Escenario

PREMIOS ARIEL 64: ‘Blanco de verano’. Los peligros del ego masculino adolescente

ESPECIAL. A unos días de la ceremonia de premiación Crónica Escenario comparte detalles de todas las películas nominadas. El texto número 14 habla sobre el final de la infancia en la historia de un joven obsesionado con su madre

Niño mirando por la ventana
El filme logró solo una nominación para su protagonista. El filme logró solo una nominación para su protagonista. (CORTESÍA)

El texto número 14 de nuestra serie de especiales rumbo a la edición 64 de la entrega de los Premios Ariel habla sobre el final de la infancia en la historia de un joven obsesionado con el cariño de su madre: Blanco de verano.

NACE DE UNA HISTORIA PERSONAL

Las óperas primas de los cineastas, en un común denominador, suelen trazarse desde ángulos muy personales, caso que, inicialmente, sucedió con el trabajo de Rodrigo Ruiz Patterson al construir su primer trabajo:

“Es mi primera película de ficción, y en un inicio consideré pertinente aproximarme a una historia personal. En una primera etapa, realicé una investigación para generar una autobiografía, creando un guión inicial el cual no resultó tan efectivo. De esta manera, decidí apoyarme en un compañero del CCC para crear una ficción en beneficio de crear un drama más congruente e interesante”, dijo el director a Crónica Escenario.

Esta es una película sobre el final de la infancia; la infancia, etimológicamente, quiere decir la imposibilidad de hablar, así que nos preguntamos que sucede cuando experimentas, por primera vez, todas estas complejas emociones como los celos o la dependencia emocional. Es decir, si uno no tiene voz, de qué manera se puede expresar para hacer notar estas emociones ya mencionadas” agregó Patterson sobre el origen de su historia.

Rodrigo Ruiz Patterson nos brindó más detalles acerca de su primer largometraje: “Quería escribir el guión de mi primera película y como bien dicen por ahí, ‘escribe de lo que sepas y lo que solo tú puedas contar’. Hoy no creo que eso sea cierto porque ahora, después de esta experiencia, quisiera hacer una película que esté fuera de mí. Pero en ese momento creía que tenía que hacer algo que fuera muy cercano a mí”, comenzó el realizador. 

La cinta sigue a Rodrigo, un joven en plena edad de la punzada que está inspirado en algunas experiencias personales del director. “Decidí hacer un ejercicio de investigación, de entrevistas, de reunirme con gente que me conoció al final de mi infancia, ya fueran familiares, amigos, maestros de escuela y así recopilé este documento al que le fui dando una forma y finalmente se convirtió en un guión muy malo, que estaba desbordado y aburrido. Me di cuenta que mi vida no era tan interesante como creía”, agregó Ruiz Patterson.

Al darse cuenta de esta problemática, se tomó la decisión de darle una forma diferente con ayuda de Raúl Quintanilla, dándole así un desarrollo más interesante. “Al juntarme con mi co-guionista tomamos la decisión de ficcionar este relato conservando la esencia autobiográfica de la cinta pero dándole una forma mejor tanto a la trama como a los personajes para que funcionaran en el sentido dramático, sus acciones y motivaciones para que estos personajes tuvieran un buen arco concentrado en sus relaciones complejas y reales, tratando de que no hubiera buenos ni malos”, dijo.

Así llegó la historia de Blanco de verano que desarrolla la historia del personaje de Rodrigo (Adrián Rossi), un adolescente solitario de trece años, es el rey en el mundo íntimo que tiene con su madre, Valeria (Sophie Alexander-Katz). Todo cambia cuando ella lleva a vivir a su nuevo novio a su pequeña casa. Rodrigo se debate entre aceptarlo o recuperar el trono.

ORGULLOSO DE SU ELENCO

Rodrigo Ruiz Patterson no dudó en enfatizar el gran apoyo y trabajo que tuvo con sus actores, el joven Adrián Rossi, Sophie Alexander-Katz y Fabián Corres. “Estoy muy agradecido con los actores. Son muy talentosos, comprometidos y disciplinados. Ellos confiaron en mí y le entraron a hacer ensayos e improvisaciones para descubrir estos vínculos familiares para que pudieran ahondar más en sus roles, en los recovecos y capas de estas personas que iban a interpretar”, expresó.

