Escenario

‘Manodrome’ envuelve la Berlinale en un manicomio de masculinidades tóxicas

COBERTURA. Con Adrien Brody y Jesse Eisenberg como elemento mediático principal sobre la alfombra roja del festival, es uno de los pocos filmes en la competición oficial en esta 73 edición de la Berlinale con rostros famosos

Joaquin Phoenix, Rooney Mara, y otros actores en el Festival de Cine de Berlín
Presentación de 'Manodrome'. Presentación de 'Manodrome'. (EFE/EPA/CLEMENS BILAN)

La película Manodrome envolvió este fin de semana a la Berlinale en un manicomio de masculinidades tóxicas, con Adrien Brody y Jesse Eisenberg como elemento mediático principal sobre la alfombra roja del festival, en una jornada en que el cine chino aportó algo de armonía a la competición.

El título Manodrome remite al nombre de una secta liderada por el llamado “padre Dan” -el personaje de Brody- en que “las fronteras entre camaradería, masculinidad y homosexualidad desaparecen”, explicó ante el festival su director, John Trengove.

Eisenberg interpreta a uno de los “hijos” del manipulador y dominante Dan. Es un conductor de Uber al borde la precariedad, asiduo al body building y con una novia embarazada, que se mueve como un “adulto infantilizado”, en palabras del actor.

Es un “saco de reacciones febriles”, a punto de estallar por una acumulación de traumas, hasta que finalmente explota.

“En Estados Unidos es fácil hacerse con un arma. Cualquiera puede adquirirla y evidentemente se usa. Es nuestra tragedia como sociedad”, resumió Brody, respecto a las sucesivas explosiones de violencia a trompadas de Ralph, hasta finalmente llegar a la pistola.

Trengove volvía a la Berlinale tras haber presentado en su sección Panorama, The Wound (2016). Ya ahí, el director sudafricano exploraba en una serie de rituales de la masculinidad como detonantes de fuerzas internas, que en su nuevo filme van de lo tóxico a las reacciones incontrolables y la violencia física extrema.

Manodrome, de producción británico-estadounidense, es uno de los pocos filmes en la competición oficial en esta 73 edición de la Berlinale con rostros famosos, lo que le daba rango de acontecimiento al menos mediático.

Junto a Brody -Oscar en 2002 por El pianista- y Eisenberg -con el mismo rostro de perpetuo adolescente que en The Social Network-, la película llevó al festival la presencia de Odessa Young, la novia embarazada de Ralph- y Sallieu Sesay -el líder del colectivo gay del gimnasio, contrapunto al gurú de la secta de los “hijos de Dan”-.

La búsqueda del padre desaparecido en Manodrome es una de las múltiples toxicidades acumuladas por el personaje de Eisenberg, envuelto en sus estallidos de iras pasadas y presentes, mientras que por parte del cine chino se presentó en la competición oficial Bai ta zhi Guang -The shadowless tower-.

También ahí su protagonista masculino busca al hombre que se esfumó del seno familiar. Está asimismo confrontado con su propia paternidad, con sus relaciones de pareja pasadas o en curso, así como con el síndrome del abandono paterno.

El recorrido por todos estos traumas ocupa a su director, Zhang Lu, 144 minutos, mientras que en la producción británico-estadounidense se resuelve en 95. Ello no impide, sin embargo, que la película de Trengove acabe haciéndose larga, en medio de episodios que van agregándose al argumento en busca del final.

Zhang en cambio va tejiendo a su ritmo habitual, sin altibajos, la historia del divorciado al que un día le pasan el teléfono del padre biológico y empieza a reordenar su existencia. Primero escucha su voz, pero le deja sin respuesta; luego se sienta en su silla, mira sus películas y deja alguna que otra huella en la casa del padre, mientras éste está haciendo volar su cometa en una playa vecina.

El director chino es uno de esos cineastas que periódicamente regresan a la competición del festival berlinés. Ahí presentó en 2007 su Dream Desert, tres años después regresó con Dooman River y en 2019 lo hizo con Fukuoka.

La suya es una de las tres producciones asiáticas incluidas entre los 19 filmes a competición. Le seguirán la asimismo china Art College 1994, de Liu Jian, y la japonesa Suzume, en ambos casos películas de animación.

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