Escenario

Pawo Choyning convierte en tierna comedia la llegada de la democracia a Bután

ENTREVISTA. Ell cineasta fue nominado al Oscar en el 2022 por su ópera prima Lunana, un yak en la clase en la categoría de Mejor Película Internacional

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El cineasta Pawo Choyning.

El cineasta Pawo Choyning.

ESPECIAL

Cuando fue nominado al Oscar en 2022 por su ópera prima, el cineasta butanés Pawo Choyning ya tenía en mente su siguiente proyecto, El monje y el rifle, que convierte la reciente y singular llegada de la democracia a Bután en una comedia sobre la pérdida de inocencia.

Bután es posiblemente el único país del mundo donde la democracia ha llegado sin una revolución”, dijo el cineasta en una entrevista telemática con EFE desde Bután, con motivo del estreno de su nuevo trabajo en España.

Casi todo lo que cuenta es real. Bután era hasta 1998 una monarquía absoluta y uno de los países más aislados del mundo, obsesionado con preservar su soberanía, su cultura y tradiciones, basadas en el budismo.

En 1999 llegó la televisión, prohibida hasta entonces y comenzó un tímido proceso de apertura que culminó con la celebración de las primeras elecciones democráticas en marzo de 2008.

La trama de la película transcurre en 2006, cuando el país se prepara para un simulacro de elecciones, con partidos ficticios -que también fueron reales- para que la gente aprenda a votar. En plena campaña, y ahí viene la ficción, un monje se empeña en conseguir un rifle para una ceremonia muy especial.

Bután es conocido por el concepto de “felicidad nacional bruta”, que ideó la monarquía con el objetivo de equilibrar la paz mental individual con el progreso económico de la sociedad, pero también es un país que “sufre como cualquier país en desarrollo”, dice Choyning, que creció entre Europa, Oriente Medio y Estados Unidos, donde estudió Ciencias Políticas.

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Choyning asegura que la nominación le hace ilusión como cineasta pero sobre todo como ciudadano que ha logrado poner a su país en el mapa.

El consejo de Ang Lee

Choyning admite que, tras llegar a las puertas de Hollywood con su primer largometraje, Lunana, un yak en la clase, se planteó la posibilidad de fichar a alguna estrella para su siguiente trabajo, pero finalmente optó por mantener un nivel de producción modesto y actores no profesionales.

Influyó en su decisión un consejo que le dio Ang Lee, el director de Brokeback Mountain: “Me dijo que al mirar atrás en su carrera, sentía que había perdido esas cualidades porque en cada película había tratado de hacer algo más grande para impresionar a otros, y que es muy difícil volver a conectar con eso cuando lo has perdido”.