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Maite Alberdi llega a los Oscar dispuesta a defender la “memoria emocional” de Chile

ENTREVISTA. Alberdi no es nueva en los reputados premios de la Academia de Hollywood, pues en 2021 también fue nominada por su documental El Agente Topo

La actriz española Penélope Cruz.
La cineasta Maite Alberdi. La cineasta Maite Alberdi. (Maite Alberdi llega a los Óscar dispuesta a defender la "memoria emocional" de Chile/Market Chile/EFE)

La cineasta Maite Alberdi vivirá el punto cumbre de su trayectoria este 10 de marzo, cuando se dispute el Oscar a mejor documental por La memoria infinita, película con la que ya hizo historia en la última edición de los Goya al convertirse en la primera directora chilena en ganar el premio al mejor filme iberoamericano.

Se trata del último peldaño de una carrera por la estatuilla que sin saberlo comenzó en 2023, cuando recibió el premio del jurado del Festival de Sundance, donde presentó su filme por primera vez.

Lo único que espero es llegar (a los Oscar) descansada, es lo único que deseo”, cuenta en una entrevista con EFE la directora de 40 años.

Alberdi no es nueva en los reputados premios de la Academia de Hollywood, pues en 2021 también fue nominada por su documental El Agente Topo, pero la promoción del filme se hizo en pandemia y el glamour se perdió entre mascarillas y encuentros virtuales.

Aunque aquella promoción fue “menos desgastante”, en aquel entonces le pesaba la incertidumbre sobre si su trabajo regresaría alguna vez a las salas de cine.

Una duda que resolvió con La memoria infinita: tras el exitoso estreno en Sundance de la historia de amor del periodista Augusto Góngora y la actriz Paulina Urrutia, la cinta llegó a las salas de cine de cuarenta países.

En La memoria infinita, Alberdi recupera la memoria emocional de una relación amorosa atravesada por la enfermedad del alzheimer y de la dictadura chilena, que pese a todo perdura en los recuerdos que progresivamente se esfuman de la cabeza de Góngora.

“La memoria para mí es emocional, lo que permanece en el cuerpo siempre tiene que ver con los sentimientos y no necesariamente con una memoria racional e informativa. Para mí tiene que ver con el amor y con el dolor, esas son las cosas que permanecen”, dice Alberdi.

Góngora no recuerda fechas ni datos, pero sí revive el dolor que le causó perder a su amigo durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y lo hace acompañado de su esposa, la exministra de Cultura chilena, quien con amor, paciencia y dignidad se las arregla para navegar y afrontar la enfermedad de su compañero.

Los dos personajes elegidos por Alberdi habían luchado para mantener viva la memoria de su propia vida con videos y fotografías, y la de su país con entrevistas, trabajos periodísticos y escritos.

La paradoja máxima de su historia se muestra en la película cuando de entre el legado del periodista destaca el libro Chile: La memoria prohibida, en el que Góngora colaboró para dejar lejos el olvido de una época de injusticias atroces.

Pero si bien la cinta no buscaba centrarse en el aspecto político, la existencia de los protagonistas estaba tan ligada a su contexto que La memoria infinita terminó convirtiéndose en un filme que conmemora el dolor que dejó la dictadura militar chilena, que el año pasado vivió su 50 aniversario.

“No sabía que el trabajo de ambos formaría parte de la película pero me di cuenta de que no era una película sobre el olvido, sino sobre lo que él siempre recordó, esta memoria emocional, sus amores, sus dolores históricos y políticos, y así esa capa empezó a tener peso”, explica.

En El Agente Topo la cineasta se adentró a la vulnerabilidad de la vejez y la soledad que enfrentaban los ancianos que habitaban un asilo a través de los ojos de un detective encubierto.

Pero en La memoria infinita, Alberdi hace una oda a “la mejor manera de vivir la vida”, cuenta.

“Lo que me interesa es explorar la fragilidad y las debilidades de la vida. Pero en este caso sin duda es una celebración del buen amor, el buen envejecimiento que es acompañado, querido, asumido, no negado y del entendimiento de la enfermedad como parte de la vida”, asegura.

La cinta chilena fue elegida entre 167 documentales en competencia y ahora se disputa la estatuilla con producciones como 20 Days in Mariupol, Bobi Wine: The People's President, Four Daughters y To Kill a Tiger.

“Estoy muy contenta de estar nominada con otras mujeres y que las nominadas solo sean películas internacionales porque gane quien gane creo que va a ser la primera vez que va a ganar una película internacional esta categoría y eso me parece un gran hito”, finaliza.

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