Escenario

Morat nos habla desde la nostalgia en Palacio de los Deportes con ‘Si ayer fuera hoy’

COBERTURA. La banda regresa al recinto donde presentó hace un par de años el tour Balas Perdidas, hoy con tres fechas en el recinto en sold out

Cantante español tocando la guitarra
Morat en el Palacio de los Deportes. Morat en el Palacio de los Deportes. (Mayumi Suzuki)

Este sábado, el Palacio de los Deportes se convirtió en el escenario perfecto de un show de luces y voces a coro para la primera noche de Morat en CDMX como parte de su gira Si ayer fuera hoy, donde presentan el nuevo álbum que explora un mensaje muy concreto:

Nosotros creemos firmemente que si ayer fuera hoy, habría más bandas; que si ayer fuera hoy, habría más instrumentos y que si ayer fuera hoy, México, habrían más amigos juntos en un escenario haciendo música”, explicó al inicio del evento Juan Pablo Isaza, voz principal y guitarra de Morat “eso es lo que están a punto de ver es noche con nosotros”.

La noche comenzó en el domo de cobre con gran intriga, pues el escenario se encontraba cubierto por una tela blanca y encendida la única pantalla en la parte superior del mismo, con una línea que indicaba el porcentaje de carga, el cual iba aumentando conforme se acercaba la hora marcada.

Con las primeras notas de “Besos en guerra” en la contundente batería de Martín Vargas, se formaban como un relámpago sobre la manta blanca las siluetas de los dos guitarristas, Isaza, Villamil y al bajista y tecladista, Simón Vargas, con un dramatismo que encendió los corazones de los 22 mil asistentes al concierto.

Al caer la cortina, un show de luces espectacular, pirotecnia en rojo y un juego de cuerdas y bajo alucinantes en conjunción con la batería dejó claro que la banda colombiana es más que un grupo pop.

Los fanáticos acompañaron a los artistas durante sus canciones; con lo que los “oh’s” y los coros se convertían en un canto épico y en la demostración de una unión perfecta entre la banda y los asistentes en una sola esencia.

Si bien Morat se dedicó a presentar canciones de su nuevo disco como “Llamada perdida”, “Debí suponerlo” o “506”, no pudo faltar la presencia de aquellas composiciones que marcaron la época de ¿A dónde vamos?, Balas perdidas y Sobre el amor y sus efectos secundarios; por lo que tanto los fans nuevos como los que lo siguen desde antes de que la agrupación explotara con “Cómo te atreves”, tuvieron un momento en el que reencontrarse con la agrupación y sus canciones preferidas.

Definitivamente el uso de diez pantallas, dos escenarios y luces en las muñecas del público que respondían al momento de acompañar a la música con las distintas actividades coordinadas principalmente por el guitarra Juan Pablo Isaza, demostraban el gran crecimiento que han tenido desde su primer Auditorio Nacional en 2017; a pesar de esto, cada uno de los integrantes no ha perdido la esencia que los caracterizaba desde ese entonces.

La banda se saltó en medio del concierto del gran escenario a una pequeña isla en medio de la pista para presentar una sección acústica con cuatro canciones: “Bajo la mesa”, “Valen más”, “Enamórate de alguien más” y “Mil tormentas”, con lo que esta sensación de acompañar a un grupo de amigo que se reúne tan solo a tocar música se hizo más presente.

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