El cineasta Paolo Taviani, autor junto a su hermano Vittorio de algunas de las películas más destacadas de la cinematografía italiana de la segunda mitad del siglo XX, ha muerto hoy en Roma a los 92 años de edad, tras una breve enfermedad.
Taviani falleció esta tarde en la clínica Villa Pia, rodeado por su esposa, la diseñadora de vestuario Lina Nerli Taviani, y sus hijos Ermanno y Valentina y su funeral, que será laico, se celebrará el próximo lunes en el Ayuntamiento de la capital italiana, informaron los medios locales.
Paolo (San Miniato, Toscana, 1931) fue el menor de los dos hermanos Taviani. El mayor, Vittorio, murió en abril de 2018 a los 88 años de edad, y ambos colaboraron durante más de cincuenta años para crear algunas de las mayores obras maestras del cine italiano.
Los hermanos Taviani fueron un caso de perfecta sincronía artística y siempre trabajaron juntos. Cautivados por el Séptimo Arte desde la juventud, se lanzaron a la dirección trazando una línea divisoria con el Neorrealismo de Roberto Rosselini.
El suyo siempre fue un cine político fraguado en la década de los sesenta, anticipando algunos de los principios motrices de Mayo del 68 y de las enseñanzas de referentes como Pier Paolo Pasolini. Lo dejaron claro enseguida en Un uomo da bruciare (Hay que quemar a un hombre, 1962), dirigida junto a Valentino Orsini.
La revolución volvería a aparecer en San Michele aveva un gallo (No estoy solo, 1972), adaptación de Entre lo divino y lo humano de Leon Tolstoi, pero su consagración internacional se produciría con Padre padrone (Padre patrón, 1977), el drama obrero con que ganó la Palma de Oro en Cannes.
Un festival en el que volverían a triunfar, llevándose el Gran Premio del Jurado con su película más aclamada, La notte di San Lorenzo (La noche de San Lorenzo, 1982), una oda a la resistencia antifascista en la Toscana de la Segunda Guerra Mundial.
Otros de sus títulos fundamentales, en los que resuenan también los ecos de las clases trabajadoras, son Sotto il segno dello scorpione (1969), Kaos (1984) o el documental Cesare deve morire (César debe morir, 2012), el drama de Shakespeare interpretado por presos con el que ganaron el Oso de Oro de la Berlinale.
La última colaboración de los hermanos Taviani fue en 2017 en Una questione privata, aunque el encargado de rodarla fue Paolo, pues Vittorio estaba ya muy enfermo.
Desde entonces el hermano pequeño de la dupla ha seguido trabajando, considerándose un “medio director” por la falta de su hermano, tal y como declaraba a menudo en sus entrevistas, aunque, a pesar de todo, Paolo estrenó en 2022 Leonora Addio, adaptación de la novela homónima de Luigi Pirandello y su primera obra en “solitario”.
Entre los reconocimientos a los hermanos Taviani destacan las condecoraciones como Grandes Oficiales y Comendadores del Orden del Mérito, otorgadas por la Jefatura del Estado, además del León de Oro honorífico de Venecia de 1986.
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