Después de su exitoso paso por la Berlinale de este año, Julián Hernández está de regreso con Los demonios del amanecer, cinta que debutó en México en el marco del 39º Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), además de que estará en FICUNAM y en el Festival Mix, contando una historia de amor que se siente como un regreso a las bases del realizador mexicano.
En Crónica Escenario charlamos con Luis Vegas, uno de los protagonistas de este romance cinematográfico: “Inicialmente Orlando llega a mí porque antes de que tuviera el guion de esta cinta en mis manos, había tenido un proyecto anterior donde conocí a Julián”, expresó el actor.
“El último día de filmación me dijo ‘nos vemos en el largo’ y eso se quedó ahí, como suspendido. Mes y medio después me manda el texto de este filme, una dramaturgia que, cuando accedo a ella, se me hace completamente poderosa debido al arco dramático que transita mi papel”, recordó Vegas sobre su llegada a la cinta.
En el filme Orlando y Marco son dos jóvenes que habitan en la Ciudad de México, se conocen por casualidad y se enamoran. Día con día luchan por conseguir sus sueños: Orlando ser bailarín y Marco graduarse de enfermería. Ante un mundo diverso, cambiante y hostil, ellos aprenderán que, al final del día, al terminar la oscuridad de la noche, con sus cuerpos unidos y el alma en sincronía, habrán visto pasar de largo a todos esos demonios del amanecer.
Luis alabó la forma en que Julián se ha adelantado a crear este tipo de relatos. “Creo que ha abierto el camino a la innovación amorosa y a las nuevas búsquedas y posibilidades que, en su momento, quizás se definían en su filmografía como de relaciones gays. Pero me parecía que aquí, ya es diferente porque hay personajes queers, trans, nadie se sectoriza ni tiene una orientación específica y eso también me parecía interesante para explorar, teniendo como resultado algo muy poético, urbano, pasional y contemporáneo”.
Los demonios del amanecer retrata el amor idílico de dos jóvenes que, como en toda relación, se encuentran y desencuentran en cada paso que dan. “Creo que este amor es de dos chicos que se conocen en el transporte público y que, a partir de ahí, tienen una coincidencia de gusto, de interés, del uno por el otro, que va construyendo una relación idílica. Sin embargo, también es muy interesante la manera en que se va armando todo porque son adolescentes que se van descubriendo a medida de que conocen y van entendiendo sus formas de amar, que no son suficientes el uno para el otro”, señaló el actor.
“Además, ambos tienen que tener una búsqueda individual que les permita tener encuentros instantáneos o con otras personas y eso se me hace una manera muy sabia de comprender que sí puede haber una relación idílica también desde otras posibilidades o formas de entender la relación de pareja”, complementó Vegas.
Si bien el amanecer es parte del título del filme, la cinta muestra a la vida nocturna como el principal momento de encuentro entre los protagonistas. “Para Orlando, la noche representa un momento donde se siente más habituado, es un personaje que trabaja a esas horas y tiene estas fugas repentinas de salir y encontrarse e ir a un antro y relacionarse. Todo eso le acontece en la noche. Y creo que ahí obviamente hay una metáfora también que nos plantea Julián con el título de la película y es que hay una infinidad de espectros nocturnos que pueden estar ahí siempre al acecho”, profundizó Luis.
“Lo vemos un poco con estos personajes que intervienen también, que son nuestros amigos en la historia, que ciertamente son amistades que pueden ser con derechos y de pronto ser alguien que te acompaña. Puede ser tu mejor compañero, pero por alguna circunstancia esto te lleva a relacionarte sexualmente o pasionalmente con esa persona y ya cuando amanece eso se muere y se queda ahí”, añadió el también actor de la serie El juego de las llaves.
“Eso es una metáfora en relación a lo que vemos con Marco y Orlando, que contemplan en la noche todos estos seres que se aparecen y de cierta manera los transgreden, los afectan, los abrazan. Esa es la imagen con la que me quedo, donde vemos todo lo que puede ocurrir mientras muchísima gente descansa, ellos aparecen, exploran y descubren”, añadió.
Dentro de esas metáforas que maneja Julián Hernández, existe una que se refleja en una escena musical. Al respecto, Vegas dijo: “Es una escena muy bonita porque representa una cosa onírica. Es algo que podría estar soñando, Orlando porque aparece en medio de una turbulencia en un momento complicado para ellos. Pero en ningún momento siento que estos personajes se sienten debilitados por el amor que se tenían. Todo lo contrario, están viviendo circunstancias complejas, difíciles, que no tienen las herramientas para resolver, pero que en una alucinación o en un sueño o en un delirio que tienen, aparece esto”.
