Después de presentar Memoria (Memory) en la más reciente edición del Festival Internacional de Cine de Venecia y de que Peter Sarsgaard ganara la Copa Volpi a Mejor Actor por su maravillosa interpretación, el director y sus protagonistas presentaron la cinta en la edición número 21 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Quienes hemos seguido de cerca la filmografía de Michel Franco sabemos que se trata de un director que siente cierta simpatía por los personajes rotos e imperfectos, aspectos fácilmente reconocibles en Sylvia (Jessica Chastain) y Saul (Peter Sarsgaard), protagonistas de Memoria (Memory), la más reciente película del mexicano, quien esta vez nos cuenta una historia sobre lo dolorosos que pueden ser ciertos recuerdos y lo igualmente doloroso que puede ser el ya no poder recordar.
Sylvia es una estricta madre soltera que hace todo lo posible para darle una buena vida a su hija adolescente y quien claramente está obsesionada con mantenerla a salvo, siempre está a la defensiva y pareciera que simplemente está esperando que suceda lo peor. Es una mujer herida que vive sus días con un trauma causado por abusos cometidos hacia ella en el pasado y que intenta seguir sobria luego de varios años de no beber alcohol.
Del otro lado tenemos a Saul, un hombre de familia acomodada que sufre pérdida de la memoria a corto plazo, es decir que todo lo que le pasa recientemente se le olvida y esto hace que se vea obligado a aceptar los cuidados de su hermano, además de que le impide llevar una vida normal.
Ambos personajes se conocen por azares del destino y poco a poco va surgiendo una relación entre ellos, que va de la amistad al hacerse compañía mutua al romance por identificarse uno con el otro, como si al ver a quien tienen enfrente se vieran a ellos mismos e identificaran en el otro ese mismo dolor que sienten cada día y que les marca de manera definitiva. Se trata de dos almas rotas que encuentran felicidad y un refugio al estar juntas.
Lo primero que sobresale en esta cinta es el excelente trabajo actoral hecho por Chastain y Sarsgaard, tienen una química increíble al estar juntos y en sus escenas por separado cada uno se luce en cada oportunidad, sin embargo es el actor quien se lleva la mejor parte, mostrándonos un talento increíble para hacernos sentir pena y empatía por ese hombre que no es capaz de retener recuerdos recientes en su memoria. El intérprete le aporta muchísimo a su personaje y logra regalarnos un retrato realista de alguien que valora las memorias que le quedan al no poder generar nuevas con la misma facilidad que los demás.
Después de las actuaciones protagónicas, que básicamente sostienen la película, lo siguiente en destacar es el trabajo de dirección a cargo de Franco, quien se nota más maduro y confiado detrás de la cámara para crear una historia emotiva y que duele al mismo tiempo que por momentos resulta esperanzadora. Cada escena y cada diálogo están cuidadosamente diseñados para generar las reacciones que el director desea que sintamos mientras nos va llevando por un sube y baja de emociones que te atrapan y te afectan como espectador.
Memoria es una propuesta arriesgada, original y refrescante en el abanico actual del cine independiente a nivel mundial y a pesar de su etiqueta de “cine indie o de arte” tiene los elementos suficientes para sobresalir comercialmente entre todo el público cinéfilo, desde los más exigentes y visitantes frecuentes de los festivales de cine más prestigiosos, hasta el visitante casual que acude a la sala de cine para ver algo que le atrape y le transmita ciertas emociones.
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