Después de un arduo camino para hacerla realidad, gracias a Cinépolis Distribución llegó a las salas de cine El Poderoso Victoria, ópera prima de Raúl Ramón. En Crónica Escenario charlamos con el director de esta cinta de corte independiente que enaltece el ingenio mexicano en un relato basado en un hecho real para toda la familia que no fue fácil de concretar.
Ambientada en el año de 1936, esta aventura cuenta la historia de los habitantes La Esperanza, un humilde pueblo en medio del desierto que recibe la noticia del cierre de la mina, su principal fuente de ingresos y con ello la suspensión de la ruta ferroviaria, su única vía de comunicación con el resto de la civilización. Así, Durán, un joven maquinista deberá elegir entre renunciar a sus sueños y al amor de su vida o emprender la aventura de construir un tren de vapor con la ayuda de un inusual grupo de pobladores.
“Como cineasta, uno tiene la obligación de pensar en la audiencia. El hecho que sea independiente la película no es sinónimo ni de bajo presupuesto, ni de baja factura, ni de historia chafa, como suele ocurrir mucho con el cine mexicano que vemos en plataformas en donde dices cómo es que alguien invirtió en hacer esas cosas que no me interesan a nadie simplemente porque son incapaces de producir una emoción en ellos. Ese fue el primer gran compromiso que adquirimos al hacer El Poderoso Victoria, emocionar a la gente”, afirmó el director.
Para resaltar la calidad de la cinta y la importancia del gusto de la gente, Raúl confesó una anécdota muy curiosa. “La película tiene varias lecturas. Pueden entrar los niños a verla y se van a divertir. El otro día estaba en un festival de cine y llegaron tres niñas de 11 a 13 años corriendo y me preguntaron si era el director de la película. Les dije sí y me dijeron: ‘Nos gustó muchísimo’. Cosas así te hacen darte cuenta que el nivel de lectura está cubierto”, dijo. “Le ha gustado a todos los que la han vivido, y es que es padre ver cine mexicano así, algo bien hecho y diferente. Cuando me comentan esas cosas, lo tomo como un halago”.
“Siendo honestos, creo que El Poderoso… ya ha conquistado al público en los festivales que se ha presentado pero también le ha gustado a la crítica por igual. Eso es algo que me vuela la cabeza y es que, en una entrevista muy bonita la prensa comentó que el filme era como si los hermanos Coen dirigieran un remake de Fitzcarraldo. Te juro que cuando me hizo la pregunta, yo me quedé impactado. La verdad es que estoy como caminando a un metro del piso de lo contento que estoy y de las ganas que tengo de que más gente la vaya a ver en su estreno”, manifestó Román.
Y es que esta producción independiente de Vértigo Films resulta ser un ejemplo de los pocos riesgos que la industria toma en realidad. “No se toman y eso es lo que implica serlo, porque quiere decir que no estoy jugando con el dinero del Gobierno para hacer lo que se me dé la gana porque cuando se termine la película, pues a mí ya me pagaron. Cuando lo haces de esta forma, al ser independiente, adquieres el doble compromiso de que le tiene que gustar a la gente porque le tienes que pagar a aquellos que invirtieron dinero en la película y le tiene que gustar a la gente que va a pagar para recuperarlo”, mencionó reflexivo el director.
“Cada que uno hace una cinta lo más importante es que la gente no se quede indiferente, que se sienta identificada, que disfrute del humor de la película, que se den cuenta de que existe un cine mexicano así, tan diferente, diametralmente opuesto a la propuesta de cine nacional contemporáneo. Actualmente, ves un poster y piensas que vas a sufrir porque va a haber miseria, violación, narcos, violencia domestica, todo un coctel de masoquismo. Si bien en el cine mexicano hay películas importantes que tocan todos temas, es imposible que se pueda reducir a un solo género. Por eso optamos por hacer una película que fuera atractiva para la gran audiencia”, declaró convencido el mexicano.
Otro aspecto destacado de El Poderoso Victoria es la importancia que el ferrocarril adquiere en el relato, pieza importante de nuestra historia misma y del progreso que hemos tenido. “Lo hermoso de todo esto es que la comunidad de ferrocarrileros de todo el país está haciendo suya toda la película, nos han mandado una docena de reconocimientos de las asociaciones ferrocarrileras de todo el país. Eso me resulta muy emocionante. Incluso en EU, donde la proyectamos hace más de un mes, llegaron americanos con sus overoles, sus gorras de maquinistas a verla con una expectativa y nos felicitaron por el cuidado de la puesta en cámara, de esa realidad de los ferrocarriles de los 30”, mencionó.
Curiosamente, no existen tantas cintas nacionales que hablen de ello. “Estábamos haciendo un recuento de las películas mexicanas que hablan de la cultura ferrocarrilera. Contamos tres: El Tren Fantasma, que es la más antigua, El Viento Negro y El Poderoso Victoria es la tercera. Si sacamos cuentas, hace más de 70 años que nadie volteaba a ver todo lo que implica el ferrocarril en México, lo que fue y lo que eventualmente llegó antes de desaparecer”, meditó el realizador.
