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‘El Portal: La historia oculta de Zona Divas’, una serie para visibilizar y prevenir la trata de personas

ENTREVISTA. Fernanda Valadez y Astrid Rondero dirigen la nueva producción de Netflix que retoma las investigaciones sobre este portal y sus implicaciones en la muerte de cinco chicas

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Imagen de la serie.

Imagen de la serie.

Cortesía

Llegó a Netflix una nueva serie documental producida por Mezcla llamada El Portal: La historia oculta de Zona Divas, proyecto que retoma las investigaciones sobre este portal y sus implicaciones en la muerte de cinco chicas.

Codirigida por Fernanda Valadez y Astrid Rondero, con quien Crónica Escenario charló para ofrecer detalles de este proyecto, marca la primera vez que ambas abordan el género documental a través de un relato revelador y fuerte.

Fernanda (Valadez) y yo siempre hemos tenido un gran respeto por el documental y hemos producido algunos pero, efectivamente, no los habíamos dirigido. Y la verdad, cuando se acercó el equipo de producción de Mezcla a través de Laura Woldenberg con el proyecto, lo primero que evidentemente saltó a nuestra vista es que acababan de estrenar Las tres muertes de Maricela Escobedo, el ejemplo perfecto del tipo de documentales que puede hacer una plataforma y que pueden dar sentido al trabajo que todos hacemos para llevarlo a las grandes masas”, expresó inicialmente Rondero sobre lo que las atrajo de este trabajo.

“Lo segundo que nos resultó llamativo fue el tema del documental. Las películas que hemos hecho siempre están muy centradas en el trabajo periodístico. Es algo en lo que sentimos nosotros un compromiso fuerte. Entonces, cuando nos contaron de qué iba El Portal, sentimos que era una gran oportunidad, primero para nosotras de salir de nuestra zona de confort, de lo que conocíamos,” agregó.

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Imagen de la serie.

Pero al mismo tiempo de hacer un viaje a través de estas redes de trata, que tienen también un vínculo muy grande con la migración de las mujeres que vienen de Centro y Sudamérica. Entonces, nos pareció un reto muy importante, y que era el proyecto al que queríamos dedicar los próximos años de nuestra vida como mujeres cineastas feministas”, añadió.

Entre 2017 y 2018, cinco feminicidios sacudieron a la red de trabajadoras sexuales de la página de escorts Zona Divas. Las víctimas fueron mujeres de América del Sur que emigraron de sus países en busca de un mejor futuro. Este documental cuenta sus historias, revelando la extrema violencia de redes criminales en el contexto de trata con fines de explotación sexual en México.

El principal tema de este relato es la trata de blancas enfocada en este caso que causó revuelo en su momento. A través de cuatro episodios, se habla del portal Zona Divas, que tuvo operación en México durante varios años y cuya principal relevancia la adquirió por ahí del 2017 y 2018, cuando cinco chicas extranjeras que se anunciaban en esa página fueron asesinadas, cuatro de ellas en Ciudad de México y una en Monterrey. El caso creo que más relevante o el más sonado fue el de Kenny Finol, que además fue la cara de la página.

Las ramificaciones de este sitio web nos permiten hacer una especie de análisis de cómo la trata opera en nuestro país. Y que, pese a que esta página fue desmantelada en 2019, páginas muy similares continúan operando y la red no ha sido desmantelada. Lo que descubrimos a través de la serie documental, es que la trata es un crimen que tiene muchísimos jugadores”, dijo.

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La productora del documental 'El portal', Laura Woldenberg (i) y las directoras Fernanda Valadez (c) y Astrid Rondero del filme ‘El Portal’

“Entonces, es muy difícil atajar a cada una de las personas que forman toda esta red que engancha a las chicas y las traslada a México, donde empieza, por supuesto, la colusión de las autoridades”, señaló Astrid sobre el gran problema de la trata.

Las chicas, en pocas palabras, llegan en condición de servidumbre, porque muchas de ellas contraen deudas muy grandes para poder llegar a nuestro país. Y luego, les son retenidos sus papeles. Hay todo un aparato que les permite anunciarse en este tipo de páginas hasta que las chicas pagan la supuesta deuda”, sumó.

“Dentro de esto, hay muchísima participación de muchas personas. Todos ellos son distintas células criminales. Entonces, creo que ese es el mayor reto para detenerla”, complementó la talentosa cineasta.

El Portal no sólo ahonda en el turbio mundo de la trata, sino que busca visibilizar y prevenir a las personas sobre la misma. “Creo que el objetivo principal de la serie habla de todos estos grupos y pasos que llevan a estas chicas a que sean enganchadas, pues caen en distintas situaciones de adversidad y de violencia”, comentó.

Pero lo cierto es que también queremos hablar de la prevención. Todavía hay muchísimas chicas que son traídas de Centro y Sudamérica a México con diferentes argumentos. Para nosotros es muy importante separar la trata con fines de explotación sexual y el trabajo sexual, que son dos cosas muy distintas”, afirmó Rondero.

