Homero Bueno es un director de Monterrey que debuta con Los habitantes, una cinta que combina el terror, el drama, el thriller, para llevar al espectador por un camino donde la culpa, el olvido, las revelaciones, todo busca encaminar al espectador a una película que le atrape y cuestione. La película es protagonizada por Jorge Luis Moreno, Estefanía Hinojosa, Luis Alberto García y Angélica Aragón. En Crónica Escenario tuvimos la oportunidad de charlar con el director sobre ésta, su ópera prima.
¿Qué te lleva a realizar una cinta que coquetea con el drama con tintes sobrenaturales?
Para empezar, me gusta el género. Me gustan mucho los thrillers psicológicos específicamente, para hacer la película más comercial decidí convertirla en una película de horror, hacer un híbrido, el cual se nota en la película, la primera mitad es de horror, la segunda mitad es un thriller, el tono siempre se mantiene igual. Yo necesitaba hacer una película vendible y cuando estás escribiendo el guión, en algún punto del guión debes de tomar estas decisiones de productor. Eres escritor, eres director también, pero como productor debes tomar ciertas decisiones y llevar el guión en cierta dirección para convertirlo en algo más comercial, porque es un negocio el cine. La labor no es nada más entretener, también es hacerte sentir algo. Tuve que encontrar el balance entre entretener y a la vez vender y a la vez sorprender, asustar. Así se fue desarrollando, poco a poco.
Dices algo que la gente por lo común olvida, el cine si bien puede ser arte, entretenimiento, es un negocio. Quizá es por eso que en tu primera película te rodeas de un equipo técnico increíble, que te arropa de forma fantástica, ¿cómo fue convencerlos?
Del cinefotógrafo es su ópera prima también, también lo es para los productores, Marlén Ríos-Farjat, la editora, es amiga mía, estudiamos cine juntos en Monterrey, al igual que con los productores. Era más un asunto de este sueño acariciado que teníamos todos juntos y que, a nuestros treintas no habíamos podido conseguir, después de haber dejado la escuela hace más de una década.
Yo estaba en Los Ángeles, en medio de la pandemia, la cual nos cambió el chip y la mentalidad a todos, nos hizo ver que la vida es hoy, lo que me hizo dejar ese lugar para regresarme, no sin antes hablarles a todos y decirles que quería regresarme para hacer una película, les pregunté si querían hacer una película conmigo y, el sueño dorado de todos era hacer una película, muchos renunciaron a lo que estaban haciendo para dedicarse a hacer esta película.
Creo significa para ellos lo mismo que para mí porque es muy difícil hacer cine en Monterrey, dicen que tienes que irte de la ciudad para hacer cine y yo quise regresar para probar que no era eso cierto, que Monterrey tiene todos los recursos, la estética necesaria, la gente para hacer cine e industria ahí, entiendo que hay industria en la zona, pero es muy pequeña, es raro ver una película regia en el cine mexicano y, producida de manera independiente, imposible.
Nosotros no tenemos nada, no tenemos EFICINE, ninguna beca, nada. La hicimos con las uñas, con un presupuesto demasiado limitado para lo que sabemos lo que cuestan las películas mexicanas. Realmente no me costó trabajo convencerlos, a diferencia de los actores. Lo que convenció a Angélica Aragón fue el guión, no fue el dinero, no fue la ubicación, ella sabía que todos éramos nuevos, no había nadie experimentado, era una ópera prima para todos los departamentos, y fue el guión lo que le hizo decir que lo tenía que hacer.
Angélica Aragón, con pocos minutos en pantalla crea un personaje terrible, que hace eco a muchos personajes de madres en el cine mexicano. Una madre capaz de todo por su hijo. Y la película va dedicada a tu madre, ¿qué tanto ha hecho ella por ti?
Mi madre ha hecho todo por mí. No me metió el pie cuando le dije que yo quería estudiar cine, muchos padres, hoy en día, hacen hasta lo imposible para alejar a sus hijos de cualquier tipo de trabajo en el mundo de las artes y, mi mamá, nunca quiso imponerme ningún tipo de trabajo o profesión que yo no quisiera, eso es algo que le agradeceré toda la vida, el hecho de nunca haberse interpuesto en el camino, que en lugar de eso me impulsó a seguir adelante, apoyarme en todo momento. El decirle que yo soy un nómada, que estoy moviéndome todo el tiempo, y que cuando le dije que me iba a estudiar cine me dijera, adelante. Obviamente esta ópera prima va dedicada a ella. Yo creo que es la película más importante que voy a hacer, es la primera.
