Energía y nostalgia podrían describir (un poco) los sentimientos que reinaron en el esperado regreso de Los Bunkers a la ciudad de México tras el reencuentro y luego de su presentación en la pasada edición de Vive Latino. El Auditorio Nacional fue el punto de encuentro entre la banda y sus fieles seguidores, la noche del miércoles.
Los Bunkers se caracterizan por ofrecer una fusión única de rock, pop y elementos del folk del país andino que se combinan con letras poéticas y emotivas. A lo largo de su carrera, la banda chilena logró desarrollar un sonido distintivo y que los destacó en la escena musical en español.
Uno de los aspectos más destacados de la música son sus estribillos memorables y arreglos musicales cuidadosamente elaborados. A través de guitarras vibrantes, potentes líneas de bajo, baterías enérgicas y teclados sutiles, la banda crea un sonido dinámico, tan dinámico como sus conciertos y los bailes hipnotizantes de Álvaro López (bajo y voz).
Las letras de Los Bunkers son otro elemento a destacar pues abordan una amplia variedad de temas, desde el amor y el desamor hasta la crítica social y política. Las letras se caracterizan por su sensibilidad, honestidad y capacidad para transmitir emociones de una manera cruda y auténtica, logrando capturar la complejidad de las experiencias humanas y tratar temas universales con un enfoque personal y lírico.
A lo largo de su discografía, Los Bunkers demostraron una evolución musical notable. Experimentaron con nuevos estilos y sonidos, incorporando elementos de la música folklórica latinoamericana y otros géneros. Esta exploración musical les permitió ampliar sus horizontes artísticos y mantener su propuesta fresca y relevante a lo largo de los años.
PRIMER ACTO
Aunque en el concierto no se haya dividido tal cual, en actos, personalmente me dio esa sensación, bajo ese argumento… el primer acto es la bienvenida y apertura del concierto. Pocas veces el juego de luces me ha parecido tan relevante y tan ad hoc con el resto de lo que ocurría en el escenario, la coordinación era simplemente perfecta, como si luz y sonido se no solo se complementaran, sino que se volvían uno solo.
El concierto comenzó nostálgico con “Solsbury hill” de Peter Gabriel, cuya letra se proyectaba en las pantallas del Auditorio Nacional para luego explotar mientras Los Bunkers subían al escenario al ritmo de “Miéntele”, “Te vistes y te vas” y “Yo sembré mis penas de amor en tu jardín”. “Buenas noches México, somos Los Bunkers de Chile y estamos de vuelta”, dijo Francis Durán. Tuvieron que pasar 9 años para escuchar esas palabras.
ACTO SILVIO RODRIGUEZ
En 2010 el grupo chileno estrenó el disco Música libre, integrado por 12 temas originales del cantautor cubano Silvio Rodríguez, de quien se han declarado “fans desde pequeños”, en más de una ocasión. De este álbum se hicieron presentes en el concierto “El necio”, “Pequeña serenata diurna”, “Ángel para un final” y “Quien fuera”, tema que llegó al primer lugar del ranking chileno en su lanzamiento.
Estos no fueron los únicos covers de la noche, también sonó “Y volveré” de Los Ángeles Negros y “La exiliada del sur” de Violeta Parra, otra de las artistas más queridas por el grupo.
ACTO ACÚSTICO Y LAS RECIÉN LLEGADAS
Desde el anuncio de su regreso, Los Bunkers han presentado música nueva, “Bajo los árboles” que vio la luz en abril y la más reciente “Calles de Talcahuano” (canción dedicada a su tierra y durante el concierto, a su familia que desde aquel rincón del mundo aterrizaron el Ciudad de México para apoyar a la banda en uno de sus conciertos más importantes) la interpretación de este tema dio paso a un bello bloque acústico que incluyó los ya mencionados “Pequeña serenata diurna”, “La exiliada del sur”, además de “Si estás pensando mal de mí”.
SEGUNDO ACTO (O CUARTO)
Luces, baile, gritos, euforia, brincos, llantos fueron las constantes en todo momento, sin embargo, – y bolas de disco ah y una bola disco que transformó la atmósfera convirtiendo el momento en uno de los más memorables. Rumbo al final del concierto “Rey”, “Cura de espanto”, “Fantasías animadas de ayer y hoy”, “Nada nuevo bajo el sol”, “No me hables de sufrir” y las icónicas “Ven Aquí” y “Bailando Solo”, llevaron a los asistentes al momento más catártico de concierto, las canciones y el juego de luces transportaban a otra dimensión, muy parecido a “un viaje” con alguna sustancia “recreativa”.
Canción tras canción, se elevaba la euforia en el ambiente. Cual súbitos perdidamente enamorados de la banda y cada uno de sus integrantes –y como no después de las muchas ocasiones en las que bajaron a convivir con el público—, los presentes atendían (mos) a cada indicación que los chilenos daban, aplaudir, encender las luces de los celulares, cantar, brincar, entre otras. El público se encontraba completamente rendido a los órdenes de Álvaro y los hermanos Duran.
Luego del breve encore, los chilenos regresaron para cerrar el concierto con broche de oro, “Canción para mañana”, una hermosa versión con un inicio acústico de “Llueve sobre la ciudad” –cabe mencionar que vaya que hizo honor al clima del día – , ya la mencionada “El necio” y “Miño”, pusieron punto final a un concierto memorable, con una sinergia increíble entre cada uno de los presentes.
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