Louis Garrel se puso por primera vez delante de una cámara a los seis años de edad y cumplidos los 38 se siente igual de cómodo como actor que como director. En Cannes combina esos dos registros con L'innocent, dirigida por él, y Les amandiers y L'envol.
“La gran diferencia entre ser director y actor es que cuando preparas una película si eres director no tienes vida privada y si solo eres actor sí. Pero no es una cuestión de preferencias, son dos trabajos muy diferentes”, dijo este miércoles en conferencia de prensa el cineasta francés.
L'innocent, su cuarta película como director, ha sido proyectada fuera de competición, mientras que Les amandiers, de Valeria Bruni-Tedeschi, aspira a la Palma de Oro en la clausura este sábado de la 75 edición del certamen. L'envol, de Pietro Marcello, fue estrenada a su vez en la Quincena de Realizadores, sección paralela del festival.
En la primera, una comedia con atracos, persecuciones e historias de amor, interpreta a Abel, quien en su intento por proteger a su madre después de que esta se case con un hombre recién salido de la cárcel acaba viéndose implicado él también en la delincuencia común.
En Les amandiers, donde Bruni-Tedeschi revive su juventud y sus años de formación en el Théâtre des Amandiers de Nanterre, encarna al profesor de esa institución, Patrice Chereau, y en L'envol, una adaptación de Velas escarlata, del escritor ruso Alexander Grin, da cuerpo al príncipe de ese cuento, convertido en esta ocasión en un aventurero.
Garrel se dio a conocer como actor entre otras por cintas como Los soñadores, de Bernardo Bertolucci, y como director suma también Les deux amis (2015), L'homme fidèle (2018) y La croisade, seleccionada el año pasado en Cannes también fuera de concurso.
“Mastroianni decía que los actores es como si tuvieran cinco años, que hay que darles todos los caprichos. Cuando eres director, en cambio, tienes que comportarte como si tuvieras 70. Es otra relación”, señaló este miércoles.
Debutó en el cine con Les baisers de secours bajo las órdenes de su padre, Philippe Garrel, y admitió hoy ante la prensa que cuando estudiaba interpretación le provocaba “ataques de pánico” llegar a identificarse tanto con sus personajes que acabado el rodaje no pudiera separarse de ellos, según había escuchado que les pasaba a otros compañeros de profesión.
Dado ya el salto a la dirección, asegura querer que su cine salte fronteras sin estar desarraigado. Tal y como leyó del también cineasta Jean Renoir (1894-1979) en una entrevista, “si quieres interesar a un chino debes contar algo que conozcas, que realmente venga de ti”.
Garrel señala querer huir del naturalismo, un género que dice no soportar ya “demasiado” porque en su opinión ha ocupado demasiado espacio en el cine francés y juega en sus propias películas con todos los recursos y géneros cinematográficos.
“El cine le debe cosas al cómic por su expresividad. También porque no tienes mucho tiempo, porque tienes hora y media para contar una historia, aparte de los grandes genios, y necesitas líneas muy claras”, señaló.
L'innocent tiene tintes autobiográficas, porque al igual que su madre en esta ficción, su propia madre dio clases de teatro a reclusos. “Pero cuando escribes una película y sientes que los actores se apropian del personaje, en cierta manera pasa a ser autobiográfica para cada uno, porque trabajan con sus recuerdos y sentimientos”, concluyó.
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