La directora española Pilar Palomero, triunfadora en los últimos Premios Goya con su ópera prima Las niñas, tuvo una cálida acogida en el festival de cine de San Sebastián con La maternal, la historia del aprendizaje de una adolescente rebelde y desafiante que se queda embarazada e ingresa en un centro para madres menores de edad.
Con la debutante Carla Quílez como protagonista y Ángela Cervantes en el papel de su madre, la película se inspira en las conversaciones que Palomero (1980) mantuvo con jóvenes que habían atravesado situaciones similares, algunas de las cuales participan en el reparto del filme.
“Cuando las conocí pensé que cada una de ellas podía tener una película entera, me fascinó su fuerza”, dijo a Efe la directora. “Me intrigó especialmente esa vivencia tan contradictoria de ser adolescente y madre a la vez, porque la adolescencia es mirarse adentro, entenderse, encontrar tu lugar en mundo, mientras que la maternidad es ser generoso, cuidar”.
Palomero relata cómo Carla, de 14 años, y sus compañeras lidian con su situación triplemente vulnerable, por ser adolescentes, madres y por tener situaciones familiares y económicas precarias y en riesgo de exclusión social, pero lejos de revictimizarlas, muestra esa fuerza en ellas y les ofrece una oportunidad de aprendizaje.
“Nunca me lo planteé como una ‘feel-good movie’”, asegura, “pero me gustaría hacer sentir lo que yo sentí al conocerlas, hay muchos prejuicios con los embarazos adolescentes, a mí ellas me rompieron los esquemas, sobre todo al darme cuenta de que son madres y personas estupendas cada una en sus circunstancias”.
También para ellas, la experiencia fue positiva, dijo hoy en una rueda de prensa en el Festival.
“Estoy muy agradecida porque de una experiencia mala ha salido algo tan bonito como esta película”, aseguró Estel Collado, que interpreta a otra de las madres menores que están en el centro.
A Carla Quílez la descubrió su directora de casting a través de Instagram. “Desde pequeña, a raíz del confinamiento empecé a hacer bailes, se viralizaron y empecé a ganar seguidores y a recibir propuestas”, explica a Efe la joven debutante.
A Palomero le sedujo verla bailar pero le acabó de convencer en las pruebas con la cámara. “Sabía que iba a cargar con el peso de la película y tenía que asegurarme de que podía llegar a emociones diferentes y complejas, enseguida vi que no había problema”.
Desde el éxito de Las niñas Palomero vive un momento dulce, pero no siempre las cosas fueron fáciles para ella. Licenciada en Filología Hispánica y diplomada en dirección de fotografía en 2006 en Madrid, rodó su primer corto y empezó a trabajar como cámara, pero la crisis la “fulminó” y regresó a su ciudad natal, Zaragoza (noreste).
Su vida profesional dio un giro cuando en 2013 fue una de las 16 cineastas seleccionadas por el director húngaro Béla Tarr para participar en su proyecto colaborativo en Sarajevo, donde estuvo cuatro años.
“Lo que aprendí es que yo ya era cineasta”, afirma, “puede parecer algo simple pero para mi fue fundamental, creer que puedes hacerlo es el primer paso y hay que darlo”.
En ese sentido, subraya la importancia de tener referentes y ve esperanzador el momento actual de explosión de mujeres directoras. “Si te fijas en la historia de los Goya (los premios del cine español), hasta hace 10 años eran todo hombres, con alguna excepción como Isabel Coixet o Gracia Querejeta. Eso te hace sentir que es imposible, partes desde el fracaso”, dice.
En la contienda por la Concha de Oro en esta 70 edición del Festival de San Sebastián, Palomero es una de las tres mujeres directoras que aspiran a ella, de un total de 17 candidatas.
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