Cuando Ester Expósito leyó el guion de Perdidos en la noche, lo tuvo claro: papeles así no llegan todos los días. Juan Daniel García Treviño, en 2019, trabajaba en una empresa de castings, pero acabó siendo él el contratado. Estas jóvenes estrellas de España y México dan este 2023 un salto en su carrera con su primer film en Cannes.
“La historia me encantó. El hecho de que fuera Amat (Escalante, director) también, solo por eso la hubiera hecho ya. Es un personaje muy especial Mónica y cuando lo leí dije ‘esto es otra cosa, estos personajes no aparecen todo el tiempo”, rememoró Expósito en una entrevista con Efe en una terraza con vistas a la Croisette, donde el equipo atiende a la prensa un día después del estreno de la cinta.
Para García Treviño, la clave fue también el realizador mexicano -que ya es un veterano del Festival francés-, pero su llegada al proyecto seleccionado para la sección Cannes Première fue casi por hacer.
“Yo no estaba haciendo casting para la película”, explicó este actor y cantante mexicano sobre aquellos días en los que trabajaba dando la réplica para la búsqueda de actores que llevaba a cabo Escalante. Le encantaba el proyecto, pero no se le pasaba por la cabeza que él pudiera formar parte.
“Pero por cosas de la vida, Amat siempre me miraba a mí”, explicó.
Perdidos en la noche narra la historia de Emiliano (el personaje interpretado por García Treviño), un joven de origen humilde cuya madre está desaparecida en un pueblo convulsionado por la llegada de una gran compañía minera internacional para explotar los recursos del lugar.
Todas las pistas apuntan a un hecho de violencia policial relacionado con los Aldama, una familia rica de artistas cuya hija, Mónica, es una actriz y cantante con miles de seguidores en redes.
“Es una chica con un lado oscuro porque ha vivido cosas duras”, contó Expósito, y aseguró que no tiene que ver con otros papeles de hija acomodada que interpretó en el pasado, como su Carla en la serie de Netflix Élite.
“Creo que no tienen nada que ver los personajes”, ratificó.
En cualquier caso, la “niña rica” se interesa por Emiliano -que tiene novia y que lo que quiere en realidad saber es si el cadáver de su madre está en un pozo en la casa de los Aldama- cuando este entra a trabajar como “mozo para todo” en la lujosa propiedad.
A la Policía, que más que proteger a la población protege a los ricos y multinacionales con impunidad para aplicar la fuerza, sabe que no puede acudir.
Para García Treviño, esa parte de convertirse en un “buscador” de la verdad -aunque la describe como “complicadísima”- fue la que más le atrajo del personaje, con el que ve similitudes porque Emiliano es un chico de “pueblo” y él es un chico “de barrio”.
Pero aunque el tema de la violencia policial es lo que encuadra la trama, Escalante toca en Perdidos en la noche un abanico de temas difícil de enumerar completo.
Sin dejar de lado la denuncia pero con un trabajo menos duro que otros de su carrera, el realizador mexicano habla también de la hipocresía del mundo del arte, del #MeToo, de las sectas y la religión, de salud mental y de la explotación de los recursos naturales, entre otros temas.
La madre de la familia Aldama, interpretada por Bárbara Mori, y el padrastro, Fernando Bonilla, son artistas con una complicada relación en la que se mezclan la pasión, la hipocresía e incluso se roza la línea del maltrato.
Los efectos de la fama y de la exposición a través de las redes también juegan un papel en esta historia, algo con lo que estas dos jóvenes estrellas, de 23 años, ya tienen que lidiar.
“Al principio puede ser abrumador y si no lo gestionas bien nunca deja de serlo. Pero bueno, es un efecto colateral de esta profesión. Puede serlo. En mi caso, lo fue”, admitió Expósito.
“Yo estoy bien”, contestó García Treviño haciendo gestos de victoria y sacándole una sonrisa a su compañera de reparto.
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