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‘La hija de todas las rabias’, el amor de una madre y una hija en entorno de pobreza y violencia

ENTREVISTA. La cineasta Laura Baumeister y el actor Noé Hernández comparten con Crónica Escenario detalles del filme que llegó a salas mexicanas luego de su paso por festivales

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Fotograma de 'La hija de todas las rabias'.

Fotograma de 'La hija de todas las rabias'.

CORTESÍA

La hija de todas las rabias es la historia de María y su madre Lilibeth quienes viven en un tiradero de Managua Nicaragua en donde tendrán que luchar día a día contra la pobreza y la violencia, pero bien se puede situar esta historia en cualquier parte del mundo. Lilibeth se verá forzada a abandonar a su hija en una recicladora de basura para protegerla de los capos locales, conversamos con Laura Baumeister directora de la película:

“Este es un proyecto que se filmo en Nicaragua en el basurero municipal de La Churera de la capital de Managua, yo soy de ahí y desde un primer momento cuando sabía que íbamos a hacer este largometraje tenía claro la relación madre e hija y entiendo esta realidad que va más allá del contexto socioeconómico (al igual que) del vínculo que hay entre ellas que está atravesado tanto como por la ternura, la violencia, el cuidado, pero también lo arisco que para mí es eso, lo que nos hace tridimensionales a los seres humanos y también hace complejo los vínculos”, dijo.

“Era algo que ya sabía que quería trabajar, yo ya lo venía explorando este tema como desacralizando la idea de maternidad, complejizándola a partir de la experiencia de amigas, de otras voces, la mía propia como hija con mi madre, entonces, eso estaba por un lado pero en qué lugar hacerlo pues al final también terminó de pintar muchísimo el cuadro y este era un espacio que yo había conocido de adolescente como parte de un programa social que se inculcaba en mi escuela para alfabetizar a niños y niñas”, siguió.

“Desde entonces no lo había podido olvidar, había como un contraste tan fuerte a nivel paisaje, a nivel condiciones de vida que dejó una huella en mí y luego estudié sociología luego cine y ya cuando me planteé esta pregunta de dónde aterrizar a mis personajes, a esta madre, a esta hija, a este vínculo, regresé al basurero y a la comunidad de Villa Guadalupe a través de enlaces claves primero”, complementó. 

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“Siento que la gente conecta emocionalmente con la película, al menos los que se permiten descender con ella, ya que es una obra que te lleva a un socavón un poco desolado”, dijo

La cineasta ahondó en la manera en que se fueron los lazos creativos para hablar de los temas con sensibilidad: “Poco a poco se fue construyendo una confianza y una relación y me di cuenta que definitivamente esa parte de la sociedad está ahí porque, sí me gusta remarcar que al final todas las urbes tienen su basurero o sea esto no es solo algo que ocurre en Nicaragua, que esa parte como esa sombra de la sociedad en que vivimos me interesaba”, expresó.

“Digamos por lo menos en el mundo occidental sabemos que desde el discurso religioso católico se creó esta santa figura de la madre, primero desde la virgen y luego también todas las madres de los mortales, y eso digamos un estereotipo que aún creo es dominante sobre todo como digo en nuestras culturas occidentales, latinoamericanas y que priva muchísimo a la mujer de permitirse también como sentir sin culpa, porque eso es importante, sin culpa, todo lo que siente, porque lo está sintiendo”, continuó.

“Lo que pasa es que si el estereotipo te dice que no lo deberías de sentir entonces al final de cuentas surge la culpa y la culpa como algo que tiñe todo lo que atraviesa, digamos esta relación tan primaria, tan mamífera y tan humana que es madre e hija entonces a mí eso me fascina y efectivamente como que traté de abordarlo en la hija, pero siempre también cuidando esta línea de que la deja por necesidad, porque entiende que estando juntas la puede perjudicar”, añadió.

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También haces una exploración social por el tema de la corrupción en el mundo de la basura, en ese gran negocio.

Yo vivo en México hace ya más de 10 años estudié cine acá en el Centro de Capacitación Cinematográfica y de hecho esa parte de el negocio duro de la de la basura y de y de los vínculos como bien mencionas institucionales y estatales que te permiten que ese negocio avance, fue algo que lo saqué más de un proceso de investigación de lo que pasa con el negocio de la basura aquí en la Ciudad de México, el capital que se mueve alrededor de la basura es enorme.

No quiero decir cifras porque tengo como dos años de no actualizarme en cifras, esto funciona con los llamados corredores en donde es mucho más privilegiado por así decirlo para los camiones que recogen la basura que son parcialmente privados, tener un corredor Industrial, por el tipo de basura que van a recoger más residenciales o de clases más bajas entonces toda esa distribución de qué camiones y qué empresas pasan por los distintos corredores de la ciudad está atravesado por un negocio para la policía, así como los vendedores ambulantes se asemeja a esa situación, entonces como que yo al final quería tocar un poquito este aspecto de la sociedad.

Pero siempre y si te fijas en mi película no hay ningún personaje absolutamente malo, ni siquiera el que está empleando niños y está a su vez dándole sus mordidas a la policía, ni siquiera él, porque también creo que en cualquier lugar existe la humanidad y la humanidad es eso, es tornasolada, es claroscura y este lugar que se convierte en la fábrica de reciclaje en un refugio para niños porque así también lo trabajábamos como “Fábrica de reciclaje, refugio para niños” pues al final en estos entornos tan carentes de un espacio donde te dan un techo una cama y algo para comer a pesar de que te están poniendo a trabajar, creo que las líneas se desdibujan”.