Sin embargo, el corazón de esta cinta recae en Rodrigo, interpretado por Rossi. Al respecto de este personaje semi biográfico, Patterson explicó cómo fue crear esta interpretación por parte de esta joven promesa. “Lo que pasa con el personaje es que hay cosas basadas en mi vida pero también en la del actor. Algo de lo que me siento orgulloso en este casting es que en realidad creo que le hice casting al actor mas no al personaje, que es lo que suele pasar con los papeles de jóvenes en ciertos proyectos. Si tu conoces a Adrián Rossi en la vida real, es totalmente opuesto a su caracterización”, dijo. 

“Él interpreta a alguien más y en algunas escenas de la película que podrían llegar a ser traumáticas o algo por el estilo, tenía que hacerle ver que le ocurrían a un personaje de ficción y no a él. Explicarle eso a alguien que nunca ha estado frente a la cámara pero con dotes histriónicas excelentes fue interesante; tenía que entender en dónde termina un personaje y comienza la persona”, continuó.

“Creo que dirigir actores es crear un lenguaje en común que con Sophie o Fabián, actores ya más experimentados, había ya un lenguaje más en común pero con él fue llevar a cabo un proceso de aproximamiento mutuo, de conocernos mejor, nuestros secretos, vivencias y pulsos además de desarrollar un método para poder presionar sus botones dependiendo de la escena y que tuviera la concentración para contestar a lo que los otros actores le daban en escena”, complementó

Para la actriz, lo que más le llamó de este proyecto cinematográfico fue el alcance del relato de Ruiz Patterson. “Me pareció atractivo que es una historia universal pues no solo aplica a las madres solteras mexicanas sino que en cualquier parte del mundo se pueden identificar con ella. Además, es un reflejo de la transición de un joven que camina entre la infancia y la adolescencia, un punto muy delicado en la vida. Está en la delgada línea del despertar sexual, de la búsqueda de una identidad como hombre”, explicó la actriz.

Por su parte, Adrián Ross, el protagonista del filme, reveló la emoción que sintió al ser parte del filme que lo inició en el mundo del cine y la actuación: “Yo pasé por la situación de que mi mamá conociera a su nueva pareja, y para mí lo profundo era el entendimiento de Rodrigo y su forma de acoplarse a una nueva familia”, comentó a EFE.

El reto más grande lo vivió en la expresión corporal, su personaje no verbaliza sus emociones y nadie a su alrededor parece estar consternado porque no lo haga, esto lo llevó a hacer todo un trabajo actoral a través de la mirada y sus actitudes. El reto también era interesante para el director, pues considera que en una sociedad que obliga a reprimir constantemente las emociones, era necesario encontrar cinematográficamente el universo interior de Rodrigo a partir de metáforas visuales.

UN FILME SOBRE LA LIBERTAD Y LAS AUSENCIAS SIN PREJUICIOS

El guión fue uno de los atractivos de este trabajo, el cual sufrió una transformación desde su concepción hasta el resultado final, resultando en algo totalmente satisfactorio para el realizador, y entregando una cinta mucho más incisiva:

“Creo que empezó a ganar muchísimo en el momento que se dejó de tratar de una película biográfica, conservando un aroma de realidad, y finalizando en un interesante ejercicio psicológico que me enseñó mucho de la persona que soy. Hoy quizás quitaría o agregaría cosas, pero la cinta representa lo que era en ese momento específico desde un punto de vista emocional e intelectualmente” destacó Rodrigo sobre su análisis de la película a partir de lo que ha ganado en la actualidad como realizador y persona.

“En el futuro, me gustaría explorar la posibilidad de hablar de mí a través de personajes con los que no comparto edad, condición socioeconómica o tiempo histórico; como artista, siento más la necesidad de explorar otros territorios”, complementó el también guionista de la cinta.

Algo destacado de esta ópera prima es cómo a partir de ciertas ausencias en sus vidas comienzan a formar estos conflictos en los que Patterson no estigmatiza sus actos. “La manera en la que nos aproximamos a estos roles fue a partir de lo que ellos carecen para ser plenos. A mí no me gusta creer en eso del bien contra el mal, ese tipo de películas me dan un poco de flojera. Me gusta pensar más en las cintas que van del bien contra el bien, donde todos tratan de hacerlo lo mejor que pueden y simplemente tienen distintas visiones de ello, que es lo que causa los conflictos. Eso es muy humano y esa es la manera en que queríamos que sucedieran las cosas”, afirmó el egresado del CCC.

