Escenario

‘No quiero ser polvo’: De la confianza y el abuso a la fe y la redención

CORTE Y QUEDA. El más reciente filme de Iván Löwenberg inaugura los estrenos mexicanos en este 2024

Mujer sosteniendo una antorcha en la oscuridad
Fotograma de 'No quiero ser polvo'. Fotograma de 'No quiero ser polvo'. (CORTESIA)

La necesidad de creer en algo puede llevar a la gente a involucrarse con grupos, sectas, que lo único buscan es estafarles, manipularles haciéndoles creer que la realidad en la que se encuentran es una mentira y ellos poseen la información verídica de lo que vendrá, esa es la situación en la que se encuentra Bego, un ama de casa madura, ignorada por su marido y su hijo, quien al involucrarse con una de estas sectas recibe la noticia de que el mundo enfrentará tres días de oscuridad absoluta, llevándole a una cruzada con su gente cercana para convencerles de ello.

Esa es la premisa de la cinta No quiero ser polvo, el largometraje más reciente de Iván Löwenberg, cinta que transita entre el drama, la sátira y la ciencia ficción, convirtiéndose en una de las mejores cintas mexicanas de este último género al lograr retratar los temores de la sociedad mientras se instala en ese campo.

Iván Löwenberg se ha destacado por una extraordinaria mano para narrar historias con personajes femeninos fuertes y, ahora no es la excepción, además tiene la capacidad de llevar a pantalla una historia que es muy cercana a él, a principios de la década de 1990 sus padres se involucraron en un acto parecido, siendo su madre la que más activa la que participó para convencer a sus cercanos.

Ahora, en No quiero ser polvo, Bego Saiz, madre del director, da vida a la protagonista, y el espectador no puede más que adorarle en pantalla, el sentir una extraña empatía con ella, el querer hacerle ver lo que todos estamos viendo, menos ella, quien ciega a sus ideas se aferra de una forma esclavizante. Pero el director no se contenta con llevar a la gente a entenderla, también le pide su revancha al final.

Löwenberg desarrolla una película que transita por la comedia, por el drama, por la ciencia ficción, todo de una forma natural, No quiero ser polvo es un trabajo que demuestra que no se necesitan impresionantes efectos especiales para que la ciencia ficción funcione, que lo importante es crear una atmósfera, el serle fiel a tu historia y personajes para lograrlo. El último tercio de la película podría tirar todo lo que hemos visto pero, en cambio, la eleva a niveles insospechados, transformando una historia sobre la confianza y el abuso, en un relato de fe y de redención.

No quiero ser polvo deja la sensación de que no todo está escrito, de que a pesar de lo incongruente de los discursos no todo puede darse por sentado, que muchas veces un acto de estafa puede descansar en algo que sobrepasa a los mismos que lo promueven. Que el cine puede ser un instrumento de redención y liberación, que un amanecer es mucho más que sólo un amanecer.

No quiero ser polvo es el primer estreno mexicano del 2024 y abre un panorama prometedor para las películas nacionales. Muy recomendable. La película ganó en FERATUM, Festival Internacional de Cine Fantástico las Alucardas a la Mejor Dirección y Mejor Película de Ficción en la Competencia Mexicano de Largometraje de Ficción.

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