, que lleva ese lado alocado mostrado en American Hustle (Russell, 2013) a nuevos bríos. Es gracias a ese sentido relajado y atrevido que muestra en pantalla que Hazme el favor consigue ser una buena comedia para adultos sin mayor complejidad que funciona por el planteamiento laxo de su relato.

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