Con una carrera consolidada y cuatro Latin Grammy, entre otros muchos premios, la chilena afincada en México Mon Laferte presentó este jueves al público español su último disco, Autopoiética en el que explora multitud de sonidos y se deja influenciar por todo tipo de música.
Influencias que define en una entrevista con EFE como “una paleta de colores” que le ayudan a revestir el mensaje que pretende enviar con sus letras: “Lo que hago es decidir con qué color voy a vestir este mensaje. Lo que más me importa es lo que voy a decir en el disco”.
Es el noveno álbum de estudio de esta chilena (Viña del Mar, 1983) y mexicana de adopción, que llegó a Madrid con su hijo de poco más de dos años porque la maternidad, reconoció, significó un punto de inflexión en su carrera.
Le hizo ser “más pragmática” porque ya no tiene tiempo de hacerse “pajas mentales” y aunque admite que se encuentra “el triple de cansada que antes”, también está muy contenta y hasta se lleva a su hijo de gira. “Aún es muy pequeño y necesita a su mamá, llevo 5 meses fuera de casa, no puedo dejarlo solo”, aseguró.
Laferte habla de la maternidad con la misma naturalidad que de su música o de su activismo feminista, temas sobre los que reflexionó unas horas antes del primero de sus dos conciertos en la sala La Riviera de Madrid, después de su paso por otra tres ciudades españolas.
Es la fase en la Península Ibérica de un tour para presentar su ecléctico Autopoiética (2023) con el que recorrió buena parte del mundo, incluidos países como Suecia, Holanda, o Suiza, mercados a priori alejados de su sonido. Un éxito que no siempre tuvo claro.
“Cuando empecé a cantar siempre pensé que iba a ser una gran estrella (ríe), pero cuando vi cómo funciona la industria sentí que quizá no iba a ser así”, comentó Laferte, que añade que pese a todo creció “pasito a pasito”, y consiguió fidelizar a un público, a pesar de que, confiesa, no se esfuerza mucho por que su música “sea lo más popular”.
Lo consiguió aceptando cualquier influencia porque escucha muchos estilos de música: “No tengo ese ‘placer culpable’, eso no existe para mí. Toda la música tiene lo suyo, se hizo por algo, trato de entender su contexto, su realidad social y política”.
Por eso le gusta la música actual y su compromiso social. Hay artistas, incluso pertenecientes a la rama más comercial de la industria, con “letras de muchísima profundidad”. Y pone como ejemplo el último álbum de la británica Charli XCX, Brat.
En su caso, siempre se caracterizó por su faceta feminista reivindicativa, como cuando acudió a los Latin Grammy de 2019 en toples con un mensaje que denunciaba la violencia machista en Chile.
Ahora ve con optimismo la situación actual de la mujer: “Siento que hay un cambio muy grande, lo veo diariamente, al menos en esta parte del mundo y donde vivo”; y cree que lo más importante es el debate que se genera dentro del feminismo.
“Hay muchos tipos de feminismo, se abrieron muchas ramas distintas y con algunas puedo estar del todo de acuerdo, con otras no tanto, pero está bien, porque eso significa que hay pensamiento, hay autocrítica. Pensar y filosofar sobre algo siempre trae consecuencias positivas”, explica la cantante.
Una artista que comienza una nueva etapa con Sony tras abandonar Universal -con la que grabó Autopoiética-. “Me dan total libertad. En este punto de mi vida quiero hacer mi música y que ellos hagan el plan de marketing”, sentenció la artista.
Y mientras presenta su disco, se prepara para el inminente estreno en Netflix del documental Mon Laferte, te amo, que se estrena el 1 de agosto. “No es un documental que yo quise hacer sobre mí, es raro, no es algo que yo haya decidido. Tengo mucho pudor”, confesó.
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