Este viernes, a los 74 años, murió la actriz Meche Carreño, conocida como El símbolo de la sensualidad. Trascendió que falleció de cáncer de hígado el 21 de julio, en Estados Unidos, donde estuvo internada tres días a causa de una anemia.
María de las Mercedes Carreño Nava nació en Minatitlán, Veracruz, el 15 de septiembre de 1947. Comenzó su carrera a principios de los años 60, modelando trajes de baño, por lo que fue como conocida como La Chica del Monokini.
Al mismo tiempo, estudiaba arte dramático en la academia Andrés Soler de la Asociación Nacional de Actores (ANDA). Su primera actuación fue en la obra teatral El hombre y su máscara (1964), escrita y dirigida por Carlos Ancira. Ahí, compartió escenarios con Alejandro Jodorowsky.
Tras participar en la comedia musical Casi Lolita (1964) comenzó a aparecer en películas como El Pícaro (1964), y El Santo contra el barón Brakola (1965). Pero su boda en 1966 con el fotógrafo José Lorenzo Zakani, quien se propuso convertirla en una estrella, para lo cual fundó su propia productora Uranio Films.
Al año siguiente, produjeron juntos la película que la lanzó a la fama: Damiana y los hombres (1967), cuyo guion fue escrito por la propia actriz. Si bien la película ha recibido críticas como el ser una telenovela adaptada al cine, sentó las bases que convertirían a Meche Carreño en uno de los mayores símbolos sexuales del cine mexicano.
Trabajó con los últimos grandes del Cine de Oro: en No hay cruces en el mar (1968) fue dirigida por Julián Soler y compartió créditos con su hermano, Fernando Soler.
Fue dirigida por Emilio “El Indio” Fernández en La Choca (1974), donde compartió créditos con Pilar Pellicer. Por esta película, que comienza con Meche Carreño bañándose desnuda en un río, ganó un Ariel por Mejor Coactuación femenina. Volvería a ser dirigida por “El Indio” Fernández en La zona roja (1976).
Desarrolló lo mejor de su carrera durante la década de los 70. Mientras en el cine dominaban las películas de ficheras, ella actuó y en ocasiones escribió y produjo películas en las que explotó su sensualidad pero también retrató problemas sociales que para muchos, la hacen una adelantada a su época.
La Otra Virginidad (1974) y El Mar (1977), retratan problemáticas como el despertar sexual, el aborto o el suicidio. En La Mujer perfecta (1977), incluso parece retratar su propia vida: en ella, una bailarina de nombre Marcela Nava (Nava era el segundo apellido de la actriz) es un sex simbol que se casa con un empresario y es discriminada por el nuevo grupo social al que se integra; la película retrata, además, el acoso que sufre su hijo. Al final, ella reivindica sus decisiones.
Un diálogo de La Mujer perfecta parece haber sintetizado su vida: mientras ella baila sensualmente frente a un grupo de soldados que gritan “Queremos ver pelos”, la voz en off de un periodista le pregunta: “Marcela, ¿qué es para ti el baile?”.
- Dar vida y recibirla -Responde.
- Cuando bailo o actúo me siento útil y si soy útil, soy necesario además porque ser libre es eso, trabajar en lo que uno ama.
Bailando hago que me acepten como soy, prieta, india, así no tengo que teñirme de güera para gustarle a los mexicanos. En fin, bailo porque me gusta porque cuando la gente me ve, siento maravilloso, siento que sirvo para algo, aunque solo sea para dar alegría.
Una de sus películas más recordadas por el público es La inocente (1972) pues era repetida constantemente en la televisión pública. Este drama explota la sensualidad de Carreño pero como crítica a la cosificación de las mujeres. En ella, Constancia, una mujer que a causa de una enfermedad será para siempre una niña, es violada por su vecino, quien es un adolescente incomprendido. Crítica a la incapacidad de la sociedad de integrar a las personas con enfermedades mentales, muestra los efectos de la falta de atención en los hijos y muestra conflictos que muchos años después retratarían obras como Roma, al mostrar las dificultades que padecen las mujeres al criar a sus hijos sin un hombre, pero generando redes de apoyo entre ellas.
Una de las leyendas alrededor de su vida es que dejó de vivir en México porque Arturo “El Negro” Durazo Moreno, jefe policial del Distrito Federal, se enamoró de ella, quien lo rechazó con un “Usted no me gusta”. Ante el rechazo, Durazo la amenazó con matarla a ella y a su esposo, por lo que se exilió en Estados Unidos. Regina Inés Barbosa Govea, conocida como Gina Montes, la bailarina de La Carabina de Ambrosio, es una estrella de la televisión de la época que ha confirmado que tuvo que abandonar México por la misma razón.
Meche Carreño se retiró del cine en 2005. En 2009 recibió un homenaje en Festival Internacional de cine Expresión en corto, realizado en San Miguel de Allende, Guanajuato, ahí le otorgaron la Cruz de plata. En sus últimos años se dedicó al activismo ambiental y planeaba escribir un libro para niños.
Durante el homenaje, agradeció que el público no la hubiera olvidado. Lo cual en realidad nunca ocurrió: una revisión a Google Trends revela que, desde 2004 (año de la búsqueda más antigua en ese software), Meche Carreño es un término de búsqueda constante. Y hoy, con la noticia de su muerte, las redes se volcaron a despedir a una mujer que fue definida por la Secretaría de Cultura como un símbolo de la libertad y recordada por el público como un mito erótico. Y esos, nunca se olvidan.
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