“Me parece que es un factor que nos juega mucho a favor. Nos queríamos distinguir, además de que siempre quise hacer una película inconfundiblemente mexicana, en el sentido de que si la ven los compañeros en la sala se van a voltear a ver entre ellos y sentirla, comprenderla. Tiene un humor, un código, que nos recuerda el cine que disfrutamos en familia, creo que esta película tiene esa virtud, que está diseñada y pensada para que les guste a todos. Es innegable que El Poderoso Victoria justamente recuerda a esas cintas del viejo cine mexicano”, complementó Raúl Ramón.
A pesar de ser de corte independiente, el equipo de trabajo y el ensamble que ayudaron a crear este relato es impecable. “Fue maravilloso. Fabiola, mi esposa, es una de las productoras y ella y yo dijimos que no queríamos divas, empezando por mí. Aquí no hay primera clase, aquí todos son parejos y el primero que salga con algún desplante le daríamos las gracias por estar presente en esta película. Todos, desde el chofer hasta el señor Damián Alcázar reaccionaron al unísono, fuimos en la misma dirección y no te puedo decir las noches tan divertidas que tuvimos después del rodaje, las cenas en plan vikingo en una mesa larguísima. Damián se sentaba junto con la chava del vestuario, Joaquín se sentaba junto con la chica de arte, éramos una gran familia y eso es realmente de lo que se trata todo esto. Se trata de que somos iguales, somos hermanos, somos mexicanos y tenemos que encontrar esa magia que tiene la película para hacer que todos queramos luchar contra lo imposible”, aseveró.
Hablar de las influencias para El Poderoso Victoria nos lleva a un viaje nostálgico donde hay cabida para Buster Keaton hasta el Coyote y el Correcaminos. Ante ello, Ramón nos explicó que eso ayuda a la universalidad del mensaje. “Hay referencias de cine italiano, de mucho cine mexicano, hay comedia más fina, una enfocada más a los adultos y sin embargo, hay mucha referencia como dijiste de Buster Keaton y el cine mudo. Como ejemplo está el personaje de Edgar Vivar, que durante la mitad de la película no dice ni una sola palabra y luego dice ‘Está bien…’ y está obligado a hablar como cuando Chaplin se aventó su discurso. Mucho de este cine era muy físico. A mi me importaba mucho que los personajes no me contaran la historia, sino verla desenvolverse frente a mis ojos”, afirmó el realizador y guionista del filme.
Uno de los mensajes que también aborda esta cinta de aventura mexicana es el de la unión e igualdad, algo que su director resaltó en la charla: “Los personajes hacen lo que hacen con las limitaciones físicas que tienen muchos y te das cuenta de que hay una línea muy bonita donde se exalta el respeto y la cooperación. Ese es el nivel de cultura que necesita este país y me parece que no se nos tiene que olvidar la solidaridad humana. Tristemente, parece que somos mexicanos sólo cuando hay temblor o cuando nos encontramos en el mundial corriendo en una calle porque quedamos 0 -0 y no nos han descalificado”.
Además, el mexicano no dudó en señalar un problema que enfrenta el cine nacional en sus producciones. “De mi parte existe la fuerte convicción de que está realmente muy desperdiciado. Tenemos muchas posibilidades de traer color a la pantalla, de traer historias frescas y me sorprende mucho ver la baja calidad de lo que se está subiendo a las plataformas. De repente existen unos diálogos que son realmente grotescos y resulta preocupante que las plataformas nos están contratando a todos, se me hace escandaloso. De mi parte, prefiero hacer cine independiente como lo hice y me gustó, me quedé muy cómodo haciéndolo así, con la libertad creativa, con toda esa ayuda de esta fantástica tribu de cineastas de fuera de la Ciudad de México, de Durango, de Jalisco, lo que hace que este filme sea un outsider”, expresó, rechazando el sentimiento centralista de hacer cine en el país.
Finalmente, Raúl se muestra orgulloso por llegar hasta la meta con su primer largometraje. “Es rarísimo que una ópera prima se estrene en mil salas y haya tenido estrenos a nivel mundial, la verdad es que estoy agradecido con los medios que me han apoyado tanto, no solo por voltear a ver mi humilde trabajo sino que nos han apoyado a publicar el mensaje y, de verdad, les agradezco mucho. Somos una tribu y todos estamos que no cabemos de la emoción de ver que finalmente se estrena a nivel nacional, nos hace felices que vamos a compartir nuestro trabajo. Y es que éste es el sueño de cualquier cineasta, que exista la película porque el estado natural de cualquier proyecto cinematográfico es que no exista, que sea un montón de hojas de papel engrapadas”.
“Llegar acá después de 10 años de trabajar el proyecto, de escribirlo, pasar por tres administraciones que no apoyan, fue definitivamente complicado. Al final, terminamos haciéndola de manera independiente, no está el logotipo de IMCINE, pero sí el del estado de Jalisco, que es un sello de calidad en el cine mexicano contemporáneo”, concluyó emocionado.
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