El actor mexicano Noé Hernández es uno de los protagonistas de la película. También conversamos con él respecto a la misma. “Cuando Laura me invitó me mandó el guión lo leí y yo dije quiero estar, justamente porque conozco muy de cerca el mundo de estos niños que de momento a los ojos de la intelectualidad mexicana o de la moral mexicana también pensamos que exactamente es una explotación, y sí es una explotación, pero a la vez, como tú bien lo dices, es esto quizás lo mejor que les puede suceder en sus vidas”, dijo.

“Te comento esto porque mi papá, por ejemplo, trabajaba el campo y sembraba calabaza donde tenía que ocupar gente para cortarla cada tercer día y llegaban exactamente muchos niños y esto representaba su oportunidad de poder ganarse algo, dentro de las inmensas necesidades que había en sus casas, donde no había la entrada de dinero y cubrir sus necesidades básicas como alimento y vestido pues en ese momento era lo básico que se podía tener dentro de las familias del campo que vivían en una pobreza si tú quieres hasta extrema y que justo esa era la oportunidad que tenían de ganar un dinerito y llevarlo a casa”, agregó.

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El actor profundizó en la manera en que la precariedad se muestra en el filme sin caer en buscar la compasión del espectador: “Yo creo que en ese sentido me gustaba mucho este guión porque justo me hacía recordar esta niñez en la cual yo también crecí, en la que era una posibilidad de llevarte un pequeño monto económico al bolsillo”, dijo.

“Más allá de que si era la explotación, es decir, en esos contextos ni siquiera piensas en la palabra, ni siquiera te la cuestionas más bien se vuelve una especie de agradecimiento, aquí por lo menos tengo alimento, tengo un techo, tengo una cama, tengo amigos, me divierto a mi manera, juego a mi manera, vivo mi niñez también a mi manera”, señaló.

Para el histrión el cine es una oportunidad de llegar a la gente y tocar fibras sin dejar de manifestar la inconformidad social: “Yo creo que en ese sentido en La hija de todas las rabias creo que sí es una posibilidad que existe, que está y que más allá de la denuncia, creo que tendríamos que meternos a la historia con lupa, mirarla con lupa o meter el microscopio y ver el por qué de estos sectores sociales se mueven de esa manera, pues se estructura de esa manera y que no es como en la moral intelectual de decir ‘¡Están explotando a los niños, los tienen como carceleros!’. A veces es su única posibilidad, pues se nos olvida que hay otros sectores sociales donde ni la palabra explotación se cuestiona”, comentó.

“Creo que también es una película de un profundo amor entre madre y e hija, creo que los lazos están muy muy bien tendidos y muy bien amarrados, de hecho es algo que a mí me sorprende cuando veo la película por primera vez ya filmada, ya en exhibición en San Sebastián, cómo es que ellas crearon este vínculo que puedes ver, el amor de la madre y el amor de la hija, esta dependencia de la hija de querer buscar a su madre y este lazo también de la mamá de todo por mi hija pase lo que pase por encima de mi cuerpo, por encima de la explotación y por encima de mis necesidades, primero está mi hija y este lazo que tú puedes ver desde un principio, que hay un lazo muy fuerte y que realmente se trata de la historia de una madre y de una hija”, continuó.

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“Está muy bien amarrado ese lazo familiar, estas dos actrices logran este vínculo pues se conocieron en el taller que hicieron para para encontrar este lazo que es muy bien tejido, muy bien amarrado y que no solo se ve, se siente, se percibe ese lazo, pues no es necesario que nos digan que son madre e hija y que se quieren mucho esto lo vemos, lo sentimos. lo percibimos y eso para mí en el cine es extraordinario”, agregó.

El filme llegó a las salas para abrir el abanico de temas que ofrece el cine mexicano y sus lazos culturales con otros países, en este caso, con Centroamérica: “Más allá de que voy a hacer para que se vea o voy a decir para que se entienda no se percibe y eso me parece a mí extraordinario. Laura sabe tejer muy artesanalmente su película, en el detalle, en las miradas en los close ups que se acercan a la mirada de María, a la madre, en los sueños, en este mundo onírico en el que también vive ella para tratar de acomodar la historia dentro de la cabeza, dentro de los sueños de la niña que todavía no alcanza a percibir esa realidad tan cruda, pero que de alguna forma dentro de toda esta gama de preguntas que ella tiene”, destacó.

“Se pregunta ¿por qué la abandonó?, ¿por qué la dejó?, ¿por qué no la cuidó?, ¿por qué no la protegió? Ella logra acomodar en ese mundo onírico el por qué de las cosas. Entonces en ese sentido creo que Laura es una gran directora que trabaja el detalle, estos textos que de momento pareciera entre ellas dos que hablan desde una cotidianidad que pareciera que no hay texto que no hay guión, que es una improvisación casi casi documental y que justo eso es lo que hace extraordinaria a la película”, expresó.

“Creo que esa filigrana con que teje el diálogo, las acciones, las miradas, el vínculo entre madre e hija, este se vuelve tan cotidiano y tan de documental que te preguntas ¿había guión? porque está precisamente tejido en el detalle y en ese sentido creo que Laura tiene un ojo muy muy educado”, concluyó.

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La hija de todas las rabias es sin duda una película que nos muestra la realidad de muchas personas en el mundo, la pobreza como el manto que cubre la vida de niños que van a crecer siempre dentro de sus garras, la violencia generada por grupos de delincuentes que han capturado en sus redes a millones de personas que se entregarán a ella para sobrevivir al hambre y a la miseria, y a pesar de todo esto siempre existirá un rayo de luz y esperanza, en este caso materializado en el amor entre una madre y su hija.