Han pasado nueve años desde que Mario Almada falleció. Este lunes otro miembro de la dinastía de los hermanos Almada también ha perdido la vida. Se trata de Fernando Almada, quien perdió la vida a los 94 años de edad en una noticia dada a conocer por la Asociación Nacional de Actores de México (ANDA)
“La Asociación Nacional de Actores lamenta profundamente el fallecimiento de nuestro compañero Fernando Almada, miembro de nuestro sindicato. Nuestras condolencias a sus familiares, amigos y compañeros. Descanse en paz”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
Actor, productor, argumentista, guionista y director. Hermano del actor Mario Almada, nació en Huatabampo, Sonora, el 26 de febrero de 1931. Utilizó el seudónimo de Ferma Otero. A muy temprana edad tuvo una pequeña intervención en la cinta Madre querida (1935), de Juan Orol junto a su hermano Mario, Manolo Fábregas y otros niños.
Se inclinó por el mundo de la actuación mientras estudiaba ingeniería en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) pues comenzó a tomar algunas clases para saber actuar y cantar, en la Asociación Nacional de Actores (ANDA), con una maestra llamada Consuelo de Guzmán, quien le aconsejó dedicarse a la ópera. En ese entonces tuvo como compañero de canto a Plácido Domingo. Luego de un tiempo surgió la oportunidad de participar en programas de radio, y fue el titular de uno muy famoso: Serenatas de ayer y hoy.
Comenzó un negocio restaurantero mientras buscaba la oportunidad hasta que llegó con Milagros de San Martín de Porres (1959), aunque los registros apuntan a que debutó formalmente como actor en El correo del norte (Zacarías Gómez Urquiza, 1960) y en 1965 apareció en la pantalla en Los jinetes de la bruja junto a su hermano Mario, aunque la primera vez que trabajaron juntos fue como productores de Nido de águilas (Vicente Oroná, 1963).
Fundaron la empresa Producciones Almada y trabajaron y actuaron en Crisol (Alberto Mariscal, 1965), Todo por nada (Alberto Mariscal, 1968), para la que hizo su primer argumento y El valle de los miserables (René Cardona hijo, 1974), todas aclamadas por la crítica en su momento.
“Fuimos los reyes del Chili western porque no éramos ajenos a la actividad del campo, al contrario. Sin embargo, como la empresa no tenía mucho dinero —no tenía dinero para comprar un argumento—, así que me senté a escribirlo y surgió Todo por nada (como escritor de este argumento, usó el seudónimo de Ferma Otero)”, dijo en una entrevista.
“Creo que con historias como ésta, aunque tengan violencia no hacen daño al público, pues está bien escrita. La gente se emociona con las escenas de acción porque le distraen, además es lo que quiere ver, por eso tiene éxito en taquilla”, agregó.
Siguieron Los desalmados (Rubén Galindo 1970), Debieron ahorcarlo antes (Rubén Galindo, 1973) y El hechizo del pantano (Fernando Almada, 1975), su primer filme como director. Por otro lado, El arracadas (Alberto Mariscal, 1977), 357 Magnum (Rubén Galindo, 1980), El trailer asesino (Alfredo Gurrola, 1985), Ansia asesina (Jesús Fragoso Montoya, 1990) y Tierra de sangre (Hernando Name, 1991), entre otros, también forman parte de su abundante filmografía como actor y en la década de los noventas fue uno de los actores más constantes en la producción de videohomes.
Ese precisamente es el género que prefiere, para ver y para actuar, pues le aburren las películas de corte romántico o con pretensiones de intelectualidad, aunque siempre fue un defensor de los guionistas luchando por pagos justos pues “el guión es la base de la película, y muchas veces la necesidad económica obliga a los escritores a aceptar el compromiso de escribir 10 guiones, y como es prácticamente imposible hacerlos todos bien, es así como la cantidad va minando la calidad”, dijo a El Sol de México en 1989.
Fernando Almada decidió alejarse del mundo del cine hace muchos años, e incluso no quiso dar ninguna declaración cuando falleció su hermano Mario en el 2016. La última imagen que se tiene de él es del 2020 cuando se los fotografió junto a Isela Vega.
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