La cinta también juega con su ambientación, una que va desde tomas muy íntimas y una sensación de encierro hasta locaciones donde se siente una libertad tremenda. “Por un lado teníamos la casa de interés social, que es muy reducida. Casi toda la película se desarrolla en este ambiente. Por otro lado está este lugar que representa la libertad para Rodrigo, que es el deshuesadero completamente abierto que funciona como la contraposición de esa opresión que vive en su hogar aunado a todo lo que vive cuando empieza a madurar”, declaró Rodrigo. 

RIVALIDAD DE MASCULINIDADES

Un punto interesante en el desarrollo de esta historia es esa rivalidad que de alguna manera surge entre el joven consentido y el adulto que toma el rol de padre, creando una dinámica muy particular. “Creo que la relación entre los personajes de Fabián y Adrián está completamente conducida por el ego masculino. Me interesaba que se sintiera un conflicto bastante real, que pareciera surgir de los personajes y no del guionista”, comentó.

Los problemas tocan su puerta con la llegada de un tercero en discordia, Fernando, el nuevo novio de Valeria, que marcará por la fuerza la separación inevitable de Rodrigo con su madre: “Tratamos de entenderlos en su complejidad sin juzgarlos, entenderlos como humanos, los pusimos en un conflicto y los escuchamos para ver qué dictaban sus acciones”, recuerda el director.

“Solo son ellos dos tratando de hacer lo mejor que pueden sin llegar a caer en lo malvado, porque no queríamos tener ni víctima ni victimario, simplemente personajes que tienen maneras distintas de reflejar su amor y cómo eso genera el conflicto. A veces uno cree que ciertos actos son amorosos, pero para la otra persona es una interpretación distinta. El dar amor causa ese choque y provoca otras emociones como resultado”, expresó el realizador acerca de esta peculiar relación.

Todo esto es detonado por una causa clásica: el amor por una mujer y la competencia que surge a partir de ello. Pero la virtud de Ruiz Patterson es que no cae en los clichés sino que propone una cuestión acerca de la masculinidad y los egos de los hombres. “Al final, el conflicto es el arquetipo más clásico, un triángulo amoroso que en este caso tiene sus atenuantes y agravantes. Pero son dos hombres enamorados de una misma mujer y creo que nos corresponde, como varones, debemos saber de dónde viene ese ego masculino y cuáles son sus consecuencias. Si bien la cinta no da esas respuestas, al menos propone esa reflexión”, aseveró el realizador.

Al respecto, Sophie Alexander-Katz explicó cómo la película puede levantar ciertos puntos de reflexión acerca de los micro machismos y las viejas creencias familiares. “Rodrigo, el personaje de Adrián Rossi, busca una atención porque surge la cuestión de qué tanto su madre puede ayudarlo a la transición entre la infancia y adolescencia de un niño que se está volviendo hombre y que tanto no es así. Porque puede ser un mito, una vieja creencia de antaño el que se necesite una figura masculina para ello, así como las nuevas dinámicas familiares que se han establecido y han roto las ideas preestablecidas del ser humano”, dijo.

A su vez, Patterson nos confesó que el título del filme es una especie de burla que juega con lo contrario de su definición aunado al duro momento que enfrenta su protagonista. “Blanco de verano es un tono que simplemente refleja mejor la luz. Me gustaba la ironía de que este color que se supone cumple con esta función, todo luminoso, le trajera a este chico todo lo contrario. Representa una invasión en su hogar, su privacidad y la relación simbiótica que tenía con su mamá. Esa ironía se me hacía digna de celebrarse, donde este muchacho se ve desplazado de esa luz y confort para no saber a dónde pertenecer. De ahí que decidimos este título después de pasar por varias opciones que no nos gustaron”, explicó.

Ahí, Rodrigo resalta la importancia de la fotografía de María Sarasvasti Herrera. “La propuesta visual era algo similar a esa ironía. Queríamos mostrar cómo ese blanco de verano se va perdiendo. De repente las sombras van tomando parte en la vida que estaba llena de color de Rodrigo. Todo eso estaba ya planeado”, afirmó el director.

