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Llegó a Netflix la cinta No negociable, una comedia de acción que se ha convertido en la película número 1 a nivel mundial en la plataforma de streaming. Estrenada en 30 idiomas, la cinta ha superado los 7.2 millones de vistas en solo 3 días y en Crónica Escenario charlamos con dos de sus protagonistas, Leonardo Ortizgris y Gonzalo Vega Jr.
En este filme la historia se enfoca en Alan Binder, un hábil negociador de rehenes, el mejor de México, que debe enfrentarse al caso más crucial de su carrera cuando el presidente y su amante son secuestrados. El secuestrador exige negociar solo con él.
Ambos encarnan el papel de antagonistas, algo que para Ortizgris fue una gran oportunidad dado que usualmente no se le ve en estos papeles.
“Hacer este personaje es un regalo, ser un villano que no es tan malo sino como un justiciero. Me parece que el lugar donde habita Vicente Zambrano es uno que resulta interesante. Incluso antes de ser actor, me hubiera gustado estar en una situación similar de tener a quien nos gobierna frente a frente y hacerle algunas preguntitas”, dijo Leonardo.
“Entonces, todo esto hace que para mí No negociable sea una película importante y que la quiera mucho porque, además, tiene sus tintes de comedia. Se agradece trabajar así con este género y estoy súper contento con el proyecto y que esté viajando por todo el mundo pues qué mejor”, añadió.
Uno de los puntos más interesantes de la cinta de Juan Tatatuto es, justamente, la motivación de estos antagonistas que se convierten en personajes que lanzan una dura crítica al gobierno y empoderan la voz del pueblo.
“Creo que no solo a Leo le hubiera encantado estar en la posición que tenemos en el filme, ya que es una fantasía con la que todos nos podríamos relacionar y más con la posibilidad de obtener nada más y menos que la verdad. Tienes 10 minutos para hacer tus preguntas y lo único que vas a recibir a cambio es la eso. ¿Y qué sería más rico que poder compartirla con el país entero como lo hace Vicente?”, reflexionó Vega Jr., que encarna a su cómplice, Nicolás.
“Cuando estábamos trabajando y estaba frente a Enoc Leaño, que es el presidente, de verdad que me regocijaba, estaba lleno de goce de tenerlo ahí. Amarradito, completamente sometido y diciendo, órale, venga, dime, ¿qué vamos a hacer, ¿qué pasó con esto y con lo otro? La verdad es que para mí fue un juego tal cual. Y pues creo que lo importante son las historias que uno quiere contar. Cuando una película está ahí y hay un guión tan sólido, divertido y dinámico, buscas hacerla más allá de si eres bueno o malo en ella”, complementó Leonardo.
Aunque el suspenso y la tensión del secuestro toma ese tinte político, No negociable también toca la fibra de la familia como un factor motivante para los personajes, además contado desde este tipo de narrativa.
“Creo que eso es lo padre de la película, que está muy balanceada en cuanto a los géneros de acción, comedia y suspenso. Entonces creo que no nos pasamos hacia ningún bando completamente. No cae demasiado en la comedia de muchos chistecitos, porque eso es horrible. Hay un balance bastante correcto en ello”, expresó Gonzalo.
“En cuanto a lo familiar, creo que eso es lo padre de nuestros personajes, que empiezan desde un lugar de un dolor personal y un sufrimiento pero creo que cuando se dan cuenta de lo que pueden lograr y en lo que pueden transformarlo, se percatan de que ya no solo es para ellos mismos ni es una venganza personal, sino de la gente. Y el chiste es llevarle justicia a ellos, no solo a nosotros”, añadió el joven Vega.
“Eso es lo que pasa con este guión, que está lleno de sorpresas y vueltas de tuerca y a cada rato hay una peripecia donde vas viendo que todos tenemos una motivación importantísima, que es la familia, que eso creo que también es un factor que hace que el público conecte tanto con la historia de Mauricio Ochmann y Tato Alexander como con la de estos dos tipos que empiezan pareciendo unos tipos despreciables, unos simples bandidos y de pronto son más que eso”, complementó el actor de cintas como Museo y Güeros.
Finalmente, ambos actores expresaron qué sería lo que le preguntarían a un político si enfrentara la misma situación donde no tuvieran otra oportunidad más que decirles la verdad. “Le cuestionaría para quien trabaja”, dijo tajante Ortizgris.
“Creo que esa es la gran incógnita que tenemos porque como población no nos sentimos representados por nuestros gobiernos, y no solo en México, sino en la mayoría de los países de este planeta”, continuó.
“Cada vez nos sentimos más traicionados por ellos y aunque nos manifestemos o digamos que estamos en contra, les vale madres y hacen lo que les dicen que hagan, y por eso la pregunta”, añadió. “Luego traen su propia agenda y es muy frustrante eso”, señaló también Gonzalo Vega Jr.
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