“Es una cosa aspiracional que se presenta en ese momento tan turbio, que es lo que le hubiese gustado celebrar Orlando a Marco como pareja”, continuó. “Entonces, fue muy bonito porque además había una cuestión más entramada detrás de ello, pero creo que esta lectura final le da un toque mucho más especial, porque es una escena que aparece en medio del caos. Entonces, creo que eso le brinda como mucho más poder”.
Otro factor primordial en el filme es la danza, algo con lo que Luis conectó de buena forma. “Fue una coincidencia de esas que unen y te encuentran en las formas en las que podemos colaborar. En mi proceso de formación y de las cosas que he hecho, estuve bastante rato clavado con la danza, específicamente con el contemporáneo. Y cuando conozco a Julián, platicamos y nos conocemos y era una habilidad que se mencionó en la que tenía cierta exploración previa”, confesó.
“Orlando era bailarín, entonces creo que también por eso hubo una confianza ahí que se depositó. O más bien un plus que me podía ayudar para que lo hiciera yo. Pero existe un viaje inmersivo en el lenguaje que suele trabajar Julián en sus películas. Él es un coreógrafo cinematográfico porque realmente todas estas escenas, que no son propiamente danzas, sino las escenas de encuentros sexuales, los paneos que suele hacer, todo eso es coreografía. Creo que ahí también está incluida una danza como un medio o vehículo para filmar, lo cual es muy interesante”, acotó el histrión.
“Lo disfruté muchísimo porque fue como un regreso también a volver a trabajar con mi cuerpo desde la abstracción, que es como una particularidad de la danza contemporánea al menos y con lo que coqueteamos más con Orlando. Para mí fue un encuentro otra vez con lo que tanto me movió en su momento, que era la fisicalidad”, reflexionó finalmente Vegas.
Normalmente, Hernández saca lo mejor de sus actores en sus proyectos y en este caso no fue la excepción con Luis, que incluso llegó a tocar fibras más sensibles en él. “Claro que es algo que siempre se toca, porque uno está todo a disposición como actor. Pero en este caso, la afectación no vino a partir de la dirección”, dijo.
“Me di cuenta con el tiempo que sí suelo tener procesos bastante vivenciales y no dejaba de pensar en Orlando, de profundizar un poco en mi relación con Axel, que es mi compañero en la peli y a la vez tratar de cumplir con lo que está en el imaginario de cómo sería el cuerpo de un bailarín de danza contemporánea. Entonces, trabajaba para ello”, exteriorizó.
“Definitivamente hubo una vulnerabilidad con un personaje que sentí que se asociaba mucho con un momento episódico en mi vida en la que estaba en un vaivén, medio a la deriva, que no sabía qué iba a pasar y donde me sentía muy solo. Porque creo que también eso es un rasgo de la película, el entender que puedes estar acompañado pero puedes sentirte en una profunda soledad. Así que recapitulé un poco ciertos momentos en los que me he sentido ahí y aprovecharlo para usarlo en la cinta”, subrayó Vegas.
Finalmente, Luis resaltó la importancia de seguir creando historias que rompan las barreras de las etiquetas. “Creo que es de los rasgos más importantes y más considerables que yo destacaría de estar en estas películas. Me siento completamente orgulloso de estar y de ser como vocero”, dijo.
“Esto es lo que podemos ofrecer ahora, esto es el mundo que imaginamos, este es el universo que nos gustaría que sucediera, porque la conversación ya no está en que dos hombres gays que tienen problemas sino que se enfoca en otra parte mostrando que hemos avanzado históricamente, pero sin embargo hay mucho que hacer todavía”, aseguró.
“Hay narrativas que queremos cambiar, ya no queremos hablar como se hablaban hace 15 años. Entonces siento que también soy parte del cambio que deseamos hacer, que esta película que tenemos es nuestra contribución a ello y siento que estoy asumiendo mucho esa responsabilidad y ese peso de intentar modificar ciertas ideologías desde el cine, desde el arte y desde el trabajo que de verdad ha sido titánico, con un compromiso que nos costó tanto además”, concluyó tajantemente el joven artista.
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