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Fotograma del filme.

Entonces, hablamos de eso, de la prevención para que las chicas puedan entender que los enganchadores trabajan en cualquier medio, ya sea redes sociales, con mismas compañeras, con invitaciones, precios pagados a trabajar, que eso sería uno de los focos rojos primeros”, continuó.

Y luego también la prevención desde dentro del consumidor, pues la gente que consume en estas páginas se tiene que hacer esa pregunta. ¿Es cierto que las chicas a las que yo estoy citando, que están ahí por propia voluntad?”, cuestionó.

También es relevante tratar de des estigmatizar el trabajo sexual, porque muchas de las chicas son doblemente vulnerables porque no pueden comunicarle a su entorno que hacen ese trabajo”, dijo.

“Entonces llegan a México en todas las condiciones de adversidad y de vulnerabilidad posibles. Y es así que es todavía más difícil que ellas puedan pedir ayuda en caso de que se les presente la oportunidad”, apuntó a su vez la también productora.

Una de las partes fundamentales de El Portal es la no revictimización de las personas involucradas en sendos casos. “Tuvimos un gran equipo que nos apoyó y nos acompañó en todo este proceso. Gran parte del trabajo que ha hecho Mezcla, la productora, y lo que es muy destacado de su trabajo en documentales es que siempre ha tenido mucho cuidado con no revictimizar a las víctimas”, expresó.

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Fotograma de la serie

En el caso particular de este proyecto tenemos dos tipos de víctimas, las mortales, que son cinco chicas, donde en solamente dos existe una convicción y los otros están totalmente abiertos con carpetas abandonadas”, aseveró la directora de Los días más oscuros de nosotras.

Y es que, para Astrid, la serie no se hubiera podido hacer de otra forma. “Nosotras no hubiéramos podido avanzar con este proyecto ni querido avanzar de no haber tenido la cercanía de las familias y su aceptación para hablar al respecto de sus hijas, porque gran parte del trabajo era desmontar estos señalamientos que se les hicieron y eran totalmente injustos, relacionados con el trabajo sexual, que revictimizaron a las chicas, que en muchos casos empantanaron el acceso de las familias a la justicia. Esa era una de las partes muy importantes, que fue un proceso para Fernanda y para mí muy aleccionador”.

En el caso de las víctimas supervivientes fue un proceso también muy interesante porque es ganarnos su confianza. Muchas de ellas han avanzado, con sus vidas y han cambiado. Y también fue un proceso difícil por el por el prejuicio que todavía existe para el trabajo sexual”, añadió.

“Entonces tratamos de buscar muchos dispositivos en nuestro territorio para tratar de salvar su identidad y al mismo tiempo dejar sus testimonios al total, tal cual nos dijeron. Fue un proceso también muy creativo que nos permitió tener acceso a historias de chicas que se anunciaron y además en una gama interesante”, consideró la cineasta.

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“También es difícil que las chicas que son supervivientes cuenten sus historias, porque en muchos casos ellas terminan estando en el límite de la ilegalidad, las hacen pensar y ver que por un lado son migrantes ilegales en México, y por otro, ellas también participan de la trata, que eso es una cosa que es bien complicada de analizar”, continuó.

“Creo que una fiscalía con mayor perspectiva del problema ayudaría a que estas chicas estén más incentivadas a denunciar, pero no lo hacen porque saben que en algún momento ellas también pueden ser señaladas”, subrayó Rondero.

Participar en un proyecto tan interesante como éste dejó ciertos aprendizajes importantes en Astrid. “En lo personal, como cineasta, feminista y persona de diversidad, me enseñó todo el trayecto de estas chicas. Efectivamente, todavía hay un prejuicio enorme en contra del trabajo sexual que las revictimiza”, comentó.

También me sorprendió mucho que este trabajo, en muchos de estos casos, es una conquista donde casi todas ellas, incluso aunque hayan sido partícipes voluntarias de su decisión, fueron víctimas de trata, porque mucha gente alrededor de ellas se benefició económicamente de su explotación sexual”, añadió.

“Creo que hay muchas preguntas que hacernos como sociedad. El mexicano entiende muy bien la migración. Comprendemos por qué las familias salen de México en busca de un mejor futuro. Estas chicas hacen exactamente lo mismo. Son familias enteras las que sobreviven en sus países de origen”, sumó al pensamiento la realizadora. 

Me quedo también con la exigencia de que se revisen los casos que todavía no están cerrados y que se crucen las informaciones, porque es increíble que lo que presenta el documental, que es muy inquietante, es que estas cinco víctimas mortales, todas se conocieron y todas compartieron habitación en algún momento de sus estancias en México, cosa que me parece increíble que no sea parte de las líneas de investigación de la Fiscalía”, aseveró tajante Rondero.