¿Qué se puede esperar de uno de los grandes del rock y el ska mexicano?, ¿solo cosas buenas?, pues sí. Se presentó el sábado la que naciera en la década de los 80 y que saltara a la fama con temas como el clásico y bien ponderado “Pachuco” o “Don Palabras”, La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto patio, quienes se hicieron presente en el escenario de la Arena de la Ciudad de México, evento envuelto en el misticismo de Día de Muertos, una de las tradiciones más bellas del país.
Antes de que saltaran al escenario los capitalinos la gente ya estaba agolpándose en la pista dividida en sectores, se podía apreciar a algunos pachucos a muchas catrinas, una que otra Frida y algún charro, todos calaveras, algunos de ellos ataviados en forma otros solo con el motivo resaltante o el maquillaje correspondiente y de igual forma alguno que otro extraviado disfrazado de diablo o zombie.
Al fondo se veía desde cualquier punto el nombre de la banda en una manta con cráneos rosados dibujados y al centro un enorme cráneo iluminado en contrapicada y a los costados un par de tzompantli, el tradicional altar de cráneos que se arraiga a los pueblos originarios de México.
Pasando las 21:00 hrs los silbidos se presentaban cada vez más seguido e intensos. El nerviosismo se hacía presente y se veía reflejado en un grito alejado en las gradas que pregonaba “cámara” mientras alguna melodía fondeaba el recinto. Es gracioso mencionar que había un par de infantes de brazos, seguro próximos seguidores de Roco Pachukote y compañía. Igual estaban presentes los nuevos seguidores recientemente confirmados, los que aseguraban no serlo y solo iban de compañía y los acérrimos fanáticos que no se pierden ninguno de sus espectáculos.
“Significa mucho para mi, estaba en su apogeo cuando estaba en la prepa, me recuerda esos tiempos”, compartió Jorge un seguidor frecuente de la agrupación.
Diez minutos después sonaron las primeras notas, una charanga con todo y güiro para comenzar a menear las caderas y preparando a la fanaticada que ya atiborraba la Arena, momento que duró unos pocos minutos. Los músicos comenzaron a salir junto con un grupo de personas bien ataviadas con ornamentos, penacho y vestiduras, mientras Roco detrás de ellos dedicó unas palabras a los muertos que nos han abandonado y pidió de la forma más respetuosa hacer un ritual de saludo a las siete direcciones.
Seguido de esta ceremonia y coronada con el tema “Lamento” una enorme oda al pasado, una bienvenida tradicional pero con el recuerdo de que es una celebración de día de muertos, elemento que permanecería toda la noche, posteriormente y dando un giro de 180 grados e interpretaron “5to patio ska”, con la que iniciaron formalmente la locura de noche.
Durante toda la noche del concierto, que duró alrededor de 3 horas, resaltaron varias sorpresas primero el set list se dividió en tres grandes momentos. Primero la explosión y el baile en su máximo esplendor con canciones como “Ya lo pasado pasado”, “Y así seguir” y “Pata de perro”.
En uno de estos momentos de la primera parte resaltó la presencia de la saxofonista Malena Ríos, quien fuese sobreviviente de un ataque con ácido en septiembre de 2019, y que ya se está haciendo costumbre que esté presente junto a La Maldita, juntos interpretaron primeramente “Mujer” para seguirse con “Chacahua”, “Un Gran Circo”, “Patineto”, “Los agachados”, “Changó”, “Don palabras” y “Querida”.
“Espectacular, es la herencia que me dejaron mis padres, ya no están conmigo por eso es muy importante este concierto, además es un gran mensaje de nuestra identidad, ” comentó Laura, además de ahondar sobre el regreso a los eventos en vivo, “siempre es necesario el contacto humano y el superar una etapa tan difícil para todo el mundo”.
En este momento de la noche se hizo una pausa un tanto prolongada, que utilizaron todos para respirar y descansar del constante baile, el perpetuo canto y el bochorno, minutos que pasaron rápido, regresaron con otro aire más celestial y dieron un paréntesis acústico pero con el mismo misticismo de toda la velada.
En este intervalo que igual se dedicó a los muertos, especialmente dedicado a Eulalio Cervantes “Sax” o a Rita Guerrero, interpretaron “La Martiniana”, “Rita bonita” y “Con sólo tocarte” y “Mojado”, momento totalmente tranquilo pero sobre todo emotivo, donde el público cedió la energía a los fallecidos.
En esta segunda parte y después de la emotividad regresó la energía y el baile con “Cenizas”, “Morenaza”, “Bailando”, “Rafael”, “Tejedor de historias”, “Tatuaje”, “Música guerrera”, “Expedientes marcianos”, “Solin”, “Un poco de sangre” y “Pachuco”, todas ellas sin excepción fueron cantadas y algunas bailadas en el típico slam.
En toda la noche pero en diferentes momentos de la velada estuvieron como una excelente compañía un par de bailarines con ajuares representativos a la temática de la noche, pachucos y rumberas, todos ellos con máscaras de calavera realizadas por un colectivo de artesanos.
Es verdad, en todo el concierto reinaron los mensajes de apoyo a diferentes causas, a la madre tierra, a la mujer, a la no violencia, a los migrantes o a las comunidades, también homenajes dentro de las canciones o a los que se nos adelantaron, además de muchísimo baile, cantos a susurros y a grito tendido.
Finalmente una de las canciones más representativas y la más cantada de la noche y de la historia “Kumbala”, fue cantada como sentencia, una oda al amor que se encargó de cerrar la velada, una noche con algunos detalles técnicos pero con muchos más detalles místicos, musicales y memorables.
“Es un grupo legendario, es un excelente motivo para reunirse con la familia o los amigos, nosotros ya somos la segunda y tercera generación de seguidores de la maldita, a mis hijas les gusta”, comentó Raúl que asistió acompañada de toda su familia.
Copyright © 2022 La Crónica de Hoy .