El cineasta argentino Matias Piñeiro está en la Berlinale con Tú me abrasas, película en la que abandona el mundo shakesperiano de sus anteriores filmes para emprender el desafío de probar algo nuevo, mientras el espectador aprende una nueva lengua a la vez que se convierte en archivo viviente.
En entrevista con EFE, Piñeiro explica que da por cerrado un “ciclo vital” después de haber estado trabajando los roles femeninos en las comedias de Shakespeare desde 2010 y de que cayera en sus manos un libro de Cesare Pavese, Diálogos con Leucó, de 1947, que le resultó “misterioso” al no saber cómo filmarlo.
El libro, que incluye veintisiete diálogos breves entre dioses y héroes de la Grecia clásica, le resultó difícil, denso y “un poco impenetrable”, hasta que se topó con “Espuma de mar”.
Tú me abrasas es precisamente una adaptación de “Espuma de mar”, en el que la poetisa griega Safo, de la que se dice que se arrojó al océano por mal de amores, y la ninfa Britomartis, que cayó desde un acantilado cuando huía de un hombre, se encuentran junto al mar y mantienen una conversación sobre el amor y la muerte.
La película adapta no sólo el texto, sino también las notas a pie de página e introduce hechos como que Pavese se suicidase en una habitación de hotel precisamente con este libro a su lado o que los poemas de Safo sólo hayan sobrevivido en fragmentos.
El cine ha pensado cómo adaptar los párrafos descriptivos, el monólogo interior, los prólogos, los epílogos pero no las notas al pie, un elemento, según el cineasta, “muy intenso” en un texto, porque interrumpe la lectura y la hibridiza.
Una película para leer
Este filme “no es sobre la lectura, es una película para leer”, añadió, y subrayó que tanto en sus películas de antes en el universo shakesperiano, como en esta, lo que quiere es compartir a través del cine el placer que obtiene en la lectura.
“El cine es un arte híbrido también, esto es una película híbrida también, porque es como ficción, pero también ensayo, y hay algo de mostrar la lectura, poner para leer. Entonces pongo el libro, es literal, me gusta ser un poco literal, pero después complicar las cosas”, afirmó.
Así, una mano pasa las páginas del libro, toma notas con rotulador al margen, subraya palabras, frases, ideas, marca con un círculo.
Para Piñeiro, este libro de Pavese es bastante conceptual, con personajes muy lejanos, mitológicos, históricos, con un texto muy artificial y muy diferente a sus otros textos.
“Y entonces había algo de intervenir” ese texto con el marcador, dice, al tiempo que defiende “violentar un poco” un libro, subrayarlo, marcarlo, apropiárselo, dibujarlo, subjetivizarlo y todo lo que sea “para poder tener esa coreografía, esa danza con el texto”.
Por otra parte, y en una “propuesta lúdica” el espectador deviene “archivo viviente” de la poesía de Safo a través de “juegos mnemotécnicos”.
En un juego consistente en asociar imágenes con palabras y al mismo tiempo someterlas a repetición, es espectador, casi sin darse cuenta, se aprende de memoria la poesía de Safo, e incluso la puede reescribir, cambiando el orden de las imágenes.
De esta manera, el espectador tiene esta potestad de “haber aprendido una lengua de signos”, añadió.
Los diálogos para un nuevo ciclo
En esta “voluntad de probar algo nuevo” y cuestionarse, Piñeiro realiza un trabajo aún más independiente que el anterior y se impone otra tecnología al regresar al analógico con una cámara Bolex de 16 mm.
Con estas limitaciones, agrega, su puesta en escena se convierte en algo en lo que no tiene que pensar de antes, sino algo frente a lo cual tiene que reaccionar.
Cerrado el ciclo de Shakespeare, el cineasta señala que no es tanto un autor lo que le interesa, como una forma, la del diálogo, y no tanto el que hay en el teatro, sino “esta forma de diálogo, quizás un poco socrática, de dos discutiendo, conversando, intercambiando”, qué es lo que ocurre en los Diálogos con Leucó.
“Creo que se inicia acá un ciclo de diálogos, que además me parece un concepto bastante interesante en estos días de hoy (...) Creo que la próxima película va a tener que ver con este texto de Petrarca, Remedios para la vida”, avanzó.
Para Piñeiro, es un “privilegio” estar en la sección Encounters, creada para dar un mayor espacio a las diversas formas narrativas y documentales en el programa oficial, al ser para él “una casa” y “un lugar a donde volver”.
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