Fue después de un viaje a Benin que la actriz y cantante Maria Bello concibió lo que sería la semilla de la cual nacería el filme La mujer rey. Y le fue inspirada por la historia de las Amazonas de Dahomey, una unidad bélica conformada exclusivamente por mujeres, la cuales eran defensoras del extinto reino africano del mismo nombre durante el siglo XVIII.
En la versión cinematográfica del hecho, las Agojie (nombre con el que se denomina a la unidad guerrera) son comandadas por la fuerte, inteligente y dura Nanisca (Viola Davis) quien, junto con sus lugartenientes Izogie (Lashana Lynch) y Amenza (Sheila Atim), protegen el territorio y a los súbditos del rey Ghezo (John Boyega) en contra de las incursiones de los Oyo, quienes invaden las aldeas de Dahomey, raptan a sus habitantes (especialmente a sus mujeres), y las venden como esclavas a los portugueses colonialistas. Contra ellos y su líder Oba Ade (Jimmy Odukoya), las mujeres guerreras emprenden ataques fieros, y la escalada de las acciones es tal que ambas tribus están al borde de una guerra.
El plot plantea varios elementos a modo de catalizadores de la trama. El primero de ellos es la aparición de Nawi (Thuso Mbedu), una jovencita de voluntad férrea quien, tras rehusarse a celebrar un matrimonio arreglado, es entregada a las Agojie para que la integren en sus filas como guerrera, y quien desarrollará una relación estrecha con sus mandos, particularmente con Izogie. Por su parte, Nanisca la entrena duramente, al percatarse de que tiene potencial para convertirse en una gran guerrera.
Otro elemento tiene que ver con lo que ocurre al interior del propio reino el cual, al ver inevitable el conflicto con los Oyo, deben tomar decisiones importantes sobre su futuro, en particular en lo que respecta a los ingresos mercantiles, cuya fuente principal proviene también de la venta de esclavos. Nanisca le propone al rey Ghezo una opción para poder continuar comerciando con los europeos, la cual les permita abandonar el esclavismo y mantener el flujo económico de Dahomey inalterado. Aunque el rey se muestra escéptico en principio, le propone pensarlo, y también le comunica a la líder guerrera que pronto tomará la decisión para nombrar a una Mujer Rey al lado de la cual dirija los destinos de esa nación… y que ella es la candidata principal.
Y finalmente, a esa región de África arriban los esclavistas encabezados por Santo Ferreira (Hero Fiennes Tiffin), quien viene acompañado de Malik (Jordan Bolger), mestizo por cuyas venas corre sangre Dahomí. Ferreira está interesado en que el negocio de la esclavitud no se interrumpa, y tras intentar acercarse primero a Ghezo, finalmente termina por arreglarse con Oba Ade, quien tiene planeado un ataque a gran escala para derrotar al reino Dahomey y adueñarse de una vez por todas del monopolio esclavista. Durante dichas negociaciones, Malik conoce a Nawi, con quien traba amistad, y a quien le revela los torvos planes de su socio y de los Oyo.
Con un argumento escrito por la propia Maria Bello y Dana Stevens, y dirigida por Gina Prince-Bythewood (La vieja guardia, Sabor a miel, Beyond the lights), La mujer rey está planteada como un filme de acción, el cual presenta como protagonistas a mujeres autosuficientes, aguerridas, en una palabra, empoderadas; quienes intentan hacerse oír, valer y tomar sus propias decisiones en una sociedad y un momento histórico en que eran relegadas o minimizadas por los hombres, tratando de crear con estos elementos, un relato poderoso e inspirador muy acorde a los tiempos actuales.
Con sus respectivas distancias y contextos; en su retrato de una nación africana tratando de sostenerse en un momento crítico, y de las mujeres poderosas de dicha nación intentando tomar las riendas de la misma y apartarla del desastre, la película sostiene evidentes similitudes con otra producción hollywoodense y blockbuster de la temporada: Pantera Negra: Wakanda por siempre (Ryan Coogler, 2022). Y ambos filmes funcionan bien en su función de relatos épicos, respaldados además por sólidas actuaciones y secuencias espectaculares, haciendo la trama disfrutable y cumplidora en ese aspecto.
Sin embargo, a diferencia del relato de Coogler que parte del universo fantástico de Marvel Cómics -lo cual le da cierta libertad para construir y desarrollar su historia-, en el caso del de Prince-Bythewood, existe un gran lastre que pesa todo el tiempo sobre él, y que yace en la propia raíz de la cual proviene el relato: la historia real.
No es un secreto que Hollywood siempre se toma muchas libertades en lo que se refiere a contar hechos históricos. Aquí no es la excepción. Y es notorio que, por tratar de idealizar su discurso feminista y de empoderamiento, no duda en minimizar o hacerse de la vista gorda con ciertos aspectos polémicos de los acontecimientos verdaderos por el mero temor de que los mismos pudieran minar la intención primaria de su relato, sin comprender que justamente sería todo lo contrario, y que al enfrentar (y que sus personajes se enfrentaran a) dichas contradicciones, ello le hubiera dado al relato mayor multidimensionalidad y sustancia.
Pero por el contrario, directora y guionistas se empeñan denodadamente en justificar o, de plano, disculpar dichas contradicciones cómo si fuese un mero defecto o algo transitorio dentro de su narración, y prefieren perpetuar una mirada idealizada sobre un hecho verdaderamente único en la historia, pero que aquí se siente un tanto desconectado del contexto original, mutando en algo un tanto irreal y fácilmente cuestionable.
A esto habría que sumarle varias decisiones argumentales que también terminan perjudicando el corpus del relato, como pasa con la subtrama sobre el verdadero vínculo que existe entre Nanisca y Nawi, el cual es digno de cualquier telenovela, o la relación de la primera con Malik, en lo que parece una versión deslavada de la historia de Pocahontas. Mención aparte merece el retrato de los colonialistas portugueses, caricaturescos hasta lo risible.
Pero sobre todo, La mujer rey falla por empeñarse en ver el pasado desde la perspectiva del presente, y tratar de forzar su discurso en esa dirección, privando al relato de cualquier viso de autenticidad y complejidad, y dejando en su lugar un relato que, aunque bienintencionado, es reduccionista y maniqueo, y al final, no es sino otra reinterpretación más de hechos históricos con meros fines de entretenimiento.
DATO: Sony Pictures Home Entertainment y Crónica Escenario tienen para nuestros lectores cinco códigos para ver gratuitamente este filme en la plataforma Cinépolis Klic a los primeros en ponerse en contacto con nuestro editor en el siguiente correo ulises.castaneda.alvarez@gmail.com.
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