Una vez más, dejaré a un lado el análisis cinematográfico para dar paso al placer de la lectura que deja un libro obligado para todos aquellos multidisciplinarios que gozan tanto del cine como de una docta investigación y de la cultura popular mexicana; aunque esta última se escriba con sangre.
En esta ocasión me desbordo en gusto y placer al tener en mis manos el último libro de uno de los mejores investigadores, escritores y críticos de cine mexicanos de las últimas décadas. Me refiero al entrañable colega y amigo Rafael Aviña quién acaba de lanzar el segundo volumen dedicado al cine mexicano policiaco llamado NEO MEX NOIR editado por la Cineteca Nacional y la Secretaría de Cultura.
Este segundo volumen retoma la investigación justo donde Rafael termina su primer volumen llamado MEX NOIR (Cineteca Nacional, 2017) tomando como punto de partida las películas mexicanas de la década de los sesenta haciendo especial énfasis en la matanza de Tlatelolco a manera de un rebelde impulso creativo debido a la crisis cinematográfica que existía a inicio de la década gracias al cambio de discurso narrativo que buscaba una identidad en los directores que tomaron la estafeta luego del final visiblemente decadente y refriteado hasta el hartazgo de la época de oro que se negaba a morir.
Sin embargo, tal como lo narra Aviña, el cine nacional siempre ha metamorfoseado a la par de la sociedad sus desavenencias en el día a día y es por eso que los cineastas comenzaron a ver con más atención a lo que ocurría en la realidad de los noticieros y prensa, buscando no solo una fuente de inspiración sino el poder entender y explicar al público espectador los cambios que ocurrían fuera de la puerta de sus hogares. Es así que la nota roja retomó su papel como termómetro social y lluvia de ideas y situaciones que fueron abordadas por los realizadores en una época de notorios cambios a nivel global.
La investigación no descarta nada y le entra con mano firme a los temas relacionados a la represión del Estado, el feminicidio, las células revolucionarias, la corrupción gubernamental, así como la violencia en el círculo familiar, la feroz lujuria hacia la mujer como objeto ejercido incluso por la fuerza pública y ejército o el abuso clasista que fue evolucionando en cuanto a su narrativa y aproximación visual de lo sugerido a lo evidente hasta llegar a la narco-cultura y su injerencia, nuevamente, en lo más íntimo de la sociedad, que es la familia, hasta convertirlo en parte de los usos y costumbres del país de los abrazos.
Y pese a lo fuerte y desgarrador que pudiese parecer este paseo por la violencia contemporánea mostrada en el cine mexicano de la segunda mitad del Siglo XX y principios de este XXI; Rafa Aviña logra de entrada, con el don maravilloso de su escritura, no solo llevarnos de la mano por los caminos de la nostalgia al utilizar constantemente los recursos del recuerdo que cualquier lector que haya nacido y vivido en propia piel esa década, donde directores como Arturo Ripstein, Juan Ibañez, Jorge Fons, Sergio Olhovich o Jaime Humberto Hermosillo comenzaban a proponer narrativas que marcaban un límite con el cine de la época de oro, reconoce en el acto sino que además, por muy grotesco o impactante que resulte el tema abordado por Aviña, su inteligente y puntual sentido del humor nos relaja la lectura al hacernos sonreír en el mejor de los casos cuando no soltar una abierta carcajada.
Con estos elementos a la mano, el libro nos lleva por un detallado recorrido de títulos cinematográficos relacionados con el más puro género del nuevo Noir mexicano que coquetea constantemente con el cine violento, policíaco y del tema ya inamovible de los últimos tiempos: El narcotráfico. Y esto bajo la mirada de realizadores como Alberto Bojórquez, Gabriel Retes, Alejandro Pelayo, Raúl Araiza, José “Perro” Estrada y llegar hasta Alfonso Cuarón, Issa López, Alonso Ruizpalacios, Rodrigo Plá, Rigoberto Perezcano, Alejandro González Iñarritu, Mario Muñoz o Julio Hernández Cordón por mencionar unos pocos de una inmensa lista dividida en 13 brillantes capítulos que cubren todo el espectro del género en nuestro país.
Trece capítulos que van del periodo de cambios de la época de oro al cine disruptivo de los años setenta y su necesaria revolución académica pasando por la lúgubre y oscura cartelera de los años ochenta que revienta en el Neo Noir del cine mexicano de los noventa para normalizar el secuestro y la desaparición forzada del México bárbaro de los tiempos panistas y llegar a la violencia descontrolada de los sexenios de Peña Nieto en continuidad con la desinteresada y permeable actitud del sexenio obradorista respecto a la delincuencia y el narcotráfico.
Pero Aviña no solo aborda al México de ficción cinematográfica; hay capítulos dedicados a pilares del periodismo escarlata como el padre del retrato hablado en este país Sergio Jaubert o el legendario fotoperiodista Enrique Metinides. Otro capítulo que habla exclusivamente del cine narco-culturizado. Por supuesto que el documental tiene su propio acercamiento en un capítulo exclusivo de ese género teniendo a Sergio González como pretexto y otro dedicado a Ciudad Juárez como tema a desarrollar.
Entonces, a diferencia del primer volumen de Rafael Aviña, este tiene la temporal particularidad de ser más cercano a las generaciones que viven y conviven en este país actualmente. Por lo que las temáticas de las películas de las que habla Rafa, si bien son por momentos entrañables para los que pasamos de los 40 años, tienen la característica de golpearnos con la dolorosa realidad que el cine y sus realizadores nos recuerdan, no en el ánimo de asustarnos para encerrarnos en nuestras casas, sino de saber que esto también es parte innegable de nuestra sociedad; del México rojo del día a día en el que debemos aprender, más que nunca antes, a cuidarnos, sobrevivir y no dejar de alzar la voz al exigir como ciudadanos que el Estado obedezca y cumpla con la más básica de las leyes constitucionales: La seguridad de nosotros como pueblo mexicano.
A manera de resumen quiero dejar claro que Neo Mex Noir de Rafael Aviña no solo es una lectura obligada para los apasionados del cine del género Noir o del cine mexicano de la segunda mitad del siglo XX sino de todos aquellos a quienes además de lo anterior, les apasiona la temática de investigación detectivesca, del ejercer policiaco y desde luego de la nueva concepción - de la imposible de negar en el acontecer periodístico – nota roja que es tradición en este país.
Un complemento indispensable, junto a su volumen uno, para cualquier biblioteca que se respete.
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