Baruj Lieberman Gruner, “Beno” como es mejor conocido, fue un etnógrafo musical que dejó un archivo de grabaciones de música tradicional, la mayoría hechas en carrete abierto, y en el caso del trabajo realizado en México, muchas pertenecen al son, al que se interpretaba en las regiones huasteca, jarocha, calentana, tixtleca, planeca, purépecha, jaliscience, istmeña.
La importancia del rescate de esta música es tan grande que hizo se le incorporará al registro de Memoria del Mundo de México de la Unesco, desde 2016. Ahora, a 37 años de su fallecimiento, su hijo Ilán nos presenta Al son de Beno, un trabajo que no sólo nos lleva a recordar su trabajo, sino que nos permite adentrarnos en el dolor familiar causado por su partida. Con motivo de su paso por el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), en Crónica Escenario platicamos con su realizador.
Ilán, traes para las nuevas generaciones una figura olvidada que es muy importante para la etnografía musical mexicana, ¿qué tan importante es para ti traerlo al mapa ahorita, en estos tiempos?
Debo empezar diciendo que es mi papá por lo que es una intención muy personal, ese es el origen de mi intención. Es personal pero también hay un legado importante que es universal, y como tal me importa porque esa música me significa mucho. Me interesa no sólo personalmente sino musicalmente. ¿Qué importancia tiene? Me parece que mucha porque tiene que ver con nuestras raíces, con quienes somos.
El documental impacta desde el inicio, desde que narras la muerte de tu padre, dónde cuentas como te viste, sin querer, inmiscuido en ella. ¿Qué tan necesario era para ti liberarte contando esta historia desde tu perspectiva?
Digamos que era un pendiente para mí, era algo que yo sabía que en algún momento me tocaría hacer, me convendría hacer. Cuando se cumplieron treinta años de su muerte me di cuenta de que ya estaba listo para emprender esa tarea. Y fue muy importante, viéndole desde la perspectiva de que la película ya está, te puedo decir que ha sido liberador, fue cómo si hubiera estado cargando un costal y ya lo dejé ahí, ya no lo tengo que cargar más. Al compartir la historia algo pasa que se libera uno.
En la charla que tienes con tus hijos, en el automóvil, es un momento muy emotivo, pero para ellos es muy confrontativo.
Por supuesto, claro, no fue un momento planeado. Estábamos filmando, no había guión, no sabía que iba a salir de esa plática, y salió algo que creo es universal, uno cuando tiene hijos quiere protegerlos y a veces comete errores, al querer proteger a tu hijo no lo estás haciendo, sólo estas negándoles la posibilidad de tener una experiencia que es formativa, aunque sea difícil.
Algo que en lo personal me agrada mucho de Al Son de Beno es que viajas a los lugares donde él grabó la música, los encuentros que haces con los músicos sobrevivientes, ¿cómo fue el contacto con ellos?
Fue maravilloso, tuvimos varios encuentros, algunos de ellos inesperados. Por ejemplo, Natalia Valdéz, yo no sabía cómo había sido su experiencia, como lo habían vivido. De las cosas me parecieron interesantes es que Natalia no se acordaba de Beno, no se acordaba del personaje para nada, lo importante para ella (y para todos nosotros) es la grabación que quedó, que se escuchó, que hizo se difundiera esa música más allá de los confines de esa localidad, en este caso Pánuco, la huasteca, y que dio la oportunidad de que todos pudiéramos disfrutar ahora de ese momento tan particular y tan bello. El encuentro con ella fue muy emotivo y eso sale en la película, ella cantó a capella, ese son de “La Rosita”, que yo recuerdo desde chavito y que era de mis favoritos y encontrarme con ella fue muy emocionante.
Otro encuentro emotivo fue con don Paulino, el hijo de Ciro Callejas, quien formaba parte de un dúo poco conocido que mi padre grabó en dos ocasiones, en 1972 y 1974, les grabó cinco piezas, me parece que ese material no se ha publicado. Se me ocurrió la idea de contratar un megáfono y recorrer Pánuco y despertar a la gente con esa música y ver qué pasaba. Don Paulino no había escuchado esas grabaciones y llevaba mucho tiempo buscando esas grabaciones de su papá, las que había tenido en unos casetes que se habían deteriorado y se había perdido ese material, y que supongo que no tenían la calidad de las grabaciones que escuchó ahora, fue muy bonito el encuentro en el lugar y poderle devolver esas grabaciones, ya con el celular se las pase a su nieta. Eso ha sido una evolución, cuando comenzamos a grabar el documental yo llevaba unos cds pero ahora con el celular se ha hecho más fácil.
