Basándose en la frase de Oscar Wilde “Tengo gustos simples. Solo quiero lo mejor”, el cantante argentino-estadounidense Kevin Johansen deja claro en su nuevo disco, Quiero mejor, que la madurez le ha hecho buscar la “calidad” sobre la “cantidad” en la vida y en la música.
“Supongo que algo de la madurez me ha pegado y algo de buscar calidad sobre cantidad. Darse cuenta de que la calidad de vida no tiene nada que ver con lo material y esas cosas”, comentó Johansen (Fairbanks, Estados Unidos, 1964) en una entrevista con EFE tras presentar en Málaga (España) su nuevo disco como parte de su gira por España.
En este álbum, el primero con canciones originales en cinco años, Johansen, que recientemente ha cumplido 60 años, ahonda en las confusiones y certezas de los amores y en la búsqueda de la armonía personal y social sobre las ambiciones materiales e inmediatas.
“Una buena canción sabe esperar, como el pescador. Y como cancionista busco esa paciencia”, subrayó.
Mantener la capacidad de sorpresa
Con cerca de 25 años de carrera y 11 discos a sus espaldas, Kevin Johansen, de madre argentina y padre estadounidense y residente desde hace décadas en Buenos Aires, cuenta que el mayor aprendizaje a lo largo de su carrera ha sido no perder la capacidad de sorpresa con la gente y con “las cosas de la vida”.
“Seguir teniendo cierta frescura, una mirada que no esté corrompida por la costumbre y no estar de vuelta de todo. El que siente que ya lo vio todo, creo que se le acabó ser”, afirmó el autor de canciones como “Desde que te perdí” o “Anoche soñé contigo”, que cuenta con cerca de 70 millones de reproducciones en Spotify.
Él confía en que “no está todo escrito” ni “hecho”, ya que el contexto “siempre cambia”.
Precisamente en esa línea se encuentra el “mayor reto” al que cree enfrentarse a su edad: no perder la capacidad de sorpresa y seguir aprendiendo y aprehendiendo de lo que le rodea, tomando “lo mejor” de cada situación y de cada experiencia.
Un “desgenerado” musical
La combinación de géneros y ritmos que ha hecho a Johansen considerarse a él mismo como un “desgenerado musical” va un paso más en muchos de sus espectáculos y une la música y la pintura gracias al ilustrador Liniers, con quien ha recorrido países como México, Colombia, Perú, Ecuador, Argentina y, ahora, España.
Según relata, el trabajo que realiza con Liniers nace de su amistad y de un “complemento absoluto”.
“Lo que Liniers hace con lo visual es algo que no se escucha y nosotros hacemos algo que no se ve. Además, no hemos ensayado jamás, sino que es algo que surge de la improvisación”, dijo.
Johansen, que llegó a escribir letras para el grupo argentino Les Luthiers, cuenta que su unión con Liniers funciona bien porque es un trabajo “muy orgánico” y, al hacerlo “en el momento”, es “muy libre” y mantienen la libertad de sorprenderse el uno al otro en cada concierto.
Sin buscar la inspiración
Para este “arqueólogo de las palabras”, como le gusta llamarse, la inspiración es tan real como creer “en una epifanía” o “en un momento de mucha claridad”.
“Por supuesto que creo en ella. Uno nunca sabe cuándo va a aparecer o cuándo van a caer esos duendes, como se dice. Pero creo que siempre es a través del trabajo constante, inconsciente a veces. Es decir, el del trabajo de pensar una buena idea, de pensar en algo que te toca un nervio propio para luego tocar uno ajeno”, comentó.
Señala que no busca la inspiración, sino que es algo que le ocurre porque trabaja “permanentemente” en sus creaciones y es entonces cuando aparece.
El cantante concluye que este arte le enseña constantemente y que aunque haya cosas que el Kevin Johansen de 20 años podría mejorar, lo más importante es “no arrepentirse”.
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