La Primera Línea, los manifestantes encapuchados que se enfrentaron a los Carabineros (policía militarizada) en las protestas de Chile de 2019, protagoniza el documental No tenemos miedo, del cineasta italiano Manuele Franceschini en el segundo aniversario de las protestas, en la Fiesta del Cine de Roma.
“Me conmovió muchísimo ver a estos jóvenes porque sé lo difícil que es ser joven en Chile. Esta película es un homenaje a esa juventud valiente, a David contra Goliat con la honda”, explicó en rueda de prensa Franceschini, quien vivió durante doce años en Santiago de Chile y regresó a Italia poco tiempo antes de que se produjera el estallido social a raíz de la subida del precio del metro el 18 de octubre de 2019.
El título alude a una de las consignas que lanzaban los manifestantes.
“Claro que tenían miedo, ¿cómo no iban a tenerlo?”, aseguró el cineasta, refiriéndose a la violencia de la que fueron acusadas las fuerzas del orden del cuerpo policial de Carabineros y del Ejército, que quedaron en entredicho por reprimir la ola de protestas más grave desde el fin de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Las imágenes del documental, muchas veces borrosas y temblorosas, transmiten la confusión del momento y conforman la radiografía audiovisual de las calles y las plazas de la capital chilena durante las protestas y los disturbios, cuyo epicentro fue la Plaza Italia, rebautizada entonces como Plaza de la Dignidad.
“Notas el peligro, la adrenalina, los gases lacrimógenos, la angustia de estos chavales en bermudas, con cascos, gafas y máscaras antigás”, expresó el director sobre el rodaje del documental, que también se estrenará hoy en el país andino.
Leonardo Alejandro Villar Aguilar fue uno de los chicos que se unieron desde el principio a la Primera Línea, los “caballeros andantes, justicieros enmascarados, héroes de escudo, capa y espada”, como se les describe en la película, que se enfrentaron a los Carabineros y al Ejército chileno con piedras y escudos caseros.
“La opción de casi todos es tomar una piedra o una pancarta o gritar. Mi opción fue la cámara”, contó el joven sobre su participación en las protestas, cuyo resultado se ve en forma de fotografías en No tenemos miedo.
La música es otro de los elementos fundamentales de la película, pues no solo la acompaña con el mensaje de las letras, sino que contrasta con el recuerdo que Franceschini se llevó de sus años en Chile.
“En Santiago me encontraba mal porque es la única ciudad muda que conozco en Sudamérica, en la que no se oía ni siquiera la música. Era muy impresionante. Por eso el lema ‘Chile despertó’ es totalmente cierto. Es otro Chile este de los jóvenes”, declaró, al tiempo que resaltó la buena disposición para colaborar de artistas como Ana Tijoux, con su tema “Pa qué”.
El documental de Franceschini cuenta con el patrocinio de Amnistía Internacional Italia, pues la cinta “narra exactamente lo mismo” que lo que la ONG transmitía en sus informes e incluso “mucho mejor de lo que puede hacerlo cualquier texto”, aseguró su portavoz en Italia, Riccardo Noury.
“Las protestas fueron útiles”, celebró Noury en referencia al proceso constituyente que actualmente se da en el país con el objetivo de redactar antes de mayo de 2022 la nueva Constitución que sustituirá a la actual, vigente desde la dictadura de Pinochet y concebida como el origen de las graves desigualdades por las que tuvieron lugar las protestas.
No obstante, señaló la “enorme impunidad” de la que, sostuvo, gozan “dirigentes de Carabineros que siguen en su puesto después de aplicar durante meses la política de disparar deliberadamente en los ojos” de los manifestantes.
La pandemia de coronavirus frenó en seco las protestas, revitalizadas en los últimos días con motivo del segundo aniversario de aquel 18 de octubre.
“El misterio de Chile es el misterio de toda Sudamérica. El pueblo sale a protestar por un periodo, pero luego se olvida”, lamentó Franceschini, con el deseo de que su película mantenga vivas las peticiones de la Primera Línea.
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