La actriz y directora mexicana Ángeles Cruz, indígena y abiertamente lesbiana, reivindicó este miércoles en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) una industria que muestre la diversidad cultural del país y que cuente historias de quienes por muchos años no pudieron amplificar su voz.
En la charla magistral 'Revelando realidades', en el marco de la edición 39 del FICG, que concluye el 15 de junio, Cruz consideró necesario que las pantallas muestren la pluralidad de visiones y voces que hay en el país.
“La diversidad es entender que podemos elegir a quien amar, que tenemos otros idiomas para comunicarnos, que venimos de otras culturas, de entender la diversidad desde lo que nos hace personas únicas y diferentes, y entender que esa diversidad es buena, que la heteronorma se quede en un rincón", aseguró.
La actriz es una de las invitadas especiales al festival, donde recibió el Premio Maguey Activista por su trabajo para visibilizar a la comunidad LGBTI.
La también guionista de películas como 'La tirisia' y 'Nudo Mixteco', que la llevó a ganar un premio Ariel a lo mejor del cine mexicano aseguró ha elegido contar lo que sucede en las comunidades indígenas o los problemas de la comunidad LGBTI para colocar estos temas en la discusión pública.
“El cine se ha convertido en este lugar donde yo me puedo cuestionar lo que está sucediendo a nuestro alrededor, los temas que me atraviesan, desde dónde nos está atravesando el mundo, no considero al cine como algo para reflexionar sobre temas de moda, sino como lo que me atraviesa y me conmueve el alma”, señaló.
Cruz, originaria de una comunidad indígena en el estado de Oaxaca, afirmó que desde que salió de su pueblo sufrió el racismo que, lejos de tirarla, fue la fuerza que le permitió aprender a actuar y llevar el cine a su lugar de origen para cambiar la dinámica y la cohesión del pueblo desde hace 12 años.
La actriz perdió a un hermano a manos de personas armadas que irrumpieron a su pueblo y asesinaron a otras siete personas en 2023 y, aunque teme por su vida, aferrarse al cine era una manera de salvarse y rescatar a su comunidad, aseguró.
“Entendí que llevar al cine era una forma de salvarnos en comunidad, de platicar historias en comunidad, de participar. En este momento no contamos con la seguridad para volver a filmar en mi pueblo, el territorio ha atravesado mis historias y ahora el riesgo que corremos de perder ese territorio, también es el riesgo que corremos de perder nuestras vidas”, dijo.
Del 7 al 15 de junio y con la Comunidad de Madrid como invitada de honor, el FICG reúne a 200 corto y largometrajes en la competencia oficial en las secciones de cine mexicano e iberoamericano de ficción, documental, de animación, con temática ambiental y relacionada a la comunidad LGBTI.
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