¿Qué significa para ti cerrar el ciclo de regresar la música del lugar de dónde salió?
Muy importante. Era otro pendiente, para mí es la música de ellos.
Del material de archivo que utilizas, me imagino mucho es de sus archivos personales, pero ¿de dónde sale lo demás?
Pedacería que fuimos encontrando. No creas que es mucho solo que le dimos buen uso a lo que fuimos encontrando. Mi papá casi no hacía registro, que se hacía en Super8, eso era nulo yo diría, salvo por la idea que él tenía de hacer un documental en Antigua y Barbuda, quería hacer un programa de televisión, y consiguió una cámara de Super8 e hizo unas grabaciones, mucho viene de ahí. Otros materiales fue la pedacería que fui encontrando con amigos de él, por ejemplo, Héctor Ugalde y su esposa tenían algunas grabaciones en Super8 y me dijeron que ahí estaba Beno y Eitan, mi hermano, tocando la flauta, un pedacito de nada, ni 20 segundos. Así fui pepenando los materiales, También hay material de Rolex, como se narra en la película, les dieron un premio y ellos hicieron una filmación, no conseguimos los materiales originales ya que ellos ya los habían desechado, sólo conservaron el clip editado en formato de video, el original creo era en 16 mm, y nos hicieron el favor de prestarnos ese material. También fotografías familiares que fui pepenando a lo largo de los años, fueron 7 años de trabajo.
Los dibujos de tu padre ¿quién los hizo?
Yo hice todos los dibujos que aparecen en la película. Es una serie de dibujos que hice en el 2002, hace 20 años, yo quería conectarme con mi padre, saber que había pasado con él, y se me ocurrió una idea cómo de teléfono descompuesto: hice un retrato primero partiendo de una foto, guardé la foto e hice un segundo retrato a partir del primero, el cual guardé entonces, y así sucesivamente, sin ver los retratos previos que había hecho, sólo para ver qué pasaba. Yo francamente no sabía que iba a pasar ni me había percatado de lo que estaba pasando hasta el final, donde me percaté que se había transformado por completo, de alguna manera se había caricaturizado, se habían exagerado sus facciones.
Fue curioso porque cuando los volvía a ver toda la serie y vi la foto, al ver la foto, me decía que ese no es mi papá, el de la foto no es él, yo ya me había quedado con la imagen que había transformado… no lo sé… es un fenómeno psicológico interesante. Creo que tiene que ver, en efecto, con la caricatura, cuando se hace, se exageran los rasgos, pero lo idénticas y dices “es fulano de tal”, aunque digas que no se parece, no es igual a una foto, hay algo en los rasgos exagerados que creo se captan en la memoria. Eso es algo que aprendí con esa serie. Cuando estaba editando la película siempre me dije que esa serie debería formar parte del documental porque era darle continuidad a esa reflexión, a esa obra que había hecho hace 20 años, pero ahora en documental. Es el cómo se transforma la memoria, cómo cambia, la memoria cambia todo el tiempo.
¿Van a editar en algún formato la música de la película?
Definitivamente queremos hacer un soundtrack del documental, lo amerita definitivamente.
Al son de Beno nos lleva a conocer la música, a conocer su trabajo, a recordar la importancia de la música tradicional mexicana, pero, “Al son de Ilán” vamos avanzando con esos recuerdos personales, tu son ¿a dónde te va a llevar?
Primero a hablar sobre el trabajo, creo hay mucho de qué hablar, lleva a que se vea, que se escuche la música. No lo sé… ya estoy pensando en una siguiente película, pero no tengo nada claro todavía.
[Todas las grabaciones realizadas por Beno Lieberman se encuentran disponibles para su escucha en la Fonoteca Nacional de México, algunas de las cuales están disponibles en línea a través de la app de la Fonoteca, Musiteca].
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