La selección nacional del Festival Internacional de Cine Guanajuato ha encontrado entre sus participantes la ópera prima de la cineasta Mariana Musalem, Armas Blancas, un largometraje que explora las distintas sensibilidades que las etapas infantiles poseen ante los retos emocionales que la vida pone frente a nosotros, desprendiendo distintos conceptos como la madurez, el amor en diversas formas de expresión, los vínculos interpersonales, y nuestras reacciones ante aquellas pérdidas que se acumulan en el camino.
Valeria, una niña de once años, descubrirá cómo las relaciones a su alrededor se transformarán día a día, el divorcio, la amistad, la hermandad, el amor minado por la distancia, son solo algunos de los momentos que generarán una mutación en su punto de madurez; la inocencia se alejará de su vida y la infancia se obstaculizará por una realidad que la golpeará de frente y sin aviso.
Armas Blancas (2023) es una producción que se ha estrenado – por primera vez en México – el pasado jueves 20 de julio en León, Guanajuato, mostrando una historia juvenil que podría considerarse como un tratamiento universal tomando en cuenta su previa presentación en Suecia, y contando con opiniones similares de acuerdo a su directora:
“Fue interesante observar la reacción del público sueco a principios de año, así como la de la audiencia en México, teniendo ideas similares del filme acerca de las experiencias infantiles retratadas, y de cómo hemos plasmado momentos que cualquier niña o niño podría tener alrededor de temas como la familia, amistad y el amor”, comentó la cineasta sobre la percepción del público nacional e internacional de su trabajo.
El crecer puede convertirse en un torbellino emocional y de transformación tanto individual como social, dando pie a una posible pérdida de libertad que la infancia contenía y que la adultez erradica con la llegada de mayores experiencias, vivencias y conflictos internos:
“El personaje de Valeria (Sofía Quezada Amaro) está en constante crecimiento, física y mentalmente, siendo abrumada por la vida adulta a través de la figura de su tío, quien le hace ver tanto el concepto de pérdida como de aquellos vínculos rotos que después experimentará durante el tránsito de la historia”, explicó la directora sobre su protagonista que evoluciona por medio de rupturas circundantes detonadas por los personajes secundarios del filme.
Las historias independientes en la industria cinematográfica nacional suelen buscar resquicios para sobrevivir por sus propios medios; la vorágine derivada de la posibilidad de obtener apoyos gubernamentales o privados crean un desgastante camino para realizadores y realizadoras que intentan sacar a flote sus producciones:
“Fue una carrera dura desde que se concluyó el guion hasta la producción de la historia, obteniendo un financiamiento para nuestra carpeta por parte de IMCINE, siendo a partir de esto donde – afortunadamente – los apoyos comenzaron a llegar, como el que logramos con Tribeca Film Institute”, externó Mariana sobre el complicado camino para obtener recursos iniciales, no solo para su proyecto, si no para cualquier producción en México.
La historia se sostiene gracias al importante trabajo del reparto infantil, liderado por Sofía Q. Amaro, creando una química magnética en pantalla con la cual la audiencia logra compenetrarse con una historia sencilla, pero con profundos matices emocionales:
“No tenía perfiles físicos específicos para el reparto infantil, estaba buscando más personalidades que tuvieran cierta conexión con el personaje. Acudí a la escuela de Margarita Mandoki, encontrando a Sofía Quezada y Antonio Viña, para después pasar a realizar entrevistas abiertas y talleres, siendo estos últimos realizados por Diego Calva, quien se convertiría en el coach del reparto infantil en la cinta”, contó la también guionista de la producción.
Muchas situaciones cambiaron a lo largo de la filmación respecto al guion inicial, la química entre el reparto, la perspectiva de la historia, entre otras situaciones lograron modificar los tratamientos hasta llegar al resultado que se observó en pantalla:
“Algunas escenas se modificaron durante la filmación al ver la química entre los personajes, así como la propia perspectiva de la cámara la cual se enfoca en la mirada de los niños, desdibujando a los adultos ante los cuestionamientos que se les realizaba sin obtener respuestas claras para los protagonistas”, ahondó Musalem.
Este tipo de producciones e historias logran establecer la clara idea de la forma de consumo del público infantil, ofreciéndoles herramientas que los desafían y les otorgan cintas con mayor propuesta y muchas reflexiones para su día a día:
“Solía subestimarse al público infantil, pero afortunadamente se ha cambiado esto, hay más opciones culturales y educativas para los niños, pero también es cierto que depende de dónde vengas para saber cómo te va a ir, ya que aún suceden situaciones que no se han logrado subsanar y que tenemos apoyar para erradicar este tipo de violencia y abusos” reflexionó la cineasta.
Finalmente, el concepto de pérdidas es constante en la historia, creando un análisis sobre la repercusión de estas en nuestra vida y su influencia en nuestra personalidad y decisiones futuras:
“A pesar de las personas que puedas perder en el camino, la esperanza debe mantenerse, aprendes a vivir con estas ausencias, sin ser necesariamente una carga, logrando un crecimiento personal y que se mantendrá para toda la vida”, finalizó la cineasta.
Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .