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La actriz Judith Godrèche, que ha denunciado esta semana al director Benoît Jacquot por haberla violado y por haber abusado de ella cuando tenía apenas 15 años, a finales de los años 1980, ha contado este jueves que también sufrió abusos sexuales entonces de otro cineasta, Jacques Doillon.
En una entrevista a la emisora France Inter, Godrèche ha explicado que uno de los episodios de esos abusos se produjo en casa de la actriz Jane Birkin, fallecida el pasado año, que era entonces la pareja de Doillon, y más en concreto en el despacho que tenía éste en la vivienda.
“Nadie lo vio y yo no he hablado de eso a nadie”, ha indicado la actriz, que tiene ahora 51 años.
Pero ha añadido que lo que sí que vieron más personas fue lo que ocurrió en el rodaje de la película de Jacques Doillon, La fille de quinze ans, que se estrenó en 1989, en la que ella fue protagonista junto a Melvil Poupaud y al mismo Jacques Doillon, que en aquel momento tenía una cuarentena de años e hizo de actor
Según la versión de Godrèche, Doillon primero contrató a un actor pero luego prescindió de él y el director decidió hacer él mismo el papel de ese actor.
De forma inesperada, incluyó en el guión una escena de sexo entre la actriz adolescente y el actor-director, para la que se hicieron “45 tomas”.
Y todo eso en presencia de Jane Birkin, para la que fue “una situación extremadamente dolorosa”, ha dicho Godrèche.
Tras esa entrevista, las también actrices Anna Mouglalis e Isild le Besco han acusado de agresión sexual a Jacques Doillon, en declaraciones al diario Le Monde.
En el caso de la primera, los hechos ocurrieron en 2011 cuando el director la besó a la fuerza. Le Besco, por su parte, trabajó varias semanas con Doillon para una película de 2001, pero cuando se negó a acostarse con él, según su relato, la sacó de la producción y le dio el papel a su hija.
En cuanto a la denuncia formalizada por el abogado de Godrèche contra Benoît Jacquot, si bien ha dado lugar a la apertura de una investigación judicial, corre el riesgo de terminar en archivo.
La razón es que en Francia se pueden perseguir los abusos sexuales contra un menor hasta un tope de 30 años después de haber superado la mayoría de edad si lo denuncia la víctima. Pero en el caso de Godrèche, hace más de tres décadas que dejó de ser menor de edad.
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