Escenario

‘Pandemonium’: Un descenso a la profundidad del infierno cinematográfico

CORTE Y QUEDA. El más reciente filme dirigido por el artista Quarxx formó parte del Mórbido Film Fest luego de haberse estrenado en el Festival de Sitges

El demonio
Fotograma de 'Pandemonium'. Fotograma de 'Pandemonium'. (ESPECIAL/©PIXELLEPHOTO)

El cine de género tiene siempre una capacidad única para explorar los confines más oscuros de la imaginación humana. Pandemonium, el filme francés dirigido por el artista Quarxx y estrenado en el Mórbido Film Fest y el Festival de Sitges, se aventura valientemente en el reino de lo sobrenatural y lo infernal, ofreciendo una visión impactante y retorcida de la vida después de la muerte. Sin embargo, con todo y su prometedor concepto así como su impresionante trabajo técnico, la cinta no logra cumplir completamente con sus ambiciones, dejando al espectador con una sensación de desencanto y confusión.

La trama sigue a Nathan (Hugo Dillon) junto con Daniel (Arben Bajraktaraj), quienes, después de darse cuenta de que han muerto en un accidente automovilístico, descienden a las profundidades del infierno, donde están condenados a experimentar el dolor de las almas torturadas.

A medida que explora este oscuro reino, Nathan emprende un viaje a través de dos historias conectadas que buscan explorar la conexión entre el bien y el mal desde un punto de vista infernal. Sin embargo, esta estructura de antología, prometedora en un principio, se convierte en uno de los puntos más problemáticos.

En cuanto al elenco, Arben Bajraktaraj y Hugo Dillon hacen un esfuerzo notable en sus papeles como Daniel y Nathan, respectivamente, especialmente en el segmento inicial. Ambos actores entregan actuaciones convincentes que transmiten el sufrimiento y la desesperación de sus personajes, destacando sobre todo a Dillon que poco a poco se convierte en la guía base del relato. Ophélia Kolb y Manon Maindivide también merecen una mención por sus breves pero impactantes participaciones en las historias que acompañan este descenso al infierno.

Pero una de las principales debilidades del filme de Quarxx radica en su falta de cohesión narrativa. A pesar de la aparente intención de unir las tres historias para formar una imagen más grande con confines temáticos interesantes, la cinta no logra que estas tramas se sientan genuinas ni se complementen entre sí.

Esto resulta en un desconcierto constante por parte del espectador, ya que las transiciones entre las historias son abruptas y desorientadoras. A menudo, parece que la película se pierde en su propio laberinto de penas sin un hilo conductor sólido que guíe al público a través de este mundo infernal. La falta de unión entre las historias debilita el impacto emocional que podrían haber tenido de manera individual y como parte de un todo.

Otro punto negativo es su final abrupto y anticlimático. Después de invertir tiempo en cada una de las historias, el espectador espera una conclusión que proporcione una comprensión más profunda de ambos personajes iniciales o al menos una resolución satisfactoria. Sin embargo, Pandemonium opta por un último acto que deja muchas preguntas sin respuesta y parece darse por vencida, dejando a la audiencia insatisfecha con elementos que no se tomó el tiempo de desarrollar con anticipación.

A pesar de estos problemas en la narrativa, brilla en su aspecto técnico. La fotografía a cargo de Didier Daubeach, Hugo Poisson y Colin Wandersman es una de las fortalezas de esta representación de un limbo e infierno que no necesitan muchos efectos especiales. Entre ellos, logran crear una atmósfera visualmente impresionante que capta la esencia del infierno en toda su oscuridad y desesperación. Cada encuadre y composición está cuidadosamente diseñado para reflejar los motivos y pecados de las almas condenadas. La paleta de colores oscuros y siniestros contribuye a la sensación de desolación y tormento que permea toda la película.

La música de Benjamin Leray, aunque no destaca de manera sobresaliente, cumple su función al complementar la experiencia visual. Aporta una sensación de inquietud y tensión al filme, lo que contribuye a la creación de un ambiente opresivo. Sin embargo, en comparación con la fotografía y otros elementos técnicos, la música pasa desapercibida en gran medida y no se convierte en un elemento memorable.

Uno de los aspectos más sobresalientes son los efectos prácticos a cargo de Aurélia Louis y David Schereres. Estos artistas logran crear monstruos verdaderamente asombrosos que son tanto aterradores como fascinantes incluso si se trata de humanizarlos. Los diseños de criaturas y efectos visuales prácticos agregan profundidad y autenticidad al mundo del infierno que intenta retratar. Estos elementos visuales logran capturar la imaginación del espectador y lo sumergen completamente en el mundo pesadillesco.

Sin embargo, pese a sus logros técnicos, lucha por encontrar una voz distintiva en medio de su ambiciosa travesía a través del inframundo. El filme se esfuerza por explorar temas profundos como el bien y el mal desde una perspectiva infernal, pero nunca logra desarrollar estos temas de manera satisfactoria al sentirse más como pequeños cortometrajes aparte que no logran fluir como un gran relato, haciendo que sea difícil para el espectador conectar con los personajes o las cuestiones morales que se presentan.

En resumen, Pandemonium es una cinta que, no obstante de sus impresionantes logros técnicos, se ve obstaculizada por su falta de cohesión narrativa y un final insatisfactorio. Aunque intenta explorar temas profundos y oscuros relacionados con la culpa, la maldad pura o el perdón, no logra desarrollar estos temas de manera efectiva. A pesar de su potencial visual y de una interpretación muy buena con poco presupuesto de lo que es un viaje al infierno, se queda corto en la entrega de una experiencia cinematográfica verdaderamente impactante y cohesiva.

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