Algo me llama mucho la atención es tu primera secuencia, que nos recuerda, entre otras cosas, a El Resplandor, siguiendo al coche desde arriba, así como a Amor sin barreras, y en ese sentido, descubrirnos Monterrey, algo que a mí me habla mucho del cariño le tienes a la ciudad. ¿Qué tan importante es para ti que la gente ubique Monterrey no sólo como un centro industrial, sino como un lugar con locaciones fantásticas?
Creo que la ciudad juega un papel importante en la película, las tomas de ella están contándote una historia, te dicen que es una ciudad gigantesca, que el personaje es muy pequeño para este lugar, creo que todos somos pequeños en este mundo, mostrar así a la ciudad así de grande es una manera de decirte lo pequeño es el personaje, eso en términos narrativos.
En términos de la ciudad, yo quería que se viera, a mi me gusta mucho y le tengo mucho cariño a la ciudad de Monterrey. Creo que la industria regiomontana es un sector muy abandonado, menospreciado, ninguneado, película regia es película de provincia, yo quería probar Monterrey no es una provincia, que es una ciudad internacional, metropolitana, atractiva, tanto como para vivir como para hacer cine. Creo que la Ciudad de México es una ciudad muy hermosa pero no representa al país. Yo que soy del norte te puedo decir que no es el México que yo conozco. El México que yo conozco tiene otra arquitectura, otra cultura, otra comida, es como si fuese otro México el norte.
Yo quería que el mexicano en general, y cualquier otra persona que vea esta película, sepa que existe este tipo de ciudad, que no le pide nada a las grandes urbes del mundo, una ciudad muy moderna. Yo quería que esto pudiera ser cualquier lugar del mundo, que si la ven en cualquier lado, doblada a sus idiomas, no supieran dónde es, simplemente es una ciudad mexicana, saben que es Monterrey porque en pantalla aparece el nombre, pero la gente no sabe existe la palabra Monterrey, se menciona la ciudad de México en algún momento, así que la gente va a inferir es México, pero creo es una parte que está pobremente retratada en este país. México no es la Roma, no es la Condesa, no es Polanco, es una sección de una ciudad, pero el país no funciona de esa manera.
En Monterrey no puedes irte caminando a cualquier parte, necesitas coche, es otro tipo de ciudad, es otro tipo de infraestructura. Quería hacer una película universal en el sentido de que podrían rehacerla en cualquier parte del mundo, en cualquier ciudad, y se va a entender igual.
Cuando se hace una ópera prima los guiones se alargan y alargan, pero tienes con Los habitantes un guión muy compacto, que va a lo que es, donde no encontramos la paja que es común en encontrar en las óperas primas, ¿cuánto te llevó crearlo y reducirlo a lo que vemos en pantalla?
Desde su concepción estaba planeado para ser una película de hora y media. La razón es que yo no soy público para películas de dos horas y media, las veo cuando me gusta el director, pero normalmente yo le saco la vuelta como espectador a películas de dos horas o arriba de dos horas. Yo no quería que mi película fuera una a la que la gente le sacara la vuelta sólo por el tiempo que dura, esa es una razón.
Desde la concepción del guión yo intenté que no hubiera personajes extra, que no hubiera un diálogo que no tuviera que estar ahí, todo tiene que llevar a algo, todo personaje tiene que servir para la historia principal, está ahí por una razón, contribuir a la trama, para que éstas se sigan moviendo y sigamos trabajando en las revelaciones, porque se van haciendo las revelaciones a través de otros personajes. Hasta los voice overs están meticulosamente planeados porque te están contando algo, te están dando información. No tengo personajes innecesarios.
No tienes personajes chistosos, que es algo en lo que cae mucho el cine mexicano.
No, no los tengo, tengo dos o tres líneas chistosas o momentos graciosos, pero es diferente. Están hechas para nivelar un poco el mood porque quizá yo te quiero preparar para algo y la mejor manera de llegar al miedo o al drama es a través de la risa. Entonces yo te doy un momento, una línea graciosa y te caigo con una escena de terror.
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