El ROL DE LA FIGURA MATERNA

El retrato de la figura materna en México, con una evidente ausencia del padre en un gran porcentaje de las familias en nuestro territorio es algo de lo que la producción se sujeta, al menos inicialmente, ya sea con efecto de crítica o mera coincidencia del guion:

“Esto es una de las partes biográficas que comparto con la película, al ser criado por una madre soltera, con personajes muy alejados de lo que éramos mi madre y yo. Al final, el cine que intento hacer, parte más de los personajes que de los temas, es decir, me interesa crear figuras con complejidad que sean conducidos por pasiones realistas, colocándolos en una situación de conflicto, y dejando que sean ellos los que conduzcan la trama a través de sus acciones y las consecuencias de las mismas” argumentó Patterson sobre las bases narrativas de su trabajo.

A propósito de este tema, Sophie nos habló de su papel como Valeria: “La película habla de la relación codependiente que puede llegar a existir entre una madre y un hijo, sobre todo cuando ella es soltera. Muchas veces hablamos de ello y pensamos poco en que tanto los padres y las madres son las que dependen más de los hijos y no al revés”, comentó. 

“La cinta lleva a reflexionar sobre esto, preguntarnos qué tan bien acomodados tenemos nuestros valores y cubiertas las necesidades psicoemocionales en diferentes frentes y no puestas todas en una sola persona. Siempre hablamos de que no debemos depender de otros para lograr esa satisfacción interna pero en realidad los seres humanos no podemos dejar de ser humanos y definitivamente necesitamos de los demás. pero una sola no va a cubrir todas esas necesidades que tenemos”, añadió.

Ahondando más en el rol de esta madre abnegada y sobreprotectora, Alexander-Katz explicó más a fondo esta dinámica y las cuestiones que la misma levanta: “Valeria es una madre completamente recargada en su hijo que te deja pensando qué tanto realmente ella quisiera o no meter a un tercer elemento en esta familia que está conformada por dos personas”, mencionó.

“Para el niño, cuando los lazos son tan cerrados, como una especie de dueto que tiene su manera de vivir, sus costumbres y dinámicas, cuando meten a un tercer elemento siempre van a pasar cosas y resulta en un evento traumático donde pueden suceder cosas positivas o negativas. La película ofrece esa perspectiva, esa tensión en la que las dinámicas cambian y nos mantienen en el borde del asiento para saber si esta versión tripartita de la familia puede funcionar o no”, agregó.

Al final, al ver a su personaje más cercano a la edad de Rodrigo que a la propia, Sophie se cuestiona, “¿hasta cuándo dejas de adolecer?”.

ALGUNAS REFLEXIONES

Algo que también destacó en esta charla fue la capacidad de desarrollar personajes que están rotos por dentro y cómo eso va derivando en otros puntos. “Me parece maravilloso de esta película que ves a los personajes trabajar desde sus fracturas emocionales. Todos buscamos ser la mejor versión de nosotros mismos pero en realidad lo que nos acaba pasando es que trabajamos e interactuamos desde nuestros errores y rupturas. Todos tenemos esa cajita guardada de necesidades no cubiertas a nivel emocional, no existe la perfección aunque constantemente aspiremos a ello pero al parecer eso no existe ni siquiera en la naturaleza”, enfatizó.

Finalmente, Rodrigo reflexiona sobre los obstáculos derivados de sacar a la luz una ópera prima en México, llevando a crear algo que quizás no estaba pensado así de inicio, debido a las limitantes económicas o de recursos a las cuales se puede enfrentar una producción:

“Tuve una libertad creativa completa, obviamente con ciertas limitaciones de presupuesto, para realizar la cinta. Creo que, al final, lo que este trabajo pondera es una libertad de cine autoral. Nos ayudó mucho el hecho de tener pocos personajes y locaciones reducidas, para optimizar los recursos” concluyó el realizador.

NOMINACIONES AL ARIEL: 1

Mejor Revelación Actoral: Adrián Ross

PROYECCIÓN INTERNACIONAL

Selección Oficial del Festival de Sundance

Selección Oficial del Festival de Morelia

Selección Oficial del Festival de Málaga (Mejor Película Iberoamericana, Guión y Actor secundario)

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