Resulta extraño a 24 grados de temperatura, con un sol que todavía aprieta en la tarde de un 9 de octubre, hablar en Sitges (España) con el director francés Just Philippot de Acide, una cinta de ecoterror, en la que sus protagonistas huyen de una devastadora y oscura tormenta de lluvia ácida.
De todas maneras, en una entrevista con EFE, Philippot deja claro que un fenómeno como el que describe en su nuevo filme no existe tal como lo cuenta, gracias a que desde los años ochenta se han ido tomando medidas sobre los productos químicos que van a la atmósfera, “igual como ha pasado con la capa de ozono y su fisura”.
Feliz de estar por tercera vez en el Festival de Cine Fantástico de la ciudad española, en esta ocasión compite con un largometraje, protagonizado por Guillaume Canet, Laetitia Dosch y Patience Munchenbach, en el que una adolescente, Selma, junto a sus padres divorciados deberá huir de su ciudad, en Francia, cerca de Bélgica, para escapar de las consecuencias de esta catástrofe climática.
Bajo un cielo amenazante a lo largo del metraje, los tres se verán inmersos en una situación apocalíptica, en la que beber agua del grifo o bañarse en un río es lo más peligroso.
El director, que en 2020 ganó en el certamen el premio especial del jurado por su primera película, La nube, ahora vuelve a alertar sobre el presente, aunque subraya que en ningún momento ha buscado realizar “una película política”.
“En estos momentos, todos somos conscientes de lo que ocurre y creo que ésta y otras películas deben seguir avivando los temas que tratan, pero no veo mi film como una herramienta política”, asegura.
En cambio, lo que sí le interesaba del proyecto es “la familia, hablar de nosotros y de los equilibrios del nudo familiar, de cómo puede desequilibrarse y de lo frágil y delicado que es”.
Respecto a que en algunos momentos la acción lleve a pensar en una obra como La carretera de Cormac MaCarthy, dice que es verdad que los principales protagonistas son un padre y una hija -en MaCarthy son un padre y un hijo- pero quiso alejarse “de las películas norteamericanas y del placer por el fin del mundo”.
A su juicio, en algunos casos, como el de La carretera, lo que le “asusta” es “ver como hay hombres que cazan a otros hombres o a niños en una suerte de contrarreloj”.
Preguntado sobre cómo ha sido trabajar con Guillaume Canet, reconocido actor y director francés, afirma que ha sido una “experiencia formidable, porque Canet ha sido muy riguroso y muy generoso”.
Durante el rodaje, precisa, fue “un actor, no un actor-director, alguien que invirtió tiempo en crear su papel y, como los actores americanos, contó con un entrenador, se centró en el trabajo físico, consiguiendo un personaje que se distanciaba de los otros”.
Autor de diferentes cortometrajes, como uno de 2018 que ya tituló Acide, Just Philippot está ahora inmerso en otro proyecto: una serie de cuatro capítulos para la plataforma HBO, basada en el libro La mythomane du Bataclan, de Alexandre Kauffmann, sobre una mujer que mintió sobre la amistad que mantenía con una víctima de los atentados de noviembre de 2015 en París.
Una serie sobre “las heridas del 13 de noviembre, pero, sobre todo, sobre la necesidad que tenemos de ficción y de mentir, algo que vemos en las redes sociales, donde todo es falso”, sentencia.
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