Marina Stavenhagen es una de las guionistas e impulsoras del cine mexicano más destacadas de las últimas décadas, motivo por el cual ha sido homenajeada en el marco de la edición 27 del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés) junto a las actrices Adriana Paz y Claudia Ramírez en reconocimiento a su trayectoria.
Después del homenaje de este jueves, este viernes dieron inicio las actividades del festival con una conferencia magistral por parte de Stavenhagen y Claudia Ramírez. En este texto recopilamos algunos de los puntos más interesantes abordados por la guionista y en otro texto independiente recopilamos las declaraciones de la actriz.
En el inicio de la charla habló de la manera en que decidió dedicarse al cine: “Viví con el privilegio de una familia que me impulsó y me abrió muchas puertas. Es maravilloso pero muy confuso. A lo mejor hubiera sido más fácil que me hubieran dicho que sería contadora o antropóloga como mi padre”, dijo.
“Tuve muchas opciones y exploré hasta encontrarlo. Fue curioso en la familia porque al ser académicos o profesionistas universitarios y salí queriendo dedicarme al cine y me decían de qué iba a vivir”, continuó.
“Pero era una adulta independiente y estaba grande, incluso ya tenía una carrera porque estudié comunicación en la UAM, así que lo que quería hacer era entrar a la escuela de cine y era una decisión adulta. Siempre me gustó del cine que fue un medio para alcanzar muchas cosas, me ha ayudado a explorar muchos temas, el cine es un medio no el fin”, complementó.
A lo largo de más de 30 años se ha dedicado a la escritura de guiones, así como a la promoción cultural cinematográfica. Ha sido jurado de numerosos concursos y festivales de cine, cortometraje y video en México y otros países. Entre 2006 y 2012 fue Directora General del Instituto Mexicano de Cinematografía.
“Sería mucho decir que a mí se me ocurrieron las cosas como impulsora del cine, nada más equivocado. Tengo la fortuna de formar parte de equipos fantásticos, de tener maestros que me impulsaron, de colegas. En mis años del CCC tuve compañeros de trabajo y de banca muy queridos y entusiastas”, comentó.
“También tuve maestros fantásticos y unos locazos, que decían ‘hay que hacer un festival o una película o para que cuando salgamos tengamos donde proyectar nuestros trabajos’”, expresó para hablar de cómo nació el festival de las escuelas que se volvió un semillero de cineastas en los años 90.
Ha coordinado la realización de múltiples festivales y muestras de cine entre los que destacan el Festival Internacional de Escuelas de Cine, Vid@rtes, el Festival de Cine Francés de Acapulco, la Muestra de Cine de Mujeres, el Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas y el ArteCareyes Film& Arts.
“El festival de escuelas era una locura colectiva que pasaba y queríamos que ocurrieran las cosas. No había muchos festivales como los de ahora. Estaba la muestra de Guadalajara, la Muestra y el Foro de Cineteca que eran un hito, pero no había donde exhibir los cortos saliendo de una escuela de cine, algo más estudiantil”, recordó.
“El documental no se veía, por eso festivales como ese o Expresión en corto, que fueron abriendo espacios son importantes. Eso no pasaba antes. Eran las ganas de que se exhibieran las películas y ver lo que ocurría en otras partes. Me acuerdo que estaba un festival de Montreal, y mandaron un corto de Carlos Carrera que se llama Mala hierba nunca muere y la gente estaba encantada”, siguió.
“Creo que todo parte de ese impulso colectivo, no es que haya sido visionaria. He sido parte de generaciones y grupos de gente apasionada por el cine, eso siempre sí me ha ocupado, hacemos cine, pero hay que abrir el contacto con el público, necesitamos abrir espacio para las audiencias”, agregó.
Desde luego una gran parte de su trayectoria ha estado dedicada a la escritura de guiones y en ese sentido reflexionó: “Dedicarse al guion es menos exigente que estar frente a la cámara, que estar en el rodaje o estar lejos de cámara. El trabajo que hago es previo, a veces es mucho porque a veces es muy desolador, es sobre escribir porque a veces se queda el guion en el escritorio de alguien pero ya entra a una línea de producción que no depende de ti, eso es natural. No va a opinar el guionista de todo hasta el final, debería”, enfatizó.
“El cine es colectivo y como guionista debe aprender a soltar, decir que este fue mi hijito y pasarle ahí te encargo al personaje. El cine se vuelve parte de tu vida, no es que tengas un ámbito profesional y uno personal, en esto siempre estás pensando en el proyecto, en la escena, ves gente y ves personajes. Escuchas cómo hablan, tomas y piensas qué buena anécdota es esta, y así se van llevando cosas”, añadió.
En su carrera fue VicePresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas y miembro del Patronato del Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Fue fundadora del Festival Internacional de Escuelas de Cine. En 2104 se integró al equipo directivo del Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas y desde 2013 programa las actividades que en torno al cine se llevan a cabo en el ArteCareyes Film&Arts Festival.
A lo largo de su carrera escribió los largometrajes de ficción En el medio de la nada (Hugo Rodríguez, 1992); De la calle (Gerardo Tort, 2001), co-escribió el guion de las películas La última noche (Alejandro Gamboa, 2005); Viaje redondo (Gerardo Tort, 2009); ¿Alguien ha visto a Lupita? (Gonzalo Justiniano, 2012) y Nahui (Gerardo Tort, 2020). Fue además, guionista y productora del largometraje documental La guerrilla y la esperanza: Lucio Cabañas (G. Tort, 2005).
Una de la parte más destacada de la charla fue cuando habló de la forma en que se ha tenido que actualizar a los cambios de la industria: “Necesitamos desarrollar un sentido de la adaptación. El arte del cine también se está transformando y eso cambia todo, se transforma el paradigma de la producción”, dijo.
“Hoy filman hasta con celulares, o con cosas que no existían antes, eso cambia también la democratización pero también cambia la forma de consumo. Si también se consume en la pantalla del celular, debería haber formas de escribir y representarnos en esas pantallitas”, sumó.
Especialmente hoy los temores se dan con la IA: “Ahora existe terror y curiosidad a la IA, el reto es como la adecuamos a lo que quisiéramos decir o a las historias que queremos contar. Cómo usarla a nuestro favor en el terreno narrativo”, dijo.
“Nos ha tocado una generación de cambios y adaptación. La presencia del cine mexicano frente a los públicos ha cambiado mucho en estos últimos 40 años. Antes era difícil acercarse al cine y a sus creadores y ahora ocurre un poco más”, agregó.
“La vorágine de contenidos es una competencia voraz y feroz, por eso son importantes los festivales de cine para tomarse el tiempo de ver las películas y hablar con creadores, de reconocernos, tenemos mucho que aprender y mucho que adaptarnos”, complementó.
Sin embargo, para ella algo de lo más complicado ha sido poder adaptarse a los cambios en cuestión de producción con la llegada de las plataformas digitales: “Me está costando mucho adaptarme a los cuartos de escritores donde hay una cadena de producción que va a una velocidad donde no se tiene ni tiempo de pensar los personajes”, dijo.
“Es un medio que es muy glamuroso y vistoso y la gente tiene la idea de que vivimos en alfombra rojas, pero es muy duro, nos chupa el entretenimiento. Ahora con la llegadas de las plataformas y la forma brutal de estar produciendo, el trabajo está muy precarizado y el creador cada vez tiene menos presencia”, sumó.
Al respecto de las huellas que ha dejado el festival en su homenaje contó una anécdota: “Una sorpresa en el festival fue encontrar una película que se llama Animal/Humano de un chico italiano que yo asesoré hace cinco años en una residencia de guion en España. Llegué a ver la programación y sí la hizo y está increíble, fue muy emocionante ver el agradecimiento. Darte cuenta que vas sembrando y nunca sabes, hay que tener paciencia, el cine se tarda porque es la suma de muchas voluntades”, dijo.
“Cuando escribes lo que haces es poner la primera piedra. Y luego es de suerte y esperar que vaya bien. A veces tienes el privilegio de ser parte del proceso que es lo más lindo, pero a veces entregas y luego no sabes, y a veces lo ves en la pantalla y eso es maravilloso. El anonimato es por estar detrás de las cámaras pero creo que siempre estamos”, añadió.
Este tipo de historia la alimenta para seguir luchando por causas nobles como ahora ocurre con los derechos de los guionistas: “Ahora en la pandemia que fue tan enriquecedora de organizarnos y detenernos a ver quienes éramos y en qué estábamos, los escritores nos organizamos en una organización gremial”, comentó.
“Hay muchos jóvenes que están llegando, y es muy bonito. Cuando nos reunimos en un café con algunos, y nos unimos para pedir por los derechos, que no seamos los últimos de la fila en cobrar cuando somos los primeros en trabajar, en eso vamos”, agregó.
Aunque sin duda el cambio más importante que ha destacado es el de las mujeres en la industria: “Los espacios femeninos han sido una necesidad por los tiempos que corren y eso parece muy importante. Con la necesidad de generar espacios y protocolos contra de violencia de género, eso es importante para muchas cosas para hablar sobre la brecha salarial, el respeto y el acoso. Es importante porque la industria ha sido muy patriarcal y reproduce esos problemas de dominación”, dijo.
“Gracias a los colectivos de mujeres han habido cambios. Ojalá en el futuro sea tan natural que todo sea paritario y que no sea necesario hacer espacios y políticas para mujeres. También tengo mis dudas de que haya espacios libres de violencia aunque solo sean de mujeres. Y también en los grupos mixtos cada vez hay personas más conscientes de seguir protocolos, de los varones de la necesidad del respeto y trabajo común”, siguió.
Con los resultados positivos, destacó que aún falta por tener otro tipo de cambios: “Hay que llegar a nivel de los que toman las decisiones, de quien decide los proyectos y narrativas. Durante muchos años ha estado en manos de los hombres, los jefes de estudios y plataformas, ahí falta trabajo por hacer”, expresó.
Finalmente los cambios también se dan desde la hoja en blanco: “A nivel de escritura en la narrativa tendemos a reproducir manera de narrar o personajes encasillados en ciertos roles y nos cuesta trabajo transformarlos y en ese cambio de paradigma es importante la mirada de las mujeres”, complementó.
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