El director portugués Joao Canijo compitió hoy en la Berlinale con Mal viver, una película concebida como un doble proyecto cinematográfico con el que buscará el triunfo tanto en la sección oficial como en Encounters, el segundo gran apartado del festival alemán.
“Mi protagonista es un viejo hotel, algo destartalado, donde iba de niño con mis padres. Pensé que lo habrían demolido ya, pero descubrí que sigue en pie”, explicó el director, en su presentación ante los medios, acerca del establecimiento en que discurren lo que en realidad son dos filmes paralelos, Mal viver y Viver mal.
Mal viver es el que quedó seleccionado entre los 19 aspirantes a los Osos de la 73 edición del festival, mientras que Viver mal forma parte de los 16 que compiten por el premio Encounters.
En ambos casos, toda la acción discurre en un hotel semiabandonado a 40 kilómetros de Oporto. Ahí se mueven cinco mujeres entre las que se cruzan complejas relaciones madre-hija, en un ambiente que va de la melancolía característica de un fado al desgarro, la desesperanza y la amargura.
“Son mujeres pérfidas aparentemente. Pero en realidad el nudo de relaciones entre ellas va mucho más allá de ese calificativo”, explicó Beatriz Batarda, una de las actrices del equipo, estrictamente femenino en lo que respecta al filme a concurso.
En el viejo hotel, que conserva su majestuosa piscina con una vista panorámica excepcional, subsisten esas mujeres con apenas algún que otro cliente esporádico, a los que Piedade -Anabela Moreira- brinda el mismo trato exquisito y algo trasnochado de sus tiempos como establecimiento de lujo.
La contraparte de Piedade, la dueña, es su hija Salome, cuyo regreso reabre heridas del pasado, especialmente en lo que se refiere a la figura del padre.
La película recuerda por momentos los dramas entre personajes fuertes femeninos del alemán Rainer Werner Fassbinder o el francés Jacques Rivette, a medio camino entre el teatro y el cine, entre escenas plagadas de dobles interpretaciones, malentendidos y cuentas pendientes.
Mal viver se estrenó en la jornada de la sección oficial este miércoles tras Roter Himmel, del alemán Christian Petzold, y 20.000 especies de abejas, de la española Estíbaliz Urresola, dos películas consideradas firmes aspirantes del Oso del festival.
Viver mal se presentó la mañana de este jueves, en Encounters, la sección dedicada a nuevos lenguajes cinematográficos.
El director artístico del festival, Carlo Chatrian, destacó al anunciar la programación completa de la Berlinale el hecho de que es la primera vez que un mismo director compite de forma paralela en las dos grandes secciones.
Chatrian situó a Canijo en la estela del gran maestro del cine portugués, Manoel de Oliveira, de quien fue asistente de dirección, antes de trazar su propia carrera, con alrededor de diez largometrajes presentados en festivales de cine internacionales, como Cannes, Venecia, San Sebastián y Toronto.
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