Escenario

‘Los minutos negros’: Una acertada mirada a la corrupción del tropical y cálido crimen organizado

CORTE Y QUEDA. El más reciente filme de Mario Muñoz, adaptación de la novela homónima de Martín Solares, llegó este miércoles a la plataforma de ViX+ como una buena propuesta a seguir>

Silueta de hombre con los brazos en la cabeza frente a un incendio
El filme tuvo su estreno hace dos años en el Festival Internacional de Cine de Morelia. El filme tuvo su estreno hace dos años en el Festival Internacional de Cine de Morelia. (Cortesía)

A fines de la década de 1970, un grupo de jóvenes policías liderados por el detective Vicente Rangel, enfrentarán los minutos más oscuros de sus vidas mientras intentan atrapar a un asesino en serie de niñas en un corrupto pueblo petrolero en el Golfo de México.

Es muy común que el cine mexicano, sobre todo en los últimos años, opte por relatar sucesos tristes y terroríficos que día con día acechan nuestro país. Sí, puede llegar a ser cansado repetir una y otra vez las mismas historias en donde lo único que nos queda como espectadores es sentarnos a ver en la clase de mundo que nos tocó vivir. Sin embargo, cuando llegan historias bien contadas y con una manufactura de primer nivel, se agradece mucho y es muy bien recibido en el colectivo mexicano.

Ese es precisamente el caso de Los minutos negros, la nueva película de Mario Muñoz tras más de una década de su más reciente trabajo, Bajo la sal. En este thriller policiaco, Muñoz adapta la novela homónima de Martín Solares, quien también funge como co-guionista del largometraje que estrenó este miércoles en la plataforma ViX+.

Lo primero que hay que aplaudir es esa magia que radica en la cinta al momento de transportarnos al México de la década de los setenta. El diseño de producción está tan bien cuidado que es imposible no regresar a ese México en construcción, pero con muchísimo por mejorar en materia de seguridad y política -como en la actualidad-.

Muñoz logra transportar las palabras y descripciones de Solares a unas portentosas y visualmente atractivas imágenes. El uso de los colores cálidos acompañados de la tropicalidad de las locaciones y el pueblo donde se desarrolla la película, hacen que nos olvidemos un poco de las convenciones típicas del film noir que nos han acompañado por muchísimas décadas.

Muñoz opta por innovar un poco la estética del género para que el espectador mexicano se sienta más cercano a los hechos de la película, como si los estuviera viviendo en carne propia, más allá de continuar con las grandes ciudades oscuras y frías de las películas británicas de los años cuarenta y cincuenta. El contraste entre lo cálido del pueblo y lo oscuro de los acontecimientos y la corrupción, favorece al juego y dilema moral que la película nos presenta a través del personaje de El Macetón.

Con dicho personaje, el espectador se puede situar en un punto de partida donde no conoce la idiosincrasia del grupo de policía y toda la corrupción que ahí acontece, de esta manera, vamos siguiendo a los personajes de una manera más pasiva y no tan activa, como el propio personaje interpretado por Kristyan Ferrer.

De la misma manera, Leonardo Ortizgris es quien se lleva los aplausos tras encarnar a un detective ya muy lastimado por la tragedia que vive día con día. Esas expresiones en su rostro dicen más que los propios diálogos.

Y es que ese es otro punto a su favor que tiene Los minutos negros; todos los personajes juegan un papel único en el desarrollo de la historia. Tal vez no todos tengan la fuerza suficiente para destacar por sí solos -muchos terminan siendo olvidados y desechados a media película-, pero a fines únicos de la historia, funcionan como un engranaje. Es difícil adaptar una novela en tan solo noventa minutos de metraje, y esa probablemente sea una de las costuras que la película tiene.

La primera hora es fenomenal. La introducción y presentación de personajes es calmada, pero importante. Nos damos el tiempo de conocer cada una de las dinámicas que tienen y las propias actitudes de cada uno de ellos. Lamentablemente para la cinta, el tiempo se le venía encima y tenían que apresurar un poco las marchas para no quedarse a la mitad. Es por eso que la última media hora, si bien contiene el mayor peso dramático, es también cuando posee las mayores fallas narrativas. No en imágenes, que siempre son devastadoras, pero sí en guion, que todo va cerrando de una manera un tanto brava, aunque sí cierra.

A su vez, el desenlace pareciera haber sido agregado con el fin de aligerar el trago amargo que pasó el espectador con el clímax de la cinta. Como si fuera introducido para que no nos quedemos con esa triste sensación de no progresar, sino tener al menos una satisfacción de venganza.

En definitiva, Los minutos negros, de Mario Muñoz, es una acertada mirada a la corrupción del crimen organizado que transcurre en nuestro país. Aprovecha al máximo cada recurso narrativo que tiene, y el juego de cámara es siempre muy atractivo para llevar el cine negro, al cine mexicano. Las referencias están claras: la calma de Zodiac y lo visceral de Se7en.

Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México