Algunas luces siguen encendidas mientras los integrantes de la prensa y allegados a los partícipes del espectáculo se acomodan en los asientos. Murmullos, expectativas que flotan en el aire y un rectángulo de tarimas negras al centro de la sala. Un globo terráqueo y un par de bancos metálicos aguardan la entrada de las protagonistas. De pronto, el sonido de los dedos golpeando las teclas de una computadora interrumpe las conversaciones previas al espectáculo.
“Invasión”, “ficción”; palabras invaden las zonas de proyección del foro, echan a andar la atmósfera, inician el proceso de inmersión a la historia de dos mujeres que compartieron época pero nunca un cruce de palabras. Explosiones, acordes de inicio. Ana Ligia García (Isabel I de Castilla) y Carmen Mastache (Marina, la Malinche) salen a escena con unos inmensos vestidos blancos, con capuchas rígidas y olanes en la zona de las piernas; es el principio de un viaje atemporal.
La trama es ya un regalo a la curiosidad por sí misma: Isabel, La Católica es la dueña de una empresa trasnacional que decide visitar la sucursal mexicana en la que le espera una conversación aguerrida con Marina, La Malinche, quien representa a todos los trabajadores del sindicato y el pliego petitorio que propone mejores condiciones laborales para el gremio.
Marina & Isabel ofrece una cualidad invaluable: sabe reírse de sí misma. Es una puesta en escena bastante astuta, ágil en su presentación al público, sensata. No hay una sola cosa que no esté anclada con perspicacia a la actualidad, aquello de lo que nos hace falta reírnos. Las actuaciones de ambas mujeres son adecuadas para este libreto alocado, que destroza (con éxito) las barreras del teatro de caras largas y protocolos interminables.
La obra se digiere con facilidad, pero se piensa con profundidad desde la comedia. Se presentan, se sugieren temas para que los asistentes puedan debatir tras su salida de El Galeón Abraham Oceransky, la casa temporal de estos personajes preocupados ante la desaparición de la chispa creativa de la autora que les da vida.
Este punto es importante para entender las intenciones de este proyecto: la aparición de Bárbara Colio como un personaje dentro de esta travesía por la lucha de poderes entre dos mujeres imparables y la búsqueda de un final “digno” para tal encuentro.
Me parece que el fragmento más apasionante es aquel en el que un partido de raquetbol se convierte en un conflicto entre culturas y perspectivas de conquista. Las protagonistas, armadas con raquetas, rodilleras y lentes, inician un diálogo ponzoñoso para buscar quién tiene la verdad en una pelea histórica que culmina en el descubrimiento de la chispa que anima la vida: el contacto humano simple y fundamental, los momentos de una absurda y redonda felicidad.
Marina & Isabel es perfecta para pasar un rato “diferente” en el teatro, algo fuera de los géneros experimentales de lo contemporáneo que pueden llegar a causar cierto sentimiento de hartazgo en los espectadores. No es un capricho, tampoco un motivo para inyectar algún discurso progresista, al contrario, es un ejercicio desenfadado de exploración identitaria.
Mientras pasan los minutos, aflora esa sensación de reconocimiento con los personajes. Son dos mujeres capaces de llevar más allá de lo aparente la capacidad de sentir la existencia desde la preocupación genuina por saber qué demonios espera a la vuelta de la esquina.
Son protagonistas navegantes que nos demuestran que aquellos finales quirúrgicos son los que menos se preocupan por la perfección de sus actos, los que son sinceros y Bárbara Colio, autora y directora de Marina & Isabel, logró una obra sin duda entretenida y crítica de su tiempo a través de la transparencia de sus intenciones y alcances.
Siguiendo esta nueva tradición de la declaración honesta de sucesos, yo tampoco sé muy bien cómo terminar estas reflexiones acerca del teatro que nos ocupa y nos llama a tomar nuestro lugar en los asientos de los acercamientos a las profundidades del arte en tiempos de la inmediatez. No hay mejor final que recomendar, apreciadísimos lectores, acercarse a estos ventanales, estas vitrinas que encapsulan fragmentos de la realidad para juguetear con ellos y deformar sus límites para olvidarnos, por algunos instantes, de sus grises tonalidades cotidianas.
Marina & Isabel se presentará del 18 de enero al 10 de marzo 2024 con funciones los jueves y viernes 20:00 horas, sábados 19:00 horas y domingos 18:00 horas en el Teatro El Galeón.
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