Paula Markovitch, directora y guionista argentina, se ha alzado como una de esas voces creativas únicas que han dejado una huella imborrable en la industria cinematográfica. Con una filmografía distinguida y un enfoque profundamente personal, Markovitch se ha consolidado como una narradora incansable y visionaria. La directora, escritora y productora será la invitada especial del ciclo Conversando con nuestros cineastas en el mes de agosto en Cineteca Nacional.
“Justamente ahorita están pasando El premio en San Clemente el lugar donde filmé, que fue mi lugar de infancia, y la niña protagonista ahora es madre, es toda una mujer, es muy fuerte ver el paso del tiempo, pero me sigue emocionando y a través de IMCINE vamos a presentar una versión remasterizada”, relata en entrevista con Crónica Escenario.
En sus películas, la línea entre la ficción y lo real es muy difusa, al punto de que el espectador se cuestione sobre lo que considera “real”. Se trata de una autora que construye personajes multifacéticos, y en cuanto a la puesta en escena encuentra la belleza en la simplicidad del azar.
“Después de ese largometraje yo seguí trabajando, ya estoy terminando otros de mis proyectos y en esas películas he intentado avanzar más hacia la búsqueda de una mirada diferente de la realidad, de construir personajes únicos, singulares, que no se definan por sus circunstancias”, comentó.
“En el contexto del cine mundial se espera que las películas sean como ilustraciones sobre una temática, como el narco o la trata de personas. No significa que no estemos atravesando por eso, pero no somos solo eso, somos seres humanos impredecibles, misteriosos, inexplicables. He buscado ese camino”, agregó.
“Los artistas estamos en diálogos permanentes con los contemporáneos y la historia del arte. Aunque pareciera que estamos solos nunca lo estamos en realidad, es muy importante que ciertas fórmulas acartonan el discurso y lo vuelven aburrido. Es importante que seamos arriesgados, que innovemos y experimentemos porque eso es el arte. Nosotros como artistas no solo queremos complacer, vemos un cine más convencional o aburrido, por eso es importante contar con tu propia obra”, añadió.
Este jueves 31, culminará este ciclo con la presentación del libro Cacerías imaginarias, editado por la Escuela Superior de Cine, ESCINE, en 2022. Adentrarse en las Cacerías imaginarias, de Paula Markovitch, significa ingresar a su universo, profundo y personal, y al mismo tiempo transgresor y crítico, nos habla un poco acerca del proceso creativo que conllevó:
“Es el segundo libro que publico, es una especie de biografía artística, una reflexión sobre la actividad de escribir y el hecho de escribir cine empezó de dramaturgia donde yo exponía algunas ideas que no siempre coinciden con los manuales de guion y luego me di cuenta de que solo podía hacer eso contando a través de las páginas mi propia historia, con reflexiones sobre el cine y la vida que yo espero que lo puedan leer todos, no solo cineastas”, mencionó.
“Voy a estar presente en las películas, justamente mi película El actor principal de 2019 son personas que hablan diferentes idiomas y se entienden perfectamente”, añadió.
Asimismo, Paula Markovitch ha terminado su cuarto largometraje, Ángeles (México-Argentina, 2023), una obra que dialoga con su ópera prima El premio, al ser protagonizada nuevamente por niñas: la infancia con su desenfado y su poder transgresor. Miradas nuevas que ven el mundo por primera vez.
“Son dos niñas, vuelvo a retomar la mirada sobre la infancia y es que son actrices maravillosas. Yo escribí esta historia de Ángeles especialmente para la protagonista y las niñas proyectan una mirada lúcida, furiosa, salvaje. Me gusta hablar de los niños, no como seres dóciles ni tiernos, sino que están recién llegados al planeta y tienen una saludable sorpresa y ven todo por primera vez”, adelantó.
“En El premio estaba de alguna manera empezando, no había empezado esta búsqueda muy intensa y no tenía marcados los límites de la realidad y la ficción. Es fácilmente confundible, hoy en día convivimos con lo audiovisual más que antes, todo el tiempo estamos viendo videos, los límites en el cine y lo real son más difusos, mi búsqueda es que uno sienta que está ahí”, confiesa alegremente sobre esas nuevas perspectivas.
Mucho se debate sobre las nuevas inteligencias artificiales y su impacto para el arte, pero para Markovitch eso no es limitante, sino nuevas oportunidades siempre y cuando tengan su respectiva regulación: “Paradójicamente, la IA es muy divertida y me parece que no compite con la creatividad humana, hace procesos más rápidos, me gusta, en realidad; los artistas la pueden usar a favor de mil maneras”, mencionó.
“Cuando se nos pase el susto siento que lo veremos tan normal como hoy la computadora, cuando inició parecía un problema, la IA es una herramienta, no me da miedo en realidad sino más miedo el capitalismo, porque eso es lo que no van a querer tener límites porque si no va con la moral de los artistas, simplemente no lo hacen pero el dinero no tiene moral, ojalá fuera algo más democrático y libre, el problema no es la herramienta sino la ideología que actualmente está detrás de todo, el uso que se le dé”